Esta es la odisea del Curiosity en Marte en su búsqueda de agua y vida
Image: REUTERS/NASA
El róver Curiosity llegó tarde a Marte. Sin embargo, en estos años ha dado muchas evidencias a los científicos de la NASA de que en el planeta rojo hubo agua en grandes cantidades y posiblemente vida microscópica.
El vehículo, del tamaño de un coche y de una tonelada de peso, tocó suelo marciano el 6 de agosto de 2012, dos años después de lo previsto. Un dato llamativo: su nombre salió de un concurso realizado en EE.UU. entre miles de estudiantes y que acabó ganando una estudiante de 12 años de Kansas.
Técnicamente denominado Mars Science Laboratory o MSL, el Curiosity partió con la misión de descubrir si en Marte (y por lo tanto en otro sitio del universo más allá de la Tierra) ha habido vida.
Pero más allá de esa cuestión casi metafísica, el róver, como sus antecesores, ha sido capaz de aportar mucha y valiosa información sobre el clima y la geología del planeta. En la mente de los gestores y científicos de la agencia espacial estadounidense está conocer a fondo el terreno para ver si es factible el envío de astronautas al planeta.
El aparato es parte de una misión que va a costar unos 2.000 millones de dólares. Y a estas alturas se puede decir que ya ha sido amortizado en términos científicos. De hecho, para 2020 está previsto que la Agencia Espacial Europea (ESA), que lleva orbitando el planeta 15 años, deposite en su superficie otro robot explorador.
En cualquier caso, el Curiosity sigue dando que hablar. En estos siete años se ha movido poco (solo algo más de 20 kilómetros), pero ha logrado analizar muchas muestras de materiales depositados en la superficie, y ha enviado innumerables fotografías de alta precisión de ella.
Hay que recordar que el Curiosity va provisto de multitud de cámaras de precisión, detectores de todo tipo, incluido uno de radioactividad, brazos mecánicos y material que lo convierten en una estación meteorológica avanzada.
El vehículo aterrizó en el cráter Gale, coronado en su centro por un imponente macizo (Mount Sharp), de 5.000 metros de altitud. En las primeras etapas ya encontró restos de agua dulce en el punto más bajo del cráter. Además, también halló restos de elementos como azufre, nitrógeno, hidrógeno, oxígeno, fósforo y carbono, que son esenciales para la vida.
Más tarde, se dirigió a la base de Mount Sharp porque es una zona con muchos estratos de roca que puede dar muchas pistas a los científicos en la Tierra. Allí encontró guijarros redondeados parecidos a los que hay en los ríos terrestres, lo que hace pensar en un pasado muy acuoso en Marte.
Una de las teorías más importantes a las que ha dado lugar el Curiosity es la de la existencia en Marte de una atmósfera que hace casi 4.000 millones de años empezó a desaparecer como efecto del viento solar. Ese episodio ‘dramático’ cambió para siempre la superficie del planeta. Marte pasó de ser un sitio húmedo y cálido a convertirse en el secarral desolado que el propio Curiosity tantas veces ha retratado y que era el escenario en la ficción de la película ‘Marte’ (‘The Martian’), dirigida por Ridley Scott y protagonizada por Matt Damon.
Durante su lento y meticuloso paseo marciano, el Curiosity ha logrado horadar la superficie del planeta más de una veintena de veces, a pesar de tener problemas con su equipamiento de excavación. En julio de este año, el róver mandó la foto de la roca Teal Bridge, compuesta de capas de sedimentos ondulados que pudo ser esculpida por el viento y por el agua.
PICOS DE METANO EN EL AIRE DE MARTE
En los últimos meses, el Curiosity ha vuelto a las portadas de los medios de todo el mundo porque ha detectado picos de metano en el aire marciano. En la Tierra este gas tiene un origen biológico que lo relaciona con el ganado o con zonas de humedales y arrozales. En Marte no se puede establecer todavía si el origen del gas es orgánico o inorgánico porque el Curiosity no lleva el instrumental de análisis que pueda hacer salir de dudas.
Sin embargo, el gas está en Marte en proporciones que suben y bajan de forma significativa. Los científicos de la NASA sospechan que en realidad el metano detectado por el róver se encuentra bajo la superficie, quizá en forma de hielo, y se libera cuando sube la temperatura. En todo caso, el Curiosity está dejando un mapa de la huella de metano que otras expediciones con sistemas de análisis y material de excavación más avanzados van a poder aprovechar. Pero ya serán otros los que sigan su trabajo.
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