Olvidemos lo que dicen los críticos: aún podemos hacer que el Tratado de Libre Comercio de América del Norte funcione
Renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) desde un punto de vista proteccionista, como lo sugirió el presidente de los Estados Unidos Donald Trump , solo tendrá consecuencias destructivas. Los costos se incrementarán, con resultados que se trasladarán a las empresas y ciudadanos. La ventaja competitiva irá en caída. Y la riqueza general decaerá en la mayoría de los sectores y regiones de Canadá, México y los Estados Unidos.
¿Cómo hacemos para que TLCAN funcione? Actualizándolo. Eso implica transformar el TLCAN en un acuerdo que refleje las principales tendencias de los negocios y la economía, incluidos avances tecnológicos, digitalización, trabajo y medio ambiente.
El comercio libre en TLCAN ha sido un verdadero beneficio para todos sus países. Por ejemplo, la inversión extranjera directa de los Estados Unidos en México ha alcanzado los $244 mil millones desde 1990, de lo que una gran parte se canalizó en la construcción y consolidación de cadenas de suministro transfronterizas. En otras palabras, gran parte de las inversiones de los Estados Unidos en México se ha convertido en producción para las exportaciones de los Estados Unidos. Mientras tanto, más allá de la oportunidad de generación de riquezas, México ha adoptado un estado mental global, con instituciones funcionales y reglas que fomenten la transparencia.
Los aranceles amenazarían este equilibrio en casi todos los sentidos. Los costos se incrementarían. Si los países del TLCAN cambiasen a los aranceles de la nación más favorecida (NMF) de la Organización Mundial del Comercio, habría un aumento en los costos que casi sin dudas llevaría a bienes más costosos para los consumidores de países importadores o a una reducción en las exportaciones, lo que ocasionaría daños a los productores locales en países exportadores.
Para México, un aumento en los aranceles a las exportaciones a los Estados Unidos le ocasionaría pérdidas de aproximadamente 63 800 puestos de trabajo y 0,4 % del PIB por cada 10 puntos de porcentaje de aumento en los aranceles. El efecto dominó sería dramático: un probable aumento en las tasas de cambio, que lleva a precios más altos, mayor inflación y una mayor distorsión en la distribución de las riquezas. Por otro lado, los aranceles de la nación más favorecida tendrían un efecto especial en estados como Texas (un descenso del 0,17 % del producto interno bruto), Iowa (-0,15 %) y Nebraska (-0,14 %).
Resulta imposible ignorar el déficit de comercio de los Estados Unidos, aproximadamente el 3 % del PIB, que ha llevado a algunos verdaderos desequilibrios financieros, ya que el déficit no ha sido financiado por entradas financieras netas. Un dólar más fuerte ha ocasionado una gran retención de dólares y valores estadounidenses en el exterior. Y este dólar fuerte ha llevado a un optimismo exagerado, que se refleja en niveles de crédito más altos y precios de activos en aumento (principalmente, acciones y bienes raíces). Estas condiciones son similares a las que llevaron a la recesión de 2008. Cualquier evento no anticipado que genere incertidumbre podría ocasionar pánico, con una reducción del flujo requerido de recursos y una crisis económica que se trasladaría directamente a los socios del TLCAN.
Además, el enorme déficit de Estados Unidos con China (y las retenciones chinas igualmente considerables de moneda y valores estadounidenses) crea peligrosas condiciones para la región de TLCAN si sigue por el camino de la guerra de comercio proteccionista, en la medida que la fuerte economía China se haría más competitiva en cuanto a costos a nivel mundial.
Se necesita un enfoque equilibrado y creativo para reducir el déficit de comercio de los Estados Unidos y la fortaleza del dólar para disminuir los riesgos de los desequilibrios financieros actuales. Esto traerá un flujo sostenible de recursos, que mejorará el equilibrio entre los precios relativos de los activos y prevendrá una potencial caída financiera y económica.
Mejorar la transferencia tecnológica y la integración trinacional en capital humano, energía, medio ambiente y otras áreas relevantes creará una región generadora de riquezas y competitiva a nivel mundial.
La integración regional de estos factores de producción crearía fortalezas complementarias para los países de TLCAN, lo que fomentará la productividad de un modo sostenible con un enfoque común y mejorará su generación de riquezas.
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