Así ha cambiado el sector del taxi gracias a la economía colaborativa
Image: REUTERS/Tyrone Siu
El sector del taxi está en plena fase de reestructuración pues se está enfrentando contra plataformas que ya están impulsando un cambio en el modelo de movilidad, conectando conductores y clientes, en el marco de una economía colaborativa.
La tensión entre el modelo de movilidad del siglo pasado y el modelo de movilidad de este siglo es patente, pues la nueva competencia no tiende a ser bien recibida por los sectores acomodados, como históricamente ha sido el taxi.
Incluso se llegan a extremos alarmantes pues hemos visto recientemente como nueve coches de la empresa de alquiler con conductor Cabify, fueron incendiados intencionadamente en Sevilla.
En las siguientes líneas vamos a descubrir cómo se ha estructurado el sector del taxi en los últimos años y qué ha supuesto la aparición de plataformas como Uber o Cabity.
Durante décadas, el sector del taxi ha vivido en régimen de oligopolio, fundamentado en las llamadas licencias que ha concedido la administración pública, para regular de manera directa la oferta del sector del taxi.
Esta manera de entender el mercado ha tenido históricamente dos agentes claramente beneficiados: La administración y el sector del taxi. La administración obtenía elevados ingresos mediante la concesión de licencias y como contrapartida se implantan barreras de entrada, por lo que el sector del taxi podía ofrecer un servicio a un precio más alto que si conviviera en un mercado en competencia.
Según los datos que ofrece el INE, en el ejercicio 2016, el número de taxis ascendía a 70.223, 286 vehículos menos frente al pasado ejercicio. Desde el punto de vista autonómico, la Comunidad de Madrid sería quién ostenta mayor número de vehículos (16.073), seguido por Cataluña (13.424) y Andalucía (9.938).
Como podemos ver en el gráfico, no ha habido históricamente una sustancial variación de los números de taxis. Esto se debe a que el lobby del taxi ha presionado para limitar las licencias. ¿Qué se conseguía con ello? No devaluar el precio de las licencias obtenidas por los taxistas y, a su vez, restringir la competencia... Un negocio redondo.
Paralelamente, la concesión de licencias implica fijar unos requisitos para determinar quién puede optar a ella. Ésto no sólo limita la oferta, sino que se determinan indirectamente los costes mediante cargas fiscales y demás condiciones para ser apto.
Asimismo, el sistema tarifario del taxi es algo complejo, pues dependerá de los días laborales, festivos, zonas, destinos determinados (aeropuertos, estaciones de tren y autobuses), y por último, las condiciones del tráfico existente.
Sin lugar a dudas el cambio en el sector del taxi lo lidera Uber, la idea de esta app nace con Travis Kalanick y Garrett Camp durante un viaje en París en el año 2008. Cuando llegaron, observaron serias dificultades para encontrar un taxi en un día de fuerte nevada. De esa experiencia nació la idea de conectar directamente conductores y clientes, pulsar una tecla del smartphone y tener el transporte en el punto en el que te encuentres.
El modelo de negocio de Uber es interesante, es una empresa de tecnología y su única función es conectar los conductores y pasajeros. Con ello, la empresa puede iniciar la andadura en nuevos mercados con facilidad y no tiene que preocuparse por la regulación "empleador-empleado" y las responsabilidades y obligaciones relacionadas.
Sin una relación empleador-empleado, Uber no está obligado a pagar impuestos de Seguridad Social, el seguro de desempleo y demás impuestos. Sobre este tema existe una gran discusión a nivel europeo pues Uber está tratando de convencer a la corte superior de la UE que es un servicio digital y no una empresa de transporte.
Uber ha molestado a las compañías de taxis regulares que han sufrido la disminución de ingresos con la crisis y el aumento de la competencia. Debido a que Uber no está regulada por las normas de concesión de licencias y de seguridad locales, a diferencia de los taxis regulares, algunas autoridades locales temen que nos encontremos ante una competencia desleal.
Mientras que algunos conductores están molestos por la aparición de este tipo de plataformas, otros aceptan la flexibilidad y la libertad que concede no ser un empleado. Los conductores de Uber pueden trabajar cuando quieren, por todas las horas que deseen y por menos de salario mínimo si así lo pretenden.
La plataforma Uber llegó a España en el año 2014, en medio de fuertes protestas en las principales ciudades del territorio. Sin embargo, debido a la demanda de la 'Asociación Madrileña del Taxi', se suspendió su actividad por competencia desleal.
Esto llevó a Uber a adoptar un cambio de estrategia, mediante Uber X, que ofrece a los pasajeros poner en contacto a los pasajeros con conductores autónomos o bien en posesión de una licencia VTC (autorizaciones de licencias de alquiler de vehículos con conductor). Gracias a ésto volvió al mercado a principios del 2016.
La app de Uber ofrece una estimación del coste del trayecto, y una vez finalizado, el pago se ejecuta vía online (debes dar tus datos de tu tarjeta cuando te das de alta en Uber) y puedes visualizar los datos del trayecto en el correspondiente el recibo.
Por su parte, también tenemos a Cabify, una app de origen español muy parecida a Uber que desde su nacimiento en 2011 se adaptó a la regulación de cada localidad en la que se extiende. Una de las diferencias frente a Uber tenemos una estimación en el precio a pagar, mientras que en Cabify nos ofrecen de antemano el precio final.
Para el taxi no queda otra, competir, competir y competir. De hecho, ya se han lanzado diferente apps como MyTaxi, PideTaxi o Hailo para solicitar taxis profesionales.
Uber fue una sacudida muy necesaria para la industria del taxi. En un mundo donde los taxis pueden ser algo incómodo y caros, y donde no existían incentivos para los conductores en llevar a cabo aquellas rutas más eficientes, Uber mostró a los consumidores qué el servicio de movilidad podía ser diferente.
Los llamados millenials (aquellos nacidos entre 1980 y 2000) no consumen del mismo modo que lo hacían sus padres y gracias a este cambio en el comportamiento de los consumidores, la economía colaborativa tiene cada vez más adeptos.
La mayor competencia en todo sector termina reduciendo los precios y ¿Quién es el gran beneficiado? El consumidor. En Xataka, se mostró la experiencia de uso en un Uber y concluye que 'los precios fueron claramente más bajos de los que hubiera costado un taxi' (trayecto desde la zona de Banco de España hasta la zona de Aluche).
Los coches de estas app tienden a encontrarse limpios y realmente cómodos. No es casualidad que los conductores se preocupen por la experiencia en la movilidad pues, en el caso de Uber, los pasajeros tienen la posibilidad de valorar el viaje en una escala de 1 a 5 estrellas cuando el viaje finaliza.
En global, la valoración de un conductor es la media de las valoraciones obtenidas durante sus últimos 500 viajes. Los conductores no podrán ver las valoraciones de cada viaje, solo el cómputo global.
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