Europa necesita adaptarse o se quedará atrás
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Europa debe alcanzar un punto medio entre la dependencia excesiva de aliados extranjeros y la autonomía total.
Image: REUTERS/Yves Herman/File Photo
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European Union
- Europa debe encontrar un punto intermedio entre la dependencia excesiva de aliados extranjeros y la autonomía total.
- La región debe mejorar sus capacidades de defensa dentro de la OTAN mientras refuerza su propia infraestructura, incluyendo en energía y tecnología.
- Este artículo fue publicado por primera vez en Politico, léelo aquí.
En medio de un panorama geopolítico y geoeconómico incierto, Europa se encuentra en una encrucijada.
El debate estratégico que se está llevando a cabo actualmente en muchas de las capitales del continente se centra principalmente en si continuar por el camino de la interdependencia con aliados extranjeros o forjar un nuevo camino hacia una mayor autonomía estratégica. Pero para estar verdaderamente segura hoy y mantenerse bien posicionada para el futuro, Europa debe optar por un punto intermedio.
Adoptar la interconexión cuando sea prudente y construir autonomía donde sea posible es una estrategia que se puede denominar "interdependencia estratégica".
Hoy en día, el desequilibrio del status quo estratégico se ha hecho más evidente en el ámbito de la seguridad. La guerra en Ucrania fue una llamada de atención que expuso la excesiva dependencia de Europa de la alianza transatlántica. Sin embargo, esto no significa que la Unión Europea (UE) deba priorizar la autonomía sobre las alianzas. La disuasión nuclear y las alianzas de defensa de Estados Unidos, como la OTAN, son indispensables, y Europa no puede dar por sentado este pacto defensivo.
Por ello, el bloque debe convertirse en un pilar más fuerte dentro de la OTAN, tanto por su propio interés como por el de sus aliados. Los compromisos tácticos con la alianza transatlántica deben ir acompañados de estructuras estratégicas europeas más sólidas. Una posible forma de lograrlo sería establecer un Consejo Europeo de Seguridad informal, compuesto por representantes del Consejo de la UE y de la Comisión Europea, para agilizar la coordinación en materia de defensa y permitir una acción rápida y decisiva.
Mientras tanto, en el ámbito energético, la dependencia de Europa del gas ruso puso en evidencia los riesgos de confiar en un único proveedor. Antes de la guerra en Ucrania, más del 40% de las importaciones europeas de gas natural provenían de Rusia, lo que generó una vulnerabilidad crítica. La UE ha respondido a la crisis diversificando sus importaciones de energía y aumentando significativamente su suministro de gas natural licuado. Sin embargo, aunque esta es una estrategia prudente a corto plazo, la resiliencia a largo plazo requiere que el continente sea más autosuficiente en fuentes verdes.
Esto significa que Europa debe mantener alianzas energéticas para cubrir sus necesidades inmediatas, pero también debe abordar su excesiva dependencia de fuentes externas para componentes verdes. En lugar de competir en tecnologías maduras, como los paneles solares, donde China controla más del 80% de la fabricación mundial, la UE debería centrarse en sectores donde pueda obtener una ventaja competitiva.
Campos emergentes como la tecnología de baterías, donde el liderazgo en innovación aún está en disputa, representan una oportunidad en este sentido. Además, para garantizar estabilidad en su transición verde, una Reserva de Materias Primas Críticas, similar a la Reserva Estratégica de Petróleo de Estados Unidos, podría servir como amortiguador ante disrupciones de la cadena de suministro.
En cuanto a la tecnología, Europa también está perdiendo terreno: el 80% de los proveedores de semiconductores están fuera del bloque, mientras que las empresas estadounidenses y chinas dominan la inteligencia artificial, la computación cuántica y los chips avanzados. Para revertir esta situación, la UE debe reformar su marco regulatorio, reduciendo la burocracia, eliminando barreras y estableciendo ventanillas únicas para simplificar el cumplimiento digital de las empresas.
La interdependencia estratégica es más que un marco de políticas, es una mentalidad, y los líderes europeos deben adoptarla si quieren afrontar el mundo tal como es, no como desearían que fuera.
”Además, mediante la introducción de herramientas de reducción de riesgos, como programas de garantía de préstamos que faciliten la inversión, el bloque debe garantizar que el capital fluya hacia industrias clave. Para ser claros, no se trata de una falta de dinero: la UE cuenta con un superávit anual en cuenta corriente del 2,5% de su producto interno bruto (PIB), que invierte en el extranjero.
Las alianzas con países de todo el mundo serán fundamentales, incluso en materia comercial, donde Europa debe adoptar una agenda activa. El mercado único de la UE, que representa el 15% del PIB global y 450 millones de consumidores, es su mayor ventaja económica, y Europa debería aprovecharlo para asegurar los recursos críticos que necesita para sus industrias digital y verde.
Lograr el equilibrio estratégico adecuado también requerirá capital humano. El reloj demográfico de Europa avanza y, para 2050, la población en edad de trabajar del bloque se reducirá en un 20%, con países como Alemania enfrentando un déficit de 7 millones de trabajadores para 2035. Por ello, las políticas migratorias deben ser estratégicas y ajustarse mejor a las necesidades del mercado laboral. El apoyo público dependerá de replantear la migración como una oportunidad: un motor de innovación, renovación del mercado laboral y crecimiento sostenible para las economías envejecidas de Europa.
La interdependencia estratégica es más que un marco de políticas, es una mentalidad, y los líderes europeos deben adoptarla si quieren afrontar el mundo tal como es, no como desearían que fuera. Invirtiendo en defensa, acelerando la transición verde, fomentando la innovación, profundizando los lazos comerciales globales y reformando las políticas migratorias, pueden asegurar el lugar de Europa como líder global. De lo contrario, el bloque corre el riesgo de fragmentarse y estancarse, quedando relegado en las rivalidades entre grandes potencias.
La elección es clara: adaptarse o quedarse atrás.
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