¿Dónde lanzo mi startup?
Image: REUTERS/Carlos Barria
En marketing, un viejo principio asevera que las tres claves del éxito para un negocio son las siguientes: la ubicación, la ubicación y la ubicación. Por este motivo, tenemos que pensar en dónde queremos desarrollar nuestro producto o servicio, dónde vamos a establecernos, dónde están nuestros proveedores y clientes, dónde podemos encontrar talento, conectar con profesionales ya experimentados o cómo podemos participar en una red que genera valor o a incubadoras especializadas en nuestra área de actividad para obtener un beneficio concreto.
Sea Berlín, Barcelona, Lisboa o Estambul, la decisión tiene que ser el resultado de una reflexión estratégica. Existen numerosos estudios sobre el desarrollo de la innovación en las ciudades y, por extensión geográfica, en las regiones. Éstos nos pueden ayudar a comprender cómo se desarrolla el negocio, qué áreas de especialización predominan o cómo se reciben las nuevas propuestas empresariales.
El informe Global Startup Ecosystem Report 2017, que publica Startup Genome, analiza las cualidades particulares de más de 50 regiones a través de los datos de 10.000 startups en ellas ubicadas. Estados Unidos lidera la clasificación con siete ciudades entre las primeras 20. Silicon Valley es la referencia, pero sus altos salarios, los costes fijos y la competencia desaconsejan instalarse allí para “vivir la aventura”. Silicon Valley requiere tener colchón financiero previo. Tanto Montreal y Toronto, al norte, como Sao Paulo, al sur, ofrecen condiciones muy interesantes porque dan acceso a los mercados anglosajones e hispanohablantes, forman parte de la comunidad global y tienen cada vez más capital inversor.
En Europa, Londres (¿qué pasará tras el Brexit?) y Estocolmo son ciudades cosmopolitas, que atraen talento emprendedor y tecnológico. Su fortaleza reside en la conectividad y en las condiciones de salida de los inversores, factor esencial en la captación de dinero en las rondas de financiación. Por último, destaca Singapur como puerto seguro para el desarrollo económico del eje Asia/Pacífico. Tiene acceso al crédito y los mercados financieros más innovadores; dispone de buenos servicios y estándares de vida alto; y sus infraestructuras son excelentes.
En la lista de 2015 se analizaba el emprendimiento femenino. Chicago lidera esta clasificación; el 30% de los nuevos negocios corresponden a mujeres. En Boston la cifra alcanza el 29%, mientras que en Silicon Valley ya cae hasta el 24%. Al otro lado del Atlántico, París, con el 21%, Tel Aviv, con el 20% y Londres con 18% están en lo más alto. Las mujeres en el ecosistema de Berlín, tan de moda, apenas representan el 9%.
El World Economic Forum denomina ecosistemas emprendedores a aquellos que consiguen reunir capital humano, acceso a la financiación y los mercados, entre otros factores. La organización se detiene en la cooperación pública y privada en el I+D+i, la atracción de talento a través de una red de universidades, escuelas de negocios y espacios abiertos para el emprendimiento, la especialización para que el tejido empresarial tenga capacidad para diferenciarse , así como las facilidades para el capital semilla.
European Start-up Initiative (ESI) publica un mapa dinámico con las principales ciudades europeas que captan empresas tecnológicas. Su listado sitúa el talento como el primer activo que busca un emprendedor de esta naturaleza, con una respuesta positiva del 71%. El segundo elemento es la pre-existencia de un ecosistema partidario de las iniciativas y las particularidades de las start-ups. Para el 69%, es esencial. Para el 51%, los costes de producción determinan la decisión, mientras que el acceso y los costes de capital representan el 44%. La recopilación de datos sugiere que Berlín es la mejor ciudad para lanzar un proyecto tecnológico, de acuerdo con la calidad percibida por los emprendedores europeos, seguida por Londres. Ambas son ciudades-región con infraestructuras sólidas, redes de educación superior y un ambiente favorable a la innovación y el cambio. La capital alemana supera a la inglesa porque los costes de establecimiento (¡y vida diaria!) son sensiblemente menores. En esta clasificación, Barcelona alcanza la cuarta posición. Destaca, por último, la moda de Lisboa, una ciudad con rentas y costes de producción bajos, con enorme talento tecnológico y buenas conexiones europeas y transatlánticas.
Y llegamos al final. La decisión de instalarse en una ciudad o bien en otra es estratégica, esto es, influye en la cuenta de resultados, conforma la hoja de ruta y afecta a los objetivos. En el capitalismo creativo, la ubicación se relaciona con las capacidades que se encuentran en un territorio, porque el acceso a la red digital lo damos por supuesto.
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