Desde diamantes de smog a luminarias de algas. Este hombre está diseñando un futuro más limpio, más verde, más brillante
Image: REUTERS
Daan Roosegaarde se adueñó del espectáculo en la Reunión anual de los nuevos campeones el año pasado en Tianjin con su “Proyecto Smog-Free”, una torre que succiona todo el aire contaminado, lo limpia y lo vuelve a liberar en parques y patios de juegos. Otro aspecto del proyecto hizo que el smog capturado se convirtiera en diamantes.
A Roosegaarde se le ocurrió la idea mientras contemplaba el horizonte contaminado de Beijing, y muchos de los diseños de los artistas holandeses e innovadores se han inspirado en el mundo natural y la relación entre las personas, la tecnología y el espacio.
Studio Roosegaarde, el laboratorio de diseño social que dirige cerca de Róterdam y Shanghái, también ha estudiado el uso de algas bioluminiscentes para iluminar nuestros caminos y vías fluviales, bicicletas que filtran la contaminación y dirigen una corriente de aire limpio hacia el ciclista, y autopistas que se cargan con luz solar y resplandecen a la noche.
Aquí, Roosegaarde nos muestra el progreso de algunos de sus trabajos más sorprendentes.
En esta misma época hace un par de años, usted creó un revuelo en China con su torre Smog Free, una especie de aspiradora que succiona la contaminación del aire en el exterior. ¿Qué novedades tiene de ese proyecto?
¡Hemos demostrado que funciona! Eso es muy importante.
Un equipo de la Universidad de Tecnología de Eindhoven mostró que la gente puede disfrutar de un aire significativamente más limpio en sus alrededores.
Para ser exactos: los investigadores descubrieron que a menos de 20 metros de una torre, respiran un 45 % menos de PM10, partículas de contaminación de menos de 10 micras y un 25 % menos PM2,5.
Ahora hemos logrado captar el interés de alcaldes de todo el mundo.
Esta semana, exhibiremos la torre Smog Free en Dalian, y estamos fabricando más torres en China. Estamos por lanzar el proyecto en la India.
La torre es ideal para iniciar una conversación que atraiga la atención; pero, ¿es también una solución práctica al problema de la contaminación?
Sí, la vemos como una solución local.
No considero que sea solo una manifestación artística, porque mi objetivo es hacer que la torre funcione a escala en los parques.
El proyecto muestra la belleza del aire limpio y la energía limpia. Pero el futuro ideal, obviamente, no es tener ciudades contaminadas y aire limpio en los parques. Sino ciudades que disfruten de aire limpio en todas partes.
Esto significa más inversiones en tecnología verde. Me gustaría que los gobiernos, las ONG y las universidades trataran la forma de poner en funcionamiento el proyecto Smog-Free.
A propósito, el proyecto Smog-Free no se trata solo de una torre.
Hacemos anillos Smog-Free mediante la compresión de smog filtrado por la torre, y por la compra de uno usted dona 1000 metros cuadrados de aire limpio.
Hemos invitado a académicos y otros investigadores que crean soluciones innovadoras para ciudades libres de smog a debatir el proyecto Smog-Free.
De la charla que tuvimos en el museo de arte contemporáneo M Woods en Beijing surgió la idea de bicicletas Smog-Free que inhalan el aire contaminado, lo limpian y dirigen una corriente de aire limpio hacia el ciclista.
Recientemente hemos lanzado este concepto, y ha captado mucha atención de los medios de comunicación. Esperamos encontrar un socio sólido que ayude a lograr un mayor desarrollo de este proyecto.
Otro proyecto que lanzará pronto es el de instalaciones de luz que usan algas bioluminiscentes. ¿Cómo surgió la idea?
Me gusta el buceo nocturno.
Cuando se apaga la linterna bajo el agua, se ven enjambres de algas bioluminiscentes.
Cuando se pasa entre ellas, responden al movimiento iluminándose como luciérnagas.
Por cierto, nadie sabe por qué hacen esto, ya sea para transmitir información, o para asustar a los depredadores, o es solo un epifenómeno.
Durante los últimos dos años, he estado trabajando con un equipo en la Universidad de Wageningen y Studio Roosegaarde para recolectar, nutrir y reproducir selectivamente estas algas.
Ahora tenemos, sin duda, las más brillantes del mundo.
Si agita un frasco con estas algas, se iluminan.
También hemos aumentado su longevidad y ya viven varios meses. Estamos planeando usarlas en capas de agua, de uno o dos centímetros de espesor, para que brillen cuando se interactúa con ellas.
El primer experimento se hará en noviembre en Afsluitdijk, el dique de 32 kilómetros que protege a los Países Bajos contra las inundaciones.
Como parte de la renovación del dique, el Ministerio de Infraestructura y Medio Ambiente de los Países Bajos nos pidió crear una instalación que utilice la luz de diversas maneras para hacer que la gente piense en cómo el dique protege al país del mar.
A lo largo del dique hay viejos búnkeres de hormigón de la época de la guerra. Allí mostraremos las algas bioluminiscentes.
¿Es esto, como la torre Smog-Free, un ejemplo de una manifestación artística que podría potencialmente tener aplicaciones prácticas a escala?
Queremos comenzar con una gran demostración, y el deseo por mejorar siempre está presente.
Puedo imaginar, por ejemplo, el uso de algas bioluminiscentes para iluminar los senderos para bicicletas en un bosque, donde no se quieren colocar luces LED invasivas.
Hay algo mágico en iluminar estos lugares oscuros con estos antiguos organismos, vivos y receptivos.
¿Qué nos enseña la naturaleza sobre el diseño y qué otros problemas en el mundo podríamos resolver inspirándonos en la naturaleza?
Recientemente estuve en Brasil viendo el trabajo de Luis Forti.
Él estudió colonias de hormigas vertiendo hormigón en hormigueros abandonados y luego excavando. Y descubrió un sistema increíblemente complejo y hermoso de logística, que incluye tubos de ventilación; en efecto, las hormigas han diseñado el aire acondicionado subterráneo. Esa sí es una ciudad inteligente.
Entonces, ¿qué principios podemos aprender de las hormigas para hacer nuestras propias ciudades más habitables?
Las hormigas se las arreglan para no tener atascos de tráfico, por ejemplo. Sus desechos se convierten en alimento para otros. ¿Podríamos entender cómo lo hacen, y transformar esos principios y copiarlos en nuestras propias ciudades?
O piense en la manera silenciosa en que vuela una lechuza.
¿Podría enseñarnos algo sobre la reducción de la contaminación acústica de los aviones?
Estas preguntas pueden sonar esotéricas, pero vale la pena hacerlas. La naturaleza no está solo para mirarla y sorprendernos, es una gran fuente potencial de conocimiento.
No hay escasez de tecnología o dinero en este mundo, pero a menudo hay escasez de imaginación.
Otra pregunta que usted se hace es cómo resolver el problema de los desechos espaciales. ¿Cómo llegó a interesarle ese problema?
Fue muy loco, soy un prisionero voluntario de mi imaginación, me obsesiono con las cosas.
Hace cuatro años, me inspiré viendo el smog de Beijing desde la ventana del hotel. Y mientras trabajaba en la torre Smog-Free, comencé a preguntarme si principios similares podrían funcionar para los desechos espaciales.
En este momento, los norteamericanos están rastreando 23 000 pedazos de desechos espaciales producidos por las colisiones entre satélites.
Cualquiera de ellos podría derribar otro satélite, creando más escombros y mayores posibilidades de nuevas colisiones, hasta que posiblemente lleguemos a un punto de inflexión en el que todos los satélites deban sacarse, no podamos lanzar naves espaciales a través de los escombros, y la humanidad se encuentre atrapada dentro de una capa de desechos espaciales.
Qué futuro les dejaríamos a nuestros hijos.
Todavía no tengo una respuesta, pero estoy disfrutando conversaciones con astronautas y compañías tecnológicas para pensar en posibles enfoques.
¿Esto lo hace por su propia iniciativa o es más bien algo en lo que un cliente le ha encargado pensar?
Alrededor del 60 % de lo que mi estudio hace es un encargo de alguien, un gobierno, una ciudad, un empresario, y un 40 % es nuestra propia iniciativa y usamos nuestro propio tiempo y dinero en desarrollar una idea y ver a dónde nos lleva.
Después de todo, hace cuatro años, nadie iba a llamar para decirme "nos gustaría que construyera una torre Smog-Free".
¿Qué piensa sobre el equilibrio en su trabajo entre resolver problemas, hacer arte y dirigir la atención de las personas a asuntos importantes?
Todo lo que hago tiene algo poético y algunos ingredientes pragmáticos.
Y el objetivo común es mejorar la vida, ya sea a corto plazo, proponiendo soluciones prácticas, o a más largo plazo, generando debates sobre diversos problemas.
En última instancia, el impacto viene no solo de abajo hacia arriba o de arriba hacia abajo, sino de lo que sucede cuando se encuentran en el medio.
Por eso es que valoro el Foro Económico Mundial, porque personas como yo pueden venir con propuestas y conectarse con los gobiernos. Juntos tenemos el poder de desarrollarnos y mejorar.
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