¿Por qué la sociedad sin dinero en efectivo de Suecia ya no es una utopía?
Image: REUTERS/Edgar Su
El mercado sueco de pagos minoristas se está alejando rápidamente del uso de efectivo. El valor del efectivo en circulación se ha reducido a 1 % del PBI sueco. Este desarrollo plantea algunos temas cruciales en relación con rol del estado en el mercado de pagos.
Durante cientos de años, al público se le han ofrecido billetes y monedas del Banco Central. Si el efectivo dejara de funcionar, todos los individuos dependerían del sector privado para acceder al dinero y los métodos de pago. Sería un cambio histórico sin precedentes. Por lo tanto, el Banco Central de Suecia —el Riksbank— está investigando las posibles consecuencias de este cambio, incluida la manera de diseñar una moneda digital del Banco Central, llamada e-krona. Pero, ¿qué es exactamente la e-krona?
Empecemos por el principio. La legislación sueca permite que los comerciantes, restaurantes y otras empresas se nieguen a aceptar efectivo, por ejemplo, colocando un cartel en la entrada o en la caja. Junto con los bancos que dejan de ofrecer servicios de efectivo, el rechazo de efectivo es un fenómeno cada vez más generalizado. Por otra parte, los suecos en general están dispuestos a adaptarse a las nuevas tecnologías, por lo que las tarjetas están muy extendidas y la aplicación de pago instantáneo Swish ha sido descargada por más de la mitad de la población.
En Suecia, el valor de las transacciones en efectivo es solo del 1%.
Mediante la conexión de una cuenta bancaria de cualquier banco con un número de teléfono móvil, Swish se ha convertido en una manera popular de compartir la cuenta en un restaurante, repartir dinero para gastos a los niños, recaudar dinero en la oficina para un regalo de cumpleaños y abonar productos en mercados callejeros. La liquidación se lleva a cabo con la ayuda del sistema de liquidación bruta en tiempo real del Riksbank. Hasta “swish” se ha convertido en un verbo en el idioma sueco.
Si continúa la tendencia actual del uso de efectivo, dentro de unos pocos años los suecos podrían encontrarse en una situación en la que ya no se acepte el efectivo como medio de pago.
El desarrollo plantea algunos temas cruciales en relación con el rol del estado en el mercado de pagos. Durante cientos de años, al público se le han ofrecido billetes y monedas del Banco Central. Si el efectivo dejara de funcionar, todos los individuos dependerían del sector privado para acceder al dinero y los métodos de pago. Esto sería un cambio histórico sin precedentes. Noruega está presenciado una tendencia similar, y los dos bancos centrales están cooperando en esta área. En la eurozona, aún se utiliza el efectivo en gran medida. El valor de la cantidad de efectivo en circulación es equivalente al 10 % del PBI de la eurozona, en comparación con el equivalente sueco de solo el 1 %.
Desde hace algún tiempo, el Banco Central de Suecia ha estado analizando esta transición gradual de énfasis en nuestra economía; puede encontrar aquí nuestro informe más reciente.
En los próximos años, serán necesarias algunas decisiones difíciles. Una opción es no hacer nada, lo que significa aceptar que el público en general ya no tenga acceso al dinero del Banco Central. Este futuro implicaría un panorama diferente para el sector público. Sería necesario encontrar nuevas maneras de regular y supervisar el mercado de pagos para cumplir con el objetivo de tener un mercado de pagos seguro, eficaz e inclusivo.
Una segunda alternativa es la emisión de dinero del Banco Central en un formato digital, como complemento del efectivo y del dinero depositado en las cuentas bancarias. Llamamos al concepto “e-krona”, nombrado así por la moneda sueca, krona. La moneda digital emitida por el banco es una posibilidad nueva y poco explorada, pero genera un interés cada vez mayor en algunos bancos centrales.
El concepto básico para e-krona es el siguiente: sería digital y tendría una conversión 1 a 1 con una corona normal depositada en una cuenta en el Riksbank o almacenada localmente, por ejemplo, en una tarjeta o en la aplicación de un teléfono móvil.
Desde la perspectiva del individuo, e-krona se podría mantener en una forma basada en valores, como una tarjeta o una aplicación, o en una estructura basada en cuentas. Para la industria de pagos, el Riksbank proporcionaría una infraestructura para las operaciones con e-krona a las que los proveedores de servicios de pago se podrían conectar y en la que podrían crear servicios de pago para los usuarios finales.
Según el alcance y las opciones de diseño, las consecuencias podrían ser diferentes. Su impacto en el sistema financiero depende de qué tan grande sea la demanda de e-krona en distintas circunstancias. Otra cuestión clave es si devengará interés o no. Si e-krona ofrece un interés cero —lo cual hace que sea equivalente al dinero en efectivo en este sentido— podría tener efectos negativos para aplicar una política monetaria expansiva si las tasas de interés en la economía son bajas. Por otra parte, una e-krona con interés podría convertirse en una nueva herramienta política para el Banco Central.
En la actualidad, ya está disponible la tecnología para desarrollar una e-krona operativa. No depende de usar la tecnología de contabilidad distribuida y no debe confundirse con las criptomonedas.
El siguiente paso es desarrollar un prototipo que se podría emitir bajo el mandato legal vigente del Riksbank. Los conocimientos que podamos adquirir en el camino nos darán margen de acción en el futuro.
Durante cientos de años, los sectores público y privado han interactuado en temas relativos a cómo proporcionar dinero que funcione como una reserva de valor y como un medio eficaz de intercambio. Este año 2018, el Riksbank celebra su 350.° aniversario, y recuerda sus orígenes en la década de 1660, cuando se intercambiaron monedas de cobre voluminosas y pesadas por billetes de papel eficaces. Pero a medida que la tecnología mejora, las preferencias de las personas también cambian, en nuestro caso, se aleja del dinero en efectivo. Es por eso que estamos mirando hacia el futuro, para ver cómo podemos continuar ofreciendo a la sociedad un sistema de pago seguro y eficaz para el futuro.
Cecilia Skingsley es vicegobernadora, Banco Central de Suecia (Sveriges Riksbank).
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