Aumentar la inversión en Estados frágiles puede ayudar a alcanzar los ODS

Con la desigualdad en aumento y la crisis climática haciendo estragos en nuestro planeta, se acaba el tiempo para cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU.

Creemos en un mundo en el que, para 2050, más de 9000 millones de personas vivan dentro de los límites del planeta. Por eso, el año pasado, para maximizar nuestro impacto en los ODS, financiando al sector privado en mercados y economías emergentes, anunciamos nuestra estrategia actualizada para 2030: Pioneer, Develop, Scale.

Instituciones como las de financiación del desarrollo (IFD) tienen que cumplir mandatos difíciles: tenemos que aprovechar el apoyo de los sectores público y privado para contribuir al desarrollo sostenible a largo plazo, garantizando al mismo tiempo la rentabilidad. Aunque disponemos de muchos instrumentos de inversión de eficacia probada, como los bonos verdes o las sindicaciones, no es suficiente.

Para que el impacto sea realmente mayor, tenemos que dar un paso adelante en determinadas áreas. En 2030, los costes de adaptación al clima ascenderán a 300 000 millones de dólares. Para cumplir los ODS en 2030 y lograr una sociedad neta cero en 2050, se necesitan 2,6 billones de dólares. Está claro que es necesario aumentar la financiación antes de que sea demasiado tarde.

Aunque toda nuestra estrategia tiene como objetivo maximizar nuestro impacto en línea con los ODS, hay dos áreas clave que quiero destacar y que pretendemos intensificar de cara a 2030: la creación de mercados y la inversión en Estados frágiles y afectados por conflictos (FCS).

Un ajuste importante de nuestra estrategia es la intensificación de nuestro enfoque en la creación de mercados: convertir las oportunidades no financiables en proyectos financiables. Sin suficientes oportunidades financiables, las IFD y los financiadores comerciales no pueden apoyar suficientemente los ODS.

A través de la creación de mercados, las IFD pueden maximizar el impacto mediante el desarrollo tanto empresarial como del ecosistema. El primero se centra en hacer que las oportunidades individuales sean financiables, mientras que el segundo se centra en identificar determinados retos sistémicos del mercado para resolverlos en un horizonte temporal más largo.

A nivel práctico, en la COP27 anunciamos una inversión de 2,5 millones de dólares en Treevive a través de nuestro mecanismo de capacidad de desarrollo "Mobilising Finance for Forests". Esencialmente, se trata de una plataforma de desarrollo del carbono que apoya a los propietarios de proyectos con financiación y asistencia técnica, para que puedan acelerar el desarrollo de los activos de carbono de sus proyectos y atraer a inversores comerciales.

Además, recientemente hemos cerrado una inversión de 40 millones de dólares en el fondo Alcazar Energy Partners II, que destaca por centrarse en el desarrollo inicial de inversiones en energías renovables en Egipto, Jordania y la región MENA y ECA en general.

Ambos ejemplos tienen un objetivo final común. Están introduciendo nuevos modelos de negocio en el mercado o modelos de negocio existentes en nuevos mercados, salvando la brecha entre las ideas y la comercialización. De este modo, las IFD pueden poner a prueba, seguir desarrollando y ampliar proyectos, asegurándose de que sean rentables y tengan el máximo impacto (como hacemos a través del Fondo Holandés para el Clima y el Desarrollo).

También se puede lograr el máximo impacto invirtiendo en FCS, lo que enlaza con un tema que ya he mencionado: la desigualdad. Más de la mitad de los pobres del mundo viven en contextos frágiles, y aunque los FCS representan un entorno operativo de alto riesgo (que requiere una gran experiencia por nuestra parte y por parte de socios bien informados), debemos estar a la altura de nuestro mandato en consonancia con el ODS 10: Reducir las desigualdades.

Por lo tanto, nuestra estrategia para 2030 se centra cada vez más en los FCS. A través de un mayor número de iniciativas, como las inversiones con perspectiva de género, pretendemos fomentar el crecimiento empresarial inclusivo allí donde más se necesita.

Una de las formas en que hemos ampliado el crecimiento de las empresas inclusivas es a través de nuestro innovador programa NASIRA. Aunque tiene un mandato más amplio en los países africanos, puede utilizarse con gran eficacia en los FCS. Establecido con la Comisión Europea (CE) e impulsado por Team Europe, se trata de un mecanismo de riesgo compartido que ofrece garantías de cartera para desbloquear los préstamos a segmentos desatendidos como los migrantes, las mujeres o los jóvenes empresarios.

Se centra en los riesgos percibidos y reales que surgen al proporcionar financiación a los empresarios que tienen un acceso limitado a ella, ayudando a las instituciones financieras locales a redirigir el flujo de dinero y a nivelar el terreno de juego ofreciendo a los segmentos a menudo excluidos igualdad de oportunidades para financiar y hacer crecer sus (micro)empresas.

A través de NASIRA, hemos podido apoyar a los no bancarizados de Palestina, un país joven con una de las tasas de desempleo más altas del mundo. Junto con la CE, la Delegación de la UE y la empresa microfinanciera palestina Vitas, proporcionamos una garantía de cartera de 10 millones de dólares para mejorar y ampliar el acceso financiero de las microempresas en Palestina.

Sin embargo, no sólo invertimos en FCS a través de programas como NASIRA; ya estamos probando estos enfoques en todos nuestros sectores clave.

Por ejemplo, ZiZ Energie. Se trata de una empresa eléctrica integrada verticalmente en Chad, un país sumido en la agitación política con una tasa de electrificación de apenas el 8,4%. Aportamos 4 millones de euros para construir dos minirredes y sistemas de almacenamiento de energía en baterías; en octubre de 2022, celebraron la inauguración de su primera metrogrid, un acontecimiento trascendental.

Entretanto, Yemen sufre una elevada inseguridad alimentaria y una de las peores tasas de malnutrición del mundo, lo que hace que su crisis humanitaria sea extremadamente frágil. Nos asociamos con la IFC para conceder un préstamo sindicado de 20 millones de dólares a HSA Yemen, uno de los proveedores de alimentos más importantes del país. A través de nuestra inversión en Yemen, esperamos satisfacer las necesidades cotidianas del pueblo yemení mediante productos básicos como la harina y la leche.

Estas tres operaciones ponen claramente de relieve el gran impacto que puede tener invertir en Estados frágiles. Pero aún no hemos alcanzado el nivel necesario, y no será fácil. Por eso nos proponemos desarrollar algunas pruebas de concepto exitosas como parte de nuestro enfoque de desarrollo del ecosistema y esperamos aumentar nuestro volumen de inversión en FCS. Pero una cosa es segura: no podemos hacerlo solos. No si queremos crecer de forma responsable.

A medida que aumentamos la cooperación en un mundo fragmentado, quiero hacer un llamamiento abierto a todos los que comparten nuestra visión de un futuro sostenible para todos, desde las IFD hasta las ONG, pasando por las OSC y todos los demás agentes públicos o privados. Logremos situaciones en las que todos ganemos: nosotros, nuestros clientes/socios, y las personas, la naturaleza y las generaciones futuras. Unan sus fuerzas a las nuestras para que podamos intensificar nuestras alianzas en pro de la acción colectiva. Porque si hay algo que sé con certeza, es que ahora, es todo o nada. Así que démoslo todo.