Cómo reducir el riesgo de deterioro cognitivo
La investigación sobre cómo podemos mantener nuestros cerebros saludables a medida que envejecemos ha cobrado impulso en los últimos años. Ahora hay un mayor enfoque en cómo podemos cambiar nuestra salud y estilo de vida para intentar prevenir la demencia. Estas son algunas de las cosas que la investigación ha demostrado que reducen el riesgo de deterioro cognitivo de las personas con la edad.
Nuestro estudio más reciente demuestra que tener más relaciones sexuales está asociado a una mejor función cognitiva.
Se reclutó a 28 hombres y 45 mujeres, de entre 50 y 83 años, para participar en nuestro estudio. Encontramos que los que tenían relaciones sexuales todas las semanas obtuvieron un promedio 2 % más alto en algunas pruebas cognitivas que los que tenían relaciones sexuales mensuales, y un 4 % más que quienes nunca tenían relaciones sexuales. Estos resultados se mostraron en pruebas de fluidez verbal (como nombrar tantos animales como sea posible en un minuto) y habilidades visoespaciales (dibujar objetos familiares de memoria o copiar imágenes complejas).
La asociación podría ser el resultado de los niveles elevados de intimidad y compañerismo inherentes a las relaciones sexuales (es decir, un mayor contacto social), o podría haber una explicación puramente biológica, donde los aumentos regulares en la excitación y la liberación de las hormonas relacionadas con el sexo (como la oxitocina y la dopamina) podrían afectar la función cerebral. Por supuesto, como con el eterno debate sobre naturaleza/crianza, nuestra respuesta podría estar en una combinación del impacto social y biológico de la actividad sexual.
Muchos estudios demuestran que dormir lo suficiente es importante para prevenir el deterioro cognitivo. Un estudio en personas sin problemas cognitivos de 65 años y más demostró que la siesta diurna estaba asociada con un menor riesgo de deterioro cognitivo a los dos y diez años de seguimiento. Por el contrario, la somnolencia diurna excesiva, y menos de seis horas y media de sueño por la noche estaban asociados con un mayor riesgo de deterioro cognitivo a los 10 años de seguimiento.
Un estudio más reciente demostró que tanto la mayor cantidad de horas de sueño como la mala calidad del sueño están asociadas con la pérdida de la memoria en hombres y mujeres mayores de 65 años. Estos estudios apoyan la recomendación de dormir alrededor de ocho horas por noche. Los trastornos del sueño en la edad adulta temprana se asocian con un mayor deterioro de la función cognitiva más adelante, lo que demuestra cómo el sueño puede afectar la salud del cerebro a lo largo de la vida.
Nuevos estudios muestran que una mayor participación en actividades sociales, mentales y físicas está vinculada a un menor deterioro cognitivo en los adultos mayores. Esta investigación muestra una relación "dosis-respuesta", en la que cuánto más actividades hacemos, más lento es el deterioro.
Los siguientes son buenos ejemplos de los tipos de actividades mentales, sociales y físicas que realizamos en los momentos de ocio y que son buenas para las funciones cerebrales:
● Mentales: palabras cruzadas, solitarios y juegos que ponen a prueba nuestros conocimientos, leer o incluso sumar en la cabeza el monto de las compras mientras camina por el supermercado.
● Sociales: visitar amigos y familiares, mantener conversaciones regulares por teléfono o por correo electrónico con otras personas, ir al cine o hacer algún trabajo voluntario.
● Físicas: dedicarse a la jardinería o a las tareas domésticas, caminar unos 30 minutos al día, o hacer ejercicios sentado o en una silla.
Los estudios han encontrado que las mujeres pueden tener un menor riesgo de deterioro cognitivo, simplemente debido a las actividades que eligen. No hay mucho que podamos hacer para cambiar nuestro género sin una cirugía drástica, por supuesto; pero podemos tomar conciencia de los estereotipos del género y de las expectativas que nos rodean y que pueden afectar las actividades que realizamos.
En un estudio en adultos australianos mayores, se observaron diferencias de género notables en las actividades de ocio en las que participaban las personas. Por ejemplo, las mujeres tenían más probabilidades de participar en actividades sociales, leer y hacer trabajos voluntarios, todas ellas conocidas por reducir el riesgo de deterioro cognitivo. La forma en que las culturas o las sociedades perciben el papel de los hombres y las mujeres puede afectar las expectativas de las personas en sí mismas y en los demás Si esto cambia el estilo de vida y las actividades de ocio en las que los hombres y las mujeres participan, bien podría tener un efecto en las capacidades cognitivas en la edad adulta.
Cuando se trata de hacer cosas para prevenir el deterioro cognitivo, nunca es demasiado pronto para empezar. Algunos estudios muestran que las intervenciones en adultos mayores tienen poco efecto, pero eso podría deberse a que los participantes ya están sufriendo un deterioro cognitivo. Los estudios que mapean la tasa de deterioro cognitivo en participantes mayores que aún no sufren de demencia o deterioro cognitivo, sin embargo, muestran resultados prometedores.
Todos experimentamos un deterioro cognitivo a medida que envejecemos. Este es un proceso natural y se produce a diferente velocidad en cada uno de nosotros, al igual que la disminución de las habilidades físicas. Pero es hora de que comencemos a abordar esto mucho antes y no esperar hasta llegar a la mediana edad o más. Es hora de que adoptemos una estrategia de por vida para mantener el cerebro sano a medida que envejecemos.
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