La cooperación mundial se ha estancado. Cómo reinventarla para una nueva era

El mundo se enfrenta a una serie de retos ambientales, económicos y de seguridad urgentes, y el tiempo corre en su contra.

La seguridad mundial está en crisis, con el mayor número de conflictos desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Hay también otros retos. El crecimiento mundial en 2025 se mantendrá estable, pero "decepcionante" a un ritmo del 3,2%. Sólo el 17% de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas van por buen camino. La salud y el bienestar están en la cuerda floja, y la tendencia de la esperanza de vida ajustada en función de la discapacidad empieza a estabilizarse tras los recientes avances. La transición energética hacia un futuro con cero emisiones netas sigue en sus primeras fases; en la mayoría de las áreas solo cerca del 10% de las tecnologías de bajas emisiones necesarias para 2050 se ha desplegado.

Todo esto ocurre mientras las empresas y los países se esfuerzan por aprovechar los beneficios potenciales – y mitigar los riesgos – de las tecnologías de vanguardia que deben remodelar las economías y las sociedades. La inteligencia artificial generativa tiene el potencial de agregar entre 2,6 y 4,4 billones de dólares anuales a la economía mundial, pero quedan preguntas sin respuestas sobre cómo compartir este beneficio de forma equitativa y evitar el uso malicioso de la tecnología.

Este desafiante contexto plantea una cuestión fundamental: ¿Qué forma de cooperación mundial se necesita para afrontar los retos de esta nueva era? El orden geopolítico no volverá – ni debe volver – al orden del pasado. Pero si queremos prosperar en esta nueva era, los Estados y las empresas deben encontrar nuevas formas de cooperar.

El segundo Barómetro de Cooperación Global, publicado anualmente por el Foro Económico Mundial y McKinsey & Company, pone al descubierto los desafíos y sugiere posibles vías para reforzar la cooperación. El barómetro mide los niveles de cooperación a partir de 41 indicadores en cinco pilares: Comercio y Capital; Clima y Naturaleza; Innovación y Tecnología; Salud y Bienestar; y Paz y Seguridad. Estos diferentes pilares pueden ayudar a los líderes a comprender mejor los retos de los distintos tipos de cooperación, seguir las tendencias y trazar un nuevo rumbo, elevando a las empresas y a la sociedad hacia formas nuevas y más sólidas de éxito cooperativo.

Según el Barómetro 2025, la cooperación global es superior a los niveles anteriores a la pandemia, pero se ha estancado en los últimos tres años. La estabilidad general oculta movimientos tanto al alza como a la baja en los distintos pilares y parámetros, a medida que se mueven las placas tectónicas del orden mundial.

El continuo deterioro de la paz y la seguridad global es un factor clave en el estancamiento del Barómetro en el último año. El aumento de los conflictos y el elevado número de desplazados forzosos han sido desafíos destacados y persistentes.

La cooperación en términos de comercio y capital también ha descendido ligeramente, siendo el descenso del comercio de bienes el que más ha contribuido, seguido tanto de la cuota de exportaciones de manufacturas como de la cuota de inversión extranjera directa de los países en desarrollo. Sin embargo, el Barómetro detecta un aumento general de los flujos de capital, servicios y personas.

Hay algunos signos positivos de que la agenda de cooperación está avanzando. En septiembre de 2024, la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) adoptó el ambicioso Pacto del Futuro, la culminación de nueve meses de negociaciones, diseñado para "sacar al multilateralismo del abismo", como declaró el Secretario General de la ONU, António Guterres.

La cooperación en torno al clima y el capital natural sigue siendo un punto brillante en los cinco pilares. Sin embargo, es necesario un progreso más amplio y acelerado para que el mundo cumpla sus objetivos medioambientales.

El Barómetro también constata que los resultados sanitarios, como la esperanza de vida, siguen mejorando tras la pandemia, aunque la asistencia transfronteriza está disminuyendo.

La digitalización de la economía mundial sigue impulsando una mayor cooperación en el pilar de la innovación y la tecnología, pero la fragmentación mundial de las tecnologías de vanguardia podría frenar el crecimiento de la productividad mundial.

Los líderes necesitan nuevos mecanismos para trabajar juntos en las prioridades clave, aunque discrepen en otras. Los últimos años sugieren que esto es posible, y hay fuertes signos de cooperación. Para avanzar, los líderes tendrán que abordar ante todo los retos urgentes de la seguridad global. También deben permanecer abiertos a nuevos enfoques de cooperación que puedan ofrecer las mayores posibilidades de aportar soluciones eficaces.

En la práctica, los líderes tendrán que ser oportunistas conscientes. Los gobiernos pueden crear nuevos diálogos y abrir líneas de comunicación, como parte de un esfuerzo por comprender las señales aunque puedan ir en contra de sus suposiciones o de su pensamiento convencional. Las empresas pueden reforzar sus conocimientos geopolíticos internos, poner en marcha mecanismos para leer las señales y capacitar a sus equipos para tomar decisiones, todo ello para despejar el camino hacia un crecimiento seguro y estable.

El mundo ha cambiado y sigue cambiando. Los mecanismos de cooperación deben cambiar con él. En todos los ámbitos, las organizaciones de los sectores público y privado tendrán que encontrar nuevas formas de trabajar con actores a los que pueden considerar competidores e incluso antagonistas.