Cómo pueden las empresas hacer frente a la contaminación por plásticos no reciclables

A medida que comprendemos mejor el impacto de los negocios, tanto en el medio ambiente como en las comunidades, las empresas están llamadas a tomar las medidas adecuadas por su impacto directo e indirecto en el planeta.

Las grandes empresas son enormemente responsables del rápido ritmo de consumo de plástico y de la generación de residuos. También pueden aportar la solución para limpiar el medio ambiente y, al mismo tiempo, exigir justicia social.

La verdadera responsabilidad social de las empresas requiere acciones más allá de las apariencias. Las empresas deben reflexionar sobre todo, desde su cadena de suministro y el abastecimiento de materias primas hasta la forma en que se eliminan sus productos. Esto requiere una atención constante y cambios masivos en las prácticas actuales.

Aunque los expertos en sostenibilidad coinciden en que todas las partes interesadas deben responsabilizarse de su papel en el cambio climático y los problemas sociales, las empresas son las que más impacto tienen en el medio ambiente, por lo que tienen la mayor responsabilidad.

La contaminación por plásticos se filtra en los océanos sobre todo por la mala gestión de los residuos y la falta de capacidad de reciclaje. También se debe a las estructuras de mercado y a la responsabilidad selectiva.

Los materiales reciclados se están convirtiendo en un requisito estándar en muchas industrias, y algunas empresas declaran objetivos ambiciosos de 50-100% de material reciclado para todos sus productos. Mientras que los recicladores informales recogen materiales reciclables de alto valor, como las botellas de plástico PET, no se recoge el plástico no reciclable de bajo valor de la misma fuente. Esto sigue contaminando los océanos y afectando a las comunidades costeras. La falta de valor debido a la demanda del mercado, crea un problema mayor sin que nadie asuma la responsabilidad - esto se llama a menudo "plástico huérfano".

Dada su influencia en el mercado, las empresas que deciden centrarse únicamente en apoyar la recogida y el reciclaje de plásticos de valor, están creando un desequilibrio en el sistema. Mientras tanto, los residuos de plástico de bajo valor (en su mayoría de un solo uso) posteriores al consumo quedan sin reciclar. Esto provoca enormes problemas medioambientales en las comunidades vulnerables en las que la gestión de residuos es casi inexistente. Desgraciadamente, mientras se recogen las botellas de plástico reciclables, se abandonan las bolsas de plástico, la espuma de poliestireno, las redes de pesca, la ropa y el calzado.

Carbon Majors descubrió que solo 100 empresas energéticas son responsables del 70% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. Si bien esto destaca sólo una industria, muchas otras industrias contribuyen al problema del clima. También debemos mirar más allá del impacto social y medioambiental directo de una empresa. Cuando examinamos la huella medioambiental de un solo producto, debemos considerar su impacto a lo largo de toda su vida, desde la extracción hasta su eliminación. Al hacerlo, nos daremos cuenta de que una sola empresa tiene un impacto mucho mayor de lo que creíamos hasta ahora.

Aquellos que tienen más poder para efectuar el cambio pueden hacerlo de forma ética. No sólo es lo moralmente correcto, sino que también es esencial para el crecimiento y el éxito futuro de una empresa. Una de las formas en que las empresas pueden actuar éticamente es a través de la responsabilidad social corporativa (RSC).

Las expectativas de la sociedad respecto a las empresas han cambiado en los últimos años. La RSC es cuando una empresa va más allá de sus políticas y prácticas operativas, de forma voluntaria, para responsabilizarse de su impacto. Un buen programa de RSE garantiza una huella medioambiental lo más reducida posible. También garantiza el trato ético de todas las personas a las que afecta.

Inspirándose a menudo en las Acciones Empresariales de Impacto de los ODS, una empresa debe comprender los efectos actuales y futuros de su trabajo, integrar los objetivos en su propósito y alinear las operaciones para lograr un impacto óptimo. Garantizar un seguimiento y una evaluación adecuados es una parte vital para valorar el grado de impacto de los proyectos de RSE. En definitiva, estas acciones deben estar fundadas en la visión de la empresa de hacer el bien.

La RSE hace que las empresas sean más competitivas, demostrando que se preocupan por los trabajadores. Un estudio sobre la mano de obra de la generación del milenio mostró que el 64% de los millennials no aceptará un trabajo si la empresa no muestra responsabilidad corporativa. El 83% dijo que sería más leal a una empresa que le ayudara a contribuir en cuestiones sociales y medioambientales. Las estrategias de RSC son, por tanto, esenciales para tener una plantilla competitiva. Asimismo, la RSE muestra a los clientes que las empresas se preocupan, lo que en última instancia cultivará una base de clientes leales.

La RSE puede tener un enorme impacto positivo en el medio ambiente y en las personas que se ven afectadas por sus acciones. TOMS es un gran ejemplo no sólo de compromiso con las estrategias de RSC, sino de ajuste de sus estrategias si un enfoque inicial resulta problemático. Al principio, donaban un par de zapatos por cada par vendido. Esto dio lugar a más de 100 millones de zapatos donados. Sin embargo, cuando recibieron críticas de las ONG por esta estrategia de RSC bienintencionada, cambiaron a donar una parte de sus beneficios a campañas de base. Las normas sociales y medioambientales cambian a medida que comprendemos mejor nuestro impacto. Las empresas deben decidir cuál es la mejor manera de aplicar las estrategias de RSE dentro de sus modelos de negocio.

La naturaleza flexible de la RSE no significa que no haya estrategias incorrectas. Los modelos de RSE exitosos deben estar al día con las políticas sociales y medioambientales actuales. Deben tener en cuenta a todas las partes interesadas. Deben auditar periódicamente las cadenas de suministro y emprender acciones reales si se detectan fallos.

La producción de plástico y la generación de residuos son las principales preocupaciones de los grandes productores. Las estrategias de RSC o sostenibilidad deben tener en cuenta el impacto social y medioambiental de cada etapa de la vida de un producto. Esto incluye la gestión de los residuos que rodean al producto.

El plástico huérfano es una fuente importante de contaminación. No sólo no es reciclable, sino que a menudo acaba en vertederos mal gestionados, se quema o se abandona en la naturaleza. Esto podría dar lugar a fugas de toxinas que son peligrosas tanto para los seres humanos como para la vida silvestre.

El sistema de crédito de plástico certificado de TONTOTON permite a las empresas responsabilizarse de los plásticos huérfanos que rodean a sus productos. Mientras las empresas aumentan la cantidad de plástico reciclado en sus productos, también pueden hacerse cargo de los plásticos no reciclables. Una vez recogido el plástico, enviamos los residuos para que sean coprocesados en fábricas de cemento. Mediante este proceso, el plástico se convierte en energía y materias primas. Hasta ahora, el nuestro es el método más limpio y seguro para deshacerse de los residuos plásticos nocivos en grandes cantidades.

Los proyectos que se financian a través de nuestro sistema de créditos de plástico certificados benefician tanto al medio ambiente como a las comunidades en las que trabajamos. Hemos monetizado el plástico huérfano, proporcionando ingresos adicionales a los que trabajan con nosotros mientras limpian las zonas más vulnerables a los residuos plásticos mal gestionados. Nuestros recicladores comunitarios reciben formación, tienen equipos de protección personal, acceso a la sanidad y salarios competitivos.