Criptomonedas: ¿qué son y por qué importan?
Image: REUTERS/Jim Urquhart
En las últimas semanas se ha registrado una explosión en el interés por las criptomonedas. Gracias a los altos retornos financieros del bitcoin y otras monedas digitales, este nuevo concepto ha ido ganando popularidad entre las comunidades de inversionistas, medios de comunicación, autoridades de gobierno, y población en general. De acuerdo con The Economist, quien hubiera invertido $1,000 dólares en bitcoins en 2010, ahora tendría $36 mdd. Más recientemente, quién hubiera invertido el 1o de marzo en la criptomoneda, habría duplicado su inversión en solo 80 días.
Además, diversos países latinoamericanos están poniendo especial énfasis en seguir estas criptomonedas, ya sea porque quieren saber qué está pasando, las quieren regular, o porque quieren entender qué beneficios pueden traer a la población. Por ejemplo, de acuerdo con el Foro Económico Mundial, el blockchain –la tecnología que sustenta las criptomonedas- puede ser clave para ayudar a las personas más pobres del mundo.
En este texto se buscará responder a las preguntas frecuentes que toda persona se hace al conocer sobre esta innovación, a saber: ¿Cuál es y por qué ha cobrado relevancia el valor de mercado de las criptomonedas? ¿Qué es el bitcoin? ¿Cómo se determina su valor y cómo se “imprime”? ¿Quién lo respalda? ¿Cuáles son los mitos alrededor del bitcoin? ¿En qué se parecen y diferencian las criptomonedas entre sí?
El valor total del mercado de criptomonedas, que al cierre de mayo estaba integrado por más de 700 monedas disponibles para transaccionar, llegó en su punto máximo a una capitalización de mercado cercana a los $90 mil mdd para cerrar finalmente en $80 mil mdd en los últimos días de mayo. Actualmente, esta cifra ha se encuentra rondando los $95 mil mdd.
En particular, bitcoin tiene actualmente una capitalización de mercado de más de $30 mmdd. Asimismo, el volumen de transacciones diarias de la criptomoneda ronda los 51 mil bitcoins, representando alrededor de $1,500 millones de dólares. Esto es un indicador de la alta liquidez y fácil transaccionalidad, lo cual lo coloca al bitcoin como la moneda digital más popular. Definitivamente el incremento en su valor y la cobertura que tiene en medios ha abonado para que aumente el interés sobre la misma.
Imagina que en vez de utilizar monedas y billetes, el dinero estuviera representado en piedras gigantes ancladas al piso. En lugar de mover las piedras, sólo se transfiere su propiedad y todos saben de quién son cuáles piedras. Esto hace difícil que se cometa fraude, ya que no podrías gastar las piedras de otros, no podrías usar la misma piedra dos veces, y tampoco podrías tallar una nueva piedra. Éste es el concepto de criptomoneda, pero a diferencia de las piedras ancladas, las criptomonedas sí pueden escalar para que más personas las usen.
Bitlicense, la primera licencia para monedas digitales en Estados Unidos emitida por el Estado de Nueva York define las criptomonedas como “cualquier tipo de unidad digital, creada u obtenida mediante el cálculo matemático, cuyo sistema está basado en internet y que se utiliza como un medio de cambio o una forma de valor digitalmente almacenado”.
Usando los principios de criptomoneda, podemos pasar a explicar qué características específicas tiene el bitcoin:
- Es una criptomoneda descentralizada, por lo que no existe una autoridad reguladora o gestora de la moneda. Por el contrario, existe un “libro mayor”, como los que usan los contadores, que registra todas las transacciones en el orden que se llevaron a cabo. Además, les pone una “estampa” con la hora a la que sucedieron.
- También hay una red que tiene acceso al “libro mayor”, llamado Blockchain. Así, en vez de que sólo haya una sola copia del registro, existe una red que permite que prácticamente todos tengan acceso al registro de transacciones. Cuando hay una transacción nueva, automáticamente todos reciben la actualización, por lo que no se puede gastar la misma moneda dos veces. Si intentas usarla más de una vez, toda la red se enteraría.
- No se puede falsificar la moneda, porque las unidades “se imprimen” a partir de problemas matemáticos complejos. Cada ciertos minutos, se crea un nuevo problema y las diferentes partes de la red tratan de solucionarlo; quienes resuelvan rápidamente el problema se llevarán bitcoins como “premio”. A este proceso de compilación se le llama “minería”. No hay forma de falsificar respuestas, fingir criptomonedas, o inventar problemas fuera de los tiempos marcados, lo cual limita el número de unidades existentes.
- La certificación de las transacciones la hacen personas conectadas a la red llamados “mineros” quienes prestan su infraestructura computacional para verificar la transacción con el incentivo de obtener la criptomoneda.
- Cuando una de las partes ya se hizo con una criptomoneda, su posesión está certificada y ya es de su completa propiedad, para ser depositada en una cartera digital, misma que puede ser guardada en su computadora o celular (como si guardara su dinero en el colchón) o en línea, en servidores de resguardo e intercambio de Bitcoins (como si los depositara en bóvedas de seguridad).
- Conforme pasa el tiempo, habrá más unidades digitales en el mercado, por lo que cada vez se empiezan a hacer más complicadas, matemáticamente hablando. Como también incrementó el número de participantes, existe un seguimiento exponencial a las transacciones. Actualmente la red de bitcoin tiene un poder computacional mayor a las 500 supercomputadoras más potentes combinadas. La única forma de introducir una operación falsa sería superar este poder computacional, por lo que cada día es más difícil hacer un fraude.
- Ya que hay más de 700 monedas digitales diferentes, se podría decir que hay un mismo número de libros mayores o Blockchains que registran toda la actividad del tipo o ecosistema de criptomonedas de las que guardan registro.
Bitcoin es una aplicación de la tecnología Blockchain, la cual permite a dos personas transferir valor de manera segura, inmediata, y permanente, de forma electrónica, sin la necesidad de que un tercero centralizado –en este caso un banco- lo certifique.
Esta nueva generación de criptomonedas resuelve el antiguo “problema del doble gasto”, que se refiere a que las monedas digitales podían ser generadas o gastadas más de una vez, dada su naturaleza digital. En el caso de Bitcoin, se resolvió la problemática utilizando la tecnología blockchain -para conservar el registro- y la criptografía -para verificar operaciones-.
Supongamos que una persona acude a una pizzería a comer. Al pagar con una tarjeta de débito, el dueño del negocio no sabe si la tarjeta tiene fondos o no. En ese caso, es como si el banco “revisara el libro de contabilidad” para a) certificar que la cuenta sí tiene fondos y b) evitar que ese dinero se gaste dos veces. Entonces el banco le dirá al dueño de la pizza que sí hay fondos y procederá a transferirlos.
En el caso de las criptomonedas, la posibilidad de que todas las partes vean la transacción hace que la validación sea conjunta, lo cual elimina al intermediario certificador. Interesantemente, el principio del Blockchain se puede usar no sólo para transacciones financieras, sino para verificar contratos, títulos de propiedades, votos, y hasta utilizarlo como sistema de liquidación en mercados de capital. Esto no sólo irrumpe en lo que hacen los banqueros, sino también en lo que hacen los notarios, certificadoras crediticias, institutos electorales, y cualquier tercero encargado de generar confianza entre dos partes.
El precio de los bitcoins está determinado por la oferta y la demanda. Cada bitcoin tiene adherido en su código una “clave” o “llave privada” que puede ser compartida para tomar u otorgar la posesión del mismo. En los inicios de esta criptomoneda, alguien que quisiera hacerse con bitcoins para transaccionar tenía que buscar personal o virtualmente a alguien interesado en vender/comprar.
La ineficiencia del proceso desencadenó la aparición de “exchanges” o mercados de criptomonedas, entre los que destacan Kraken, Coinbase, y Gemini, diferenciados en general porque manejan criptomonedas distintas.
Cabe destacar que conforme ha avanzado la emisión de bitcoins, ha ido aumentando el tiempo entre la expedición de uno y otro. Al día de hoy, la oferta total de bitcoins a nivel mundial es de 16.35 millones, la cual se encuentra limitada por código a 21 millones. Dicho código establece que se seguirán generando bitcoins hasta el año 2140.
Existe el rumor de que bitcoin es un mecanismo para financiar actividades ilícitas. Sin embargo, de acuerdo con un estudio realizado por académicos de Stanford, sólo el 1% de las actividades de la muestra seleccionada resultaron tener como objetivo actividades ilícitas. Es cierto que las transacciones públicas son anónimas, sin embargo, cada usuario (o wallet) tiene una llave pública con la cual se puede seguir las transacciones que se hacen. Si la compra se hace a través de un exchange maduro, la llave pública queda registrada a nombre de una persona de la cual se tienen sus datos.
Una prueba de fuego para las criptomonedas fue el “Silk Road”, un sitio de internet que funcionaba como mercado para la compra-venta de drogas, en el cual se usaban bitcoins para realizar pagos. Para dimensionar el caso, hay que contemplar las premisas del volumen de transacción y de la madurez de la tecnología. En primer orden, el volumen que se transaccionaba en el sitio era mínimo en comparación con el total de operaciones de la red de bitcoin. Es decir, la red se volvió sustituto de una diminuta fracción de todo el efectivo que se utiliza para el comercio de drogas.
En segundo lugar, la tecnología de bitcoin era naciente hacia 2013, y ha estado reforzada por sucesos como la regulación de las criptomonedas en países como Japón y Estados Unidos; por el compromiso de los diferentes mineros de bitcoin en hablar de la criptomoneda y fomentar las mejores prácticas; por el número de participantes en la red; así como por el desarrollo de lineamientos, algoritmos, y manuales de prevención para el lavado de dinero. Esto da claridad a la industria, y aunque genera costos adicionales para las empresas FinTech, los jugadores que cuentan con mayor robustez prefieren este escenario.
A partir de que se vulnerara la seguridad del exchange Mt. Gox y se robaran $460 mdd en bitcoin, muchos medios difundieron falsamente que el protocolo de bitcoin había sido vulnerado. Sin embargo, lo que fue vulnerado no fue el protocolo, sino el exchange. Esto es equiparable a que se vulnere la seguridad de un banco, lo cual no quiere decir que se haya vulnerado la seguridad del peso mexicano o del banco central.
Entonces, ¿Cómo funciona la seguridad de la red de bitcoin? La seguridad de la red depende del poder computacional que aportan los “mineros” que certifican transacciones. Es decir, si sólo existieran dos “mineros” con el mismo poder computacional y compitieran por certificar una transacción, entonces tendrían 50/50 de posibilidades de incidir en el resultado de ésta.
Si se quisiera “hackear” la red, se tendría que superar el poder computacional actual, lo cual es sumamente caro, y tomando en cuenta que probablemente el valor del bitcoin convergería a un valor cercano a cero, no existirían los incentivos para hacerlo. De hecho, el planteamiento original de bitcoin, publicado en 2008, calcula la probabilidad de que un atacante vulnerara la red compuesta por 50 usuarios o nodos “honestos” en menos de 0.1%. Hoy en día hay más de 7 mil nodos, por lo que la probabilidad tiende a cero.
La ciberseguridad es de las principales preocupaciones que hay sobre los exchanges de criptomonedas. Al igual que los bancos, las empresas de exchanges gastan millones de dólares en incrementar su seguridad. Asimismo, éste es un motivo más para que las autoridades regulen estas entidades financieras no tradicionales, ya que se podría promulgar un mandato para que las empresas cumplen con los requisitos mínimos de ciberseguridad.
Bitcoin inicialmente controlaba más del 90% de la capitalización de mercado de las criptomonedas. Al cierre de mayo, bitcoin tiene alrededor del 45%, seguido por Ethereum (26%), y Ripple (11%). Inclusive la transaccionalidad entre monedas virtuales ha crecido de manera vertiginosa, y hoy en día en exchanges relevantes como Poloniex, se convierte más de bitcoin a ethereum que de bitcoin a dólares.
Cada vez es más fácil crear nuevas criptomonedas (se crean 2 en promedio al día), por lo que no sólo hay diferenciación en el planteamiento del algoritmo, sino en el código, la oferta de tokens, y entre funciones. Por ejemplo Ethereum, que a diferencia bitcoin, es un código abierto sobre el cual se pueden construir otras aplicaciones que van desde contratos inteligentes a otras criptomonedas como el BAT. Un ejemplo sería la diferencia entre el bitcoin y el golem, que emanó de la búsqueda para crear un mercado donde se pueda comprar y vender poder computacional inutilizado a través esta criptomoneda.
Estamos en el amanecer de una tecnología que podría cambiar la forma en la que se genera confianza en la sociedad. Las criptomonedas están dando pasos serios y robustos para asentar de la forma más directa y con menos errores una tecnología que transformará las relaciones humanas. Por ello es crucial explicar este nuevo concepto y evitar que la región latinoamericana pierda la oportunidad de ser pionera en este tema tan relevante.
Felipe Vallejo Dabdoub es economista y abogado con maestría en políticas públicas por la Universidad de Harvard. Especialista en temas regulatorios de criptomonedas.
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