4 razones que explican la drástica caída de la delincuencia en Nueva York
Image: REUTERS/Mike Segar - RC12616116A0
Los tiroteos en Manhattan o los asaltos en Central Park son cada vez más cosa del pasado o de la ficción: Nueva York está en su mejor momento en décadas en cuanto a seguridad.
El fenómeno está corroborado por cifras: la ciudad más poblada de Estados Unidos tuvo 290 homicidios en 2017 según datos oficiales, la cifra más baja desde 1951, cuando comenzó a llevar registros comparables.
Si se miden con 2016, los asesinatos en Nueva York cayeron 13,5%, y si se equiparan con el nivel de población, la tasa de homicidios de 2017 fue de 3,4 cada 100.000 residentes, bien lejos de los 30,7 que hubo en 1990.
"Esa caída no la experimentó ninguna otra gran ciudad", dice a BBC Mundo Franklin Zimring, experto de la Universidad de California en Berkeley y autor del libro "La ciudad que se hizo segura: lecciones de Nueva York para el crimen urbano y su control".
Más aún, en esta metrópoli de 8,5 millones de habitantes también bajaron los tiroteos, los asaltos, los robos y los arrestos. Nueva York no es la pesadilla violenta que una vez leímos en la prensa, miramos en TV o vimos en películas".
Una excepción en este panorama fueron los reportes de violaciones, que aumentaron en 2017 respecto al año anterior, algo que la policía asocia con la oleada de denuncias de acoso sexual que envuelve a famosos en todo Estados Unidos.
"Nadie creía que fuera posible tener menos de 300 asesinatos", dijo el alcalde Bill de Blasio este mes, mientras el comisionado de policía James O'Neill afirmaba a su lado: "Nueva York no es la pesadilla violenta que una vez leímos en la prensa, miramos en TV o vimos en películas".
A la hora de interpretar este fenómeno, los especialistas esgrimen diferentes datos y teorías que a menudo discrepan entre sí.
Sin embargo, algunas explicaciones pueden ayudar a entender mejor esta drástica caída del crimen en Nueva York. Te mostramos cuatro:
Uno de los cambios que acompañó la mejora de la seguridad en Nueva York fue el incremento de al menos 35% en la cantidad de policías en la ciudad entre 1990 y 2000, cuando superó los 53.000 funcionarios según datos oficiales.
Se trató del mayor aumento numérico de policías que hubo en esa década en cualquier metrópoli de EE.UU. con más de 250.000 habitantes.
La diferencia fue más significativa en algunas áreas: el número de de policías de narcóticos creció más del doble en Nueva York esa década.
Tras los ataques del 11 de septiembre de 2001 en el World Trade Center, subió la cantidad de policías asignados a tareas de contraterrorismo en la ciudad y bajó el número de funcionarios dedicados a prevenir delitos callejeros.
Lo interesante, señala Zimring, es que incluso así Nueva York logró mantener en los años siguientes el valor agregado en su seguridad que ganó durante la década de 1990.
Claro que una mayor cantidad de policías en las calles está lejos de garantizar una baja del crimen. Pero en el caso de Nueva York, eso fue acompañado por un cambio clave a nivel tecnológico.
"Entraron sistemas computarizados para que el jefe de policía supiera dónde se desplegaban los policías, dónde se cometían los crímenes y qué impacto tenía el despliegue policial en las tasas de criminalidad", dice Zimring.
"Antes de tener esas computadoras, no se sabía dónde estaban los policías. ¡Podían estar comiendo rosquillas todo el tiempo!", agrega.
El sistema computarizado se denominó CompStat y fue implementado por la policía de Nueva York a partir de 1994 con tanto éxito que otras ciudades de EE.UU. siguieron el ejemplo, aunque con resultados disímiles.
A esto se sumaron otros cambios como la llegada de los teléfonos celulares primero e inteligentes después.
"La gente puede llamar a la policía de inmediato, puede grabar en video y hay más vigilancia en marcha", dice a BBC Mundo Eugene O'Donnell, un expolicía y exfiscal de Nueva York que actualmente es profesor en el John Jay College de justicia penal.
Recientemente la ciudad ha incorporado más tecnología para modernizar su fuerza policial, incluido un sistema denominado ShotSpotter para detectar disparos mediante sensores especiales.
Este es uno de los puntos que genera más controversia, incluso entre expertos: ¿cuál fue el cambio de estrategia policial que contribuyó a incrementar la seguridad de Nueva York?
Hay quienes asocian el fenómeno a la "tolerancia cero" o la "teoría de las ventanas rotas" que autoridades de la ciudad reivindicaron en el pasado, vigilando agresivamente violaciones menores de la ley para evitar crímenes más graves.
Sin embargo, otros niegan que éste sea el secreto detrás del declive de los delitos en Nueva York.
"No puedes reducir 83% la tasa de homicidios yendo a barrios marginales en declive; tienes que ir adonde están ocurriendo los homicidios. Y eso es exactamente lo que hicieron", asegura Zimring.
Añade que una de las estrategias policiales fue acabar con los mercados públicos de venta de drogas que había en diferentes puntos de la ciudad, donde la disputa violenta por controlar los mejores rincones contribuía al aumento de homicidios.
La venta de drogas al menudeo continuó, pero de forma más discreta y menos sangrienta.
Asimismo, la policía de Nueva York redujo considerablemente su política de "stop and frisk", es decir, registrar a transeúntes, después que la justicia determinara en 2013 que viola garantías constitucionales y discrimina contra latinos y negros, porque suelen ser más detenidos que los blancos.
Aunque esa táctica policial agresiva ha sido defendida por el presidente Donald Trump, sus críticos señalan que el crimen en Nueva York continuó a la baja tras aquel fallo judicial.
El alcalde de Blasio, un demócrata enfrentado al presidente, Donald Trump, ha puesto el énfasis en mejorar la confianza entre ciudadanía y policía, atribuyendo la caída en los delitos en Nueva York a la estrategia de perseguir a los grupos responsables por buena parte de los crímenes que se cometen.
Otra clave detrás de la mejora de la seguridad en Nueva York son los cambios que la ciudad ha tenido desde el punto de vista económico y social.
"La ciudad solía ser un lugar a evitar, la gente estaba huyendo, y ahora es uno de los bienes inmuebles más valiosos del mundo", dice el expolicía y exfiscal O'Donnell. "Vivir en Nueva York se ha vuelto un bien preciado".
La caída del crimen está muy relacionada a "factores de nivel macro", advierte a BBC Mundo James Austin, presidente del Instituto JFA, una organización que evalúa prácticas de justicia penal.
A su juicio, esos factores incluyen tasas de interés, inflación, desempleo o incluso de fertilidad femenina.
"Las mujeres están teniendo hijos más tarde, y están teniendo menos", señala Austin. Agrega que eso aumenta el control en el hogar y contribuye a un descenso significativo en los arrestos juveniles.
"Todos esos factores de nivel macro muestran tener un efecto supresor muy fuerte sobre la tasa de criminalidad", dice.
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