La Dataconomics está cambiando la economía
Image: REUTERS/Mark Kauzlarich/File Photo
Si tuviera que votar por los dos artículos más populares, considerando como variable determinante el alcance que han tenido a nivel de los ejecutivos de diferentes empresas en el mundo, con referencia a los Datos y al Data Analytics, no tengo dudas que uno es el escrito por Thomas Davenport en octubre de 2012 “Data Scientist: The Sexiest Job of the 21st Century”, y el otro es el publicado por The Economist en mayo de 2017, “The world’s most valuable resource is no longer oil, but data”. Estos dos artículos han marcado la creencia popular en la necesidad de considerar a los datos como determinantes de ventaja competitiva en las empresas (y en la sociedad en su conjunto).
No hay ejecutivo que se precie de tal, que no reconozca que los datos son importantes para su compañía, y a la vez, que no quiera contratar a un Data Scientist (DS) para que le asegure, poco menos, una rentabilidad positiva, creciente y permanente en el largo, largo plazo. Encontrar a esos perfiles de DS es sumamente complejo, de hecho, aun no está del todo claro qué perfiles son exactamente, lo único que se sabe es que nadie estudió en pregrado “Científico de Datos”, y que las competencias son una combinación de matemáticas, estadística, software y algún conocimiento técnico relacionado con el área donde se están estudiando los datos. Esto ha generado una cantidad de problemas en las empresas, pero esto lo dejaré para otra columna.
Lo que me interesa destacar es el segundo artículo. El que dice que los datos son el nuevo petróleo. En realidad, el primer punto de diferencia entre uno y otro es que el primero es un bien escaso, y los problemas principalmente son de acceso al mismo, mientras el segundo es un bien abundante. Y los principales problemas radican en poder analizarlos y poder descubrir valor para cada negocio a través de ellos. Las empresas que están logrando gestionar esos datos, y pudiendo analizarlos en forma innovadora, son las que están marcando las reglas de juego de la economía.
Lo que tenemos claro a esta altura es que el surgimiento de estos nuevos bienes, determinantes del crecimiento de las compañías, y por ende de las economías, están cambiando las reglas del juego. Al menos en dos aspectos. El primero a nivel de lograr que los límites de las industrias casi desaparezcan. A modo de ejemplo, ¿Amazon en qué industria está? Lo vemos compitiendo con Microsoft por el liderazgo en el “business cloud” (AWS vs Azure), lo vemos compitiendo con Walmart en el sector retail, además de considerar que fue uno de los determinantes principales del cambio (y muerte) de varias librerías a nivel global.
El segundo son las características con las que las empresas deben innovar en el siglo XXI. Si bien la innovación existe desde que el hombre se cuestiona su entorno, las dos variables que determinan a la innovación se han modificado en sí mismas. Hoy las empresas deben lograr dos cosas a la vez, si a la vez, una es lanzar al mercado productos cada vez más rápido, y la otra es que estos productos deben ser cada vez más exitosos a nivel de rentabilidad (o facturación).
Hoy en varios sectores de venta masiva, si el producto en un trimestre, o a lo máximo un semestre, no tuvo éxito, muy difícilmente lo tenga. Si miramos cuanto tiempo demoraron las diferentes tecnologías o productos en alcanzar la masificación, vemos que los tiempos se acortan y las rentabilidades aumentan. Desde los 50 años del teléfono fijo, los 14 años de la PC, los 3 años del iPhone, los 9 meses de Twitter, los 35 días de Angry Birds, los 19 días de Pokemon Go, a los 25 millones de dólares de facturación en 25 días de lanzamiento de Fortnite (aun requiriendo invitación) de Epic Games.
Poder gestionar un bien abundante, poder innovar rápido, y que la innovación sea rentable en el muy corto plazo, son determinantes críticos para las empresas. Gestionar los datos es fundamental para que las empresas puedan, en el mejor de los casos, cambiar las reglas de juego en la economía, o en el peor de los casos, adaptarse rápidamente. Ahora, ¿todas las empresas están desarrollando una cultura de datos al interior de sus organizaciones?, ¿están optimizando la gestión de datos y extrayendo valor real de ellos?
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