Invertir en las personas para triunfar en la era de los robots
Image: REUTERS/Thomas Peter - RTX2PTOU
El futuro del trabajo es un tema cada vez más presente. El interés es creciente, a medida que constatamos cómo se intensifican algunas tendencias, como la automatización o la economía gig, de las que venimos hablando desde hace ya tres años en este mismo blog. Así que es de esperar que, este 2018, el futuro del trabajo sea un tema muy presente en las discusiones sobre mercados laborales y políticas públicas, también en América Latina y el Caribe. Para abordarlo, conviene no olvidar que, además de amenazas y desafíos mayúsculos, el futuro del trabajo nos brinda grandes oportunidades.
Muchas de las señales que recibimos nos indican que poco a poco nos estamos adentrando en una nueva era para el trabajo. La Cuarta Revolución Industrial, los increíbles avances que brinda la tecnología, están modificando los esquemas del trabajo tradicional. Por un lado, vemos cómo la automatización sigue ganando terreno, lo que hace que algunos trabajos (y sobre todo muchas tareas en numerosas ocupaciones) sean susceptibles de desaparecer.
El auge de la tecnología (robots, inteligencia artificial…) va a implicar que el mercado laboral demande habilidades más sofisticadas, que complementen a las máquinas. Aquí no solo me refiero a las socioemocionales (saber comunicarse, tener empatía, capacidad de trabajo en equipo y de liderazgo, etcétera), sino también a habilidades analíticas más complejas (saber aprender a aprender, tener capacidad de resolver problemas, tener habilidades de emprendimiento…).
El auge de la tecnología va a implicar que el mercado laboral demande habilidades más sofisticadas, tanto las socioemocionales como habilidades analíticas más complejas.
La otra gran tendencia es la de la economía gig. Empresas como Uber, Lyft o Cabify, plataformas como UpWork o Workana, se han introducido en el día a día de millones de personas en todo el mundo, también en nuestra región y los países deberán adaptarse a esta nueva realidad.
Así, vemos que las amenazas han sido, probablemente, las grandes protagonistas en el debate incipiente sobre el futuro del trabajo. Sin embargo, merece la pena observar este tema analizando las oportunidades que trae consigo. En el caso de América Latina y el Caribe, el rezago tecnológico (que en sí mismo es una mala noticia) da un margen de maniobra a los hacedores de políticas con el que quizá no cuentan en los países más desarrollados.
Para triunfar en la era de los robots, los países de América Latina y el Caribe necesitan invertir en su capital humano. Ahora bien, ¿cómo pasar de la teoría a la práctica? Posiblemente, el primer paso consista en observar la tecnología como la solución y no solo como el problema.
En el nuevo mercado laboral, en el que el ‘trabajo para toda la vida’ será la excepción, los trabajadores necesitarán redes de protección y apoyo para sus transiciones laborales. Por suerte, ya estamos viendo cómo surgen esfuerzos que buscan ofrecer a los buscadores de empleo mecanismos más rápidos y eficientes para acceder a las mejores vacantes. En Corea, por ejemplo, los servicios públicos de empleohan desarrollado sofisticadas digitales que permiten a un trabajador acceder a toda la oferta de vacantes desde su teléfono. En Bélgica, es posible incluso encontrar mentoría a través del celular. También desde el sector privado hay iniciativas interesantes. En Estados Unidos, por ejemplo, un exdirectivo de Tinder quiere trasladar al mercado laboral la fórmula exitosa de esta aplicación para encontrar pareja.
Ya estamos viendo cómo surgen esfuerzos que buscan ofrecer a los buscadores de empleo mecanismos más rápidos y eficientes para acceder a las mejores vacantes.
Los trabajadores necesitarán acompañamiento en sus transiciones laborales y también mecanismos que les permitan actualizar sus habilidades constantemente. El mundo del trabajo muta con rapidez y ello explica, por ejemplo, el auge de ofertas formativas como la de los nanocursos de Udacity. Los sistemas educativos que proporcionan conocimiento darán paso probablemente a sistemas que enseñen a aprender, combinando trabajo con aprendizaje a lo largo de la vida. En este sentido, es muy relevante los avances de empresas como Linkedin que están tratando de sacar partido al big data para conocer y anticipar las demandas de habilidades del sector productivo.
La tecnología también puede ser una aliada de la región para enfrentar el otro gran reto: repensar el Estado del Bienestar. La nueva realidad del trabajo y los cambios demográficos (América Latina y el Caribe pasará a ser una de las regiones del mundo más envejecidas) son un enorme reto para los actuales sistemas de seguridad social. Así, innovaciones como la aplicación AforeMóvil (con la que en México invitan a los jóvenes a ahorrar para su retiro) son toda una declaración de intenciones ante un futuro en el que, quizá más que nunca, necesitaremos soluciones imaginativas.
La mejor noticia de todas es que estamos a tiempo para prepararnos ante el futuro del trabajo. Con las políticas apropiadas y teniendo muy presente que la región todavía tiene grandes desafíos en materia laboral y de seguridad social, la región puede entrar con buen pie en el futuro del trabajo.
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