Por fin un gobierno hace un estudio serio sobre si la inmigración beneficia económicamente
Image: REUTERS/Darrin Zammit Lupi - RTS12YNM
El estudio en cuestión que da título a este análisis es el que el que ha elaborado el gobierno danés, que es ni más mi menos el país nórdico al que resulta más complicado acceder como inmigrante. Pueden leer la noticia completa sobre dicho estudio en este enlace de Bloomberg. Antes de nada, de cara a que puedan valorar correctamente los antecedentes del citado estudio, deben saber que el gobierno danés viene sufriendo una presión creciente por parte de los nacionalistas daneses.
Desde que el actual primer ministro del país nórdico tomó las riendas del Gobierno en situación de minoría, ha dependido de los apoyos parlamentarios del partido anti-inmigración danés. Ello le ha llevado a endurecer las políticas destinadas a refugiados y demandantes de asilo, además de reducir las prestaciones a los nuevos inmigrantes, y conceder permisos de residencia permanente sólo a solicitantes que ya tengan un trabajo y que hablen danés.
Como consecuencia de ello, la llegada de inmigrantes al país ha sufrido una contundente caída, lo que ha llevado al mercado laboral danés a acabar sufriendo tensiones crecientes. Actualmente se ha llegado a una situación que el gobierno danés ha considerado potencialmente dañina para la economía, por lo que encargó la elaboración de un estudio riguroso sobre los perjuicios o beneficios de la inmigración para las arcas fiscales del país, y que ha visto la luz hace unas semanas. Si bien pueden estar sujetas a condicionantes nacionales daneses que limiten su extensión a otros países, la verdad es que las conclusiones del estudio son (más que) dignas de consideración y de un análisis como el presente.
Como pueden leer en el enlace anterior, el mismo Ministerio de Finanzas danés que acaparó titulares por todo el mundo por confiscar sus pertenencias de valor a refugiados, ahora ha girado las tornas y ha pasado a defender que el país necesita más trabajadores extranjeros.
La principal conclusión que arroja el estudio es que los trabajos a tiempo completo, incluso los pertenecientes a las bandas salariales más bajas, son suficientes para convertir a un refugiado no cualificado en un contribuyente neto a las arcas de Hacienda. Como indica el artículo de Bloomberg, las autoridades de las finanzas del país nórdico han cifrado el punto de inflexión entre el coste económico y el contribuyente neto en un salario anual de 200.000 coronas danesas (algo menos de 30.000€). Este salario es fácilmente accesible para los trabajadores puesto que coincide con los ingresos que proporciona un trabajo de 40 horas semanales a razón del salario mínimo interprofesional de Dinamarca.
Otra conclusión importante del estudio es la referida a las distinciones entre inmigrantes occidentales o de otros orígenes. Los inmigrantes procedentes de países occidentales (europeos, estadounidenses o australianos) tienden a ser contribuyentes netos desde el principio, puesto que establecen su residencia en el país una vez que ya disponen de un puesto de trabajo. No ocurre así con los inmigrantes por motivos económicos o refugiados en busca de asilo que llevan huyendo de países en conflicto.
El artículo prosigue con las palabras del ministro de finanzas danés, que afirmó que "hablando claro, la inmigración de países occidentales contribuye a mejorar las finanzas públicas, mientras que la inmigración de otros países supone costes para el sistema. Pero no se trata de una cuestión de preferir un grupo u otro, sino de que hay que tratar de que todos los inmigrantes tengan trabajo". Según el ministro, si se equiparase la participación en el mercado laboral y en el nivel de cualificación de los inmigrantes con la de los daneses, las arcas públicas verían incrementos de ingresos del orden del montante anual de deuda soberana emitida por Dinamarca.
Un aspecto importante que se desprende del estudio de referencia es que, un factor determinante a la hora de computar si un grupo poblacional de inmigrantes es un contribuidor neto o un coste, viene determinado por el tiempo de permanencia en el país. Conforme los inmigrantes se integran en el mercado laboral del país, pasan a aportar flujos positivos a las arcas nacionales. Es un hecho que los refugiados requieren alojamiento, formación laboral, y clases de danés, lo cual supone costes añadidos.
Lo cierto es que el caso danés, al igual que la idiosincrasia particular de cualquier otro país, puede tener ciertos condicionantes nacionales que limiten el poder hacer extensivas estas conclusiones a otros países, pero veremos cómo la base es muy probablemente igual de concluyente para otros casos (al menos occidentales).
Lo primero sobre lo que hay que llamar la atención es sobre el hecho de que Dinamarca ha pasado a plantearse favorecer la inmigración una vez que su mercado laboral nacional ha cogido inercia, y ha pasado a necesitar más mano de obra. Este punto puede parecer obvio para algunos, pero les aseguro que para otros no lo es.
De hecho, la persona que me hizo el comentario que les apuntaba antes de que había que "abrir todas las fronteras porque cuantos más inmigrantes entrasen en España es mejor para la economía", una persona que por otro lado habitualmente pone de ejemplo de modelo socioeconómico a China, seguramente no sepa que el gigante asiático ha tomado hace unos pocos años unas decisiones similares a las de Dinamarca. Similares en el sentido de que China se ha visto en la necesidad de regular de alguna manera la creciente inmigración al país, algo poco legislado hasta hace unos años debido a que los flujos migratorios eran mayoritariamente hacia el exterior. Pero los tiempos cambian, China ha ganado momentum económico y se ha vuelto un país atractivo para cierto tipo de inmigración, lo cual se ha traducido en flujos (in)migratorios.
Como pueden leer en esta noticia del New York Times "China Wants to Attract More Foreigners (of a Certain Kind)", las autoridades del país asiático se han puesto manos a la obra, y han legislado la inmigración al país. Y lo han hecho obligando a las empresas nacionales a clasificar ellas mismas a sus trabajadores entre diferentes tipologías, dependiendo de su cualificación, y de las carencias del mercado laboral nacional de cada tipo de perfil de trabajador. Según la noticia anterior, el gobierno chino está centrándose en atraer inmigrantes especializados y/o con alto poder adquisitivo, en detrimento de los trabajadores menos cualificados, principalmente de países africanos.
Desconocemos si el gobierno chino posee algún informe interno que haya llegado a las mismas conclusiones que el Ministerio de Finanzas danés, pero el caso es que sus conclusiones van por el mismo camino: la inmigración netamente contribuyente a la economía nacional es la de más cualificación. Y en China no se andan con los reparos daneses de matizar que lo que hay que hacer es procurar un trabajo para todos los inmigrantes. La clasificación intensiva de la fuerza laboral extranjera, según el grado de necesidad de cada tipología que tiene el país, apunta en ese sentido. Hay voces en el gigante asiático que alertan de un potencial impacto en el mercado laboral con escasez de trabajadores, pero las autoridades han considerado que actualmente hay suficiente fuerza laboral nacional buscando trabajo.
Como les apuntaba antes, podemos ver cómo, de una forma u otra, más allá del debate ideológico y centrándose en el aspecto económico, otros países han llegado a las mismas conclusiones que Dinamarca, y han implementado políticas en el mismo sentido, aunque en el caso chino sean efectivamente tengan muchos menos reparos de otra índole.
Tras el análisis anterior parece que, lo que a un servidor le parecía evidente en los años 90, se ve refrendado ahora por estudios y políticas de algunas economías que parecen saber lo que hacen, o que al menos lo hacen con estudios serios y datos objetivos en la mano.
Sin entrar a valorar ni la cuantía ni la necesidad de ofrecer asilo a refugiados, lo cual ya entra en el plano de lo político, desde el punto de vista económico, podemos afirmar que la inmigración claramente beneficiosa en términos fiscales es aquella de mayor cualificación y que llega al país con el contrato ya bajo el brazo. Hay que tener en cuenta que el inmigrante que mayores costes supone para el sistema es aquel que no tiene trabajo.
En toda política de inmigración hay que tener en cuenta que el sistema educativo de un país puede ser ineficiente, o simplemente que sus efectos en la composición del mercado laboral tardan años en hacerse notar. Es por ello por lo que existe el riesgo cierto de que se produzcan fuertes tensiones en el mercado por ausencia de ciertos perfiles laborales, lo cual puede llevar a producir inflación salarial. Alguno se estará frotando las manos, pero esta inflación salarial es de "la mala", ya que no viene acompañada de una mejora de la productividad, y a la larga hace los salarios insostenibles en términos de competitividad nacional. Por ello una inmigración planificada y responsable es una válvula de escape necesaria para compensar las carencias de los mercados laborales nacionales y evitar futuras crisis.
Me gustaría hacer especial énfasis en el "planificada y responsable", puesto que el debate ideológico muchas veces se ofusca en este punto, y simplemente se enzarza en discusiones alejadas de la realidad y la sostenibilidad económica en su conjunto. Y por supuesto, el último punto, que no por pasado por alto es menos evidente, es que una política de inmigración no puede dejar de ser atractora de talento a nivel internacional, abriendo las puertas a las mentes brillantes, que siempre son pocas en cualquier socioeconomía. Si alguien tiene dudas al respecto, que hable con (casi) cualquier trabajador o empresario de mecas mundiales del empleo como Silicon Valley.
¿Cuál ha sido el problema pues para que haya costado décadas poder cerrar este debate con una conclusión fundamentada? El problema es todo un clásico de la naturaleza humana, por la que es difícil evitar dejarse llevar por la ideología y por las ideas preconcebidas. El color político muchas veces nos ofusca, y transforma los razonamientos en un objetivo más que en una herramienta para alcanzar la conclusión correcta. A veces, ni siquiera la realidad de las cifras permite alumbrar políticas sostenibles económicamente. Y lo que no es sostenible en términos económicos, ya sabemos que sólo puede llevar a acercar y magnificar la próxima crisis. Si alguno asume ese riesgo, al menos que no diga que no estaba avisado, y que no se pase luego de forma oportunista al bando del "ya se veía venir".
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