Declaración del Alto Comisionado ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas sobre Ucrania
Grandi, de ACNUR, asiste a una conferencia de prensa en la ONU en Ginebra. Image: REUTERS/Denis Balibouse
- Declaración de Filippo Grandi, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, en la que reitera el llamado urgente a la protección de la infraestructura civil.
- Grandi expresa su gratitud a los gobiernos y ciudadanos de los países vecinos de Ucrania por acoger a los refugiados ucranianos, albergarlos y protegerlos.
- Califica a los trabajadores humanitarios de " valientes, ingeniosos y con experiencia".
Señor presidente,
Saludos desde Ginebra.
Hoy y en los últimos días, han escuchado que las organizaciones humanitarias de las Naciones Unidas, junto con las ONG socias, se están quedando en Ucrania. Permítanme empezar diciendo lo orgulloso que estoy de que hayamos tomado esta decisión, como lo hicimos en Afganistán hace unos meses.
Pero, naturalmente, como acabamos de oír, en este momento nuestros colegas en el terreno – como toda la población civil – están atrapados en este conflicto mortal. Muchos de ellos han sido reubicados y los ataques militares podrían obligarlos a desplazarse de nuevo. Sin embargo, siguen dándolo todo por brindar ayuda a las personas necesitadas cuando una pequeña oportunidad de relativa seguridad permite distribuir la ayuda humanitaria en colaboración con los socios, incluidas, en particular, las ONG nacionales, a menudo en circunstancias extremadamente peligrosas.
Sin embargo, sabemos que estamos atendiendo apenas una pequeñísima parte de las necesidades de los ucranianos, incluyendo un número desconocido de personas, pero seguramente muy alto, que se han visto obligadas a huir de sus hogares en los últimos días. La situación cambia tan rápidamente, y los niveles de riesgo son tan elevados a estas alturas, que es imposible para los trabajadores humanitarios distribuir de manera sistemática la ayuda que los ucranianos necesitan desesperadamente.
Por consiguiente, me hago eco del llamamiento urgente realizado por el Secretario General, y hace unos minutos por el Coordinador de Ayuda de Emergencia, entre otros: se deben proteger a los civiles y salvaguardar la infraestructura civil, y se debe permitir el acceso humanitario a quienes brindan ayuda a las personas afectadas por la guerra. No cumplir con eso agravaría los ya extraordinarios niveles de sufrimiento humano.
Señor Presidente,
Además de la grave situación en Ucrania, y como acaba de señalarlo Martin, cientos de miles de personas están buscando refugio en los países vecinos. Necesitan seguridad y protección, en primer lugar, pero también albergue, comida, instalaciones sanitarias y otra ayuda; y lo necesitan con urgencia.
Mientras hablamos, hay 520.000 refugiados de Ucrania en los países vecinos. Esta cifra ha ido aumentando exponencialmente, hora tras hora, literalmente, desde el jueves. He trabajado en crisis de refugiados durante casi 40 años y pocas veces he visto un éxodo de personas aumentar con esta increíble rapidez. Seguramente el mayor, en Europa, desde las guerras en los Balcanes. Más de 280.000 personas han huido a Polonia. Otras 94.000 a Hungría. Casi 40.000 se encuentran actualmente en Moldavia. 34.000 en Rumanía, 30.000 en Eslovaquia, y decenas de miles en otros países europeos. También sabemos que un número considerable se ha desplazado hacia la Federación Rusa.
Quiero elogiar a los gobiernos de los países de acogida por permitir el acceso de las personas refugiadas a sus territorios. El reto de admitir, registrar, satisfacer las necesidades y garantizar la protección de las personas que huyen es abrumador, pero hasta ahora se ha cumplido, aunque me preocupa seriamente el probable significativo aumento en el número de llegadas. Señor Presidente, puede que sólo estemos viendo el principio.
Así que mi mensaje de hoy es de agradecimiento a los gobiernos de los países vecinos de Ucrania, y también – a través de ellos – mi más sincero agradecimiento a los ciudadanos de esos países.
Ciudadanos comunes de Polonia, Hungría, Moldavia, Rumania, Eslovaquia y de otros países europeos han realizado actos extraordinarios de humanidad y bondad. Este es el instinto humanitario que tanto se necesita en tiempos de crisis. Insto a los gobiernos a seguir manteniendo abierto el acceso a sus territorios para todas las personas que huyen: para los ciudadanos ucranianos, por supuesto, pero también para los ciudadanos de terceros países que viven en Ucrania – personas que se encuentran en el país para trabajar y estudiar, y en algunos casos personas que están en Ucrania como refugiados –todos los cuales se ven ahora obligados a huir de la violencia de la misma forma. En esta coyuntura crítica no puede haber discriminación contra ninguna persona o grupo.
Soy consciente de que la Unión Europea, sus Estados miembros y otros gobiernos ya han proporcionado apoyo de manera bilateral a los países que acogen a los refugiados de Ucrania, y espero que este apoyo se mantenga. ACNUR, con sus socios de Naciones Unidas, y ONG nacionales e internacionales, tiene presencia en todos estos países y estamos ampliando nuestras operaciones. Animamos a los países de acogida a valerse de nuestro apoyo y asesoramiento experto para responder a la situación y cumplir con sus obligaciones internacionales.
Estamos apoyando y podemos hacer más en áreas como la protección y el registro, la organización de la capacidad de acogida, la provisión de ayuda de emergencia y asistencia en efectivo, y en la identificación y atención de las necesidades de las personas más vulnerables, muchas de ellas mujeres, niñas y niños, incluyendo una proporción creciente de niñez no acompañada y separada.
Señor presidente,
Lamento decir que a menos que haya, como señaló Martin, un cese inmediato del conflicto, la población ucraniana seguirá huyendo. Actualmente estimamos – repito: estimamos – hasta cuatro millones de personas refugiadas en los próximos días y semanas. Un aumento tan rápido supondría una enorme carga para los Estados receptores y, sin duda, pondría a prueba los sistemas de acogida y los recursos correspondientes. Al igual que a todos los países que acogen personas refugiadas en el mundo, no se les puede dejar solos ante esta responsabilidad.
Por ello, aplaudo el apoyo expresado por muchos Estados europeos en el Consejo de Justicia y Asuntos de Interior de la Unión Europea el día de ayer, para activar la Directiva de Protección Temporal para las personas que huyen de Ucrania. Si se activa, esto permitirá refugio inmediato y temporal en la Unión Europea. Asimismo, facilitaría el reparto de la responsabilidad de las personas que huyen de Ucrania entre los Estados europeos.
Como ha mencionado Martin, mañana lanzaremos el llamamiento humanitario de la ONU para Ucrania, para actividades tanto dentro como fuera del país. Ciudadanos y empresas de todo el mundo ya han ofrecido un extraordinario apoyo financiero a través de miles de donaciones – más de 40 millones de dólares (USD) solo a ACNUR, en un par de días – y confío en que los gobiernos harán lo mismo rápidamente. Las personas ucranianas – y los países que las acogen – no pueden esperar.
Por último, señor presidente, un recordatorio de que las personas refugiadas ucranianas – como todas las demás (y, por favor, no olvidemos la continua situación de las personas afganas, sirias, etíopes, rohingyas de Myanmar y muchas otras) – nunca quisieron ser refugiadas. Nunca quisieron verse forzadas a huir de sus hogares y todas esperan volver a su país lo antes posible.
Señor presidente,
Miembros del Consejo de Seguridad,
No es muy frecuente que tenga la oportunidad de informar al Consejo de Seguridad. Por lo tanto, permítanme aprovechar esta oportunidad para hacer eco de lo que expresé al Consejo la última vez que me invitaron, hace unos meses: los trabajadores humanitarios son valientes, ingeniosos y tienen experiencia, pero no pueden mantener el ritmo de los conflictos que crecen constantemente en número y magnitud en todo el mundo.
Me dirijo a ustedes mientras una sexta noche de angustia cae sobre Europa, impactada una vez más por la guerra, mientras millones de personas ucranianas inocentes están hacinadas en búnkeres, se apresuran a subir a trenes abarrotados y piensan ansiosamente sobre el futuro de sus hijas e hijos.
Permítanme decir – como antiguo trabajador humanitario – que la responsabilidad que tienen ustedes –de garantizar que, finalmente, la paz y la seguridad prevalezcan sobre las luchas de poder y los estrechos intereses nacionales – nunca ha sido tan urgente ni una tarea tan indispensable, como lo es esta noche.
Si ustedes fallan – si fallamos –, podría ser demasiado tarde para todos.
Gracias.
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