2017: ¿el año del resurgimiento de América Latina?

Yuwa Hedrick-Wong
Chief Economist, Mastercard Center for Inclusive Growth

En 2016, el rumor era que América Latina había perdido gran parte de su esplendor: el panorama político estaba cambiando, el crecimiento económico era casi nulo y los avances en la igualdad se habían detenido.

Sin embargo, 2017 puede ser el año del resurgimiento de América Latina. Mientras que cada nación de la región funciona de manera diferente, el entorno económico mundial ha comenzado a apoyar más a la región, al menos en términos de impulso cíclico.

Los principales avances en este sentido incluyen:

- El fin del superciclo de las materias primas que comenzó en 2011 se ha estabilizado. China, el principal consumidor de materias primas de las últimas tres décadas, ha comenzado un nivel de crecimiento inferior pero más sostenible en el rango del 6 al 7 % del PIB real. Esto ha resultado en una mayor estabilidad de los precios de las materias primas.

- En los Estados Unidos, se hace evidente que el presidente Trump ha heredado una economía muy fuerte que respalda su objetivo del pleno empleo. La normalización anticipada de las tasas de interés facilitará aún más la inversión de las empresas.

- Incluso en Europa las perspectivas de crecimiento están mejorando. A pesar de la incertidumbre política en torno a las próximas elecciones en Francia y Alemania (las recientes elecciones en los Países Bajos resultaron en una victoria del centro, lo que detuvo el ascenso de la extrema derecha), y la preocupación continua por la crisis de la deuda griega, se espera que el crecimiento en Europa mejore.

Todos estos desarrollos han llevado a una mejora constante en la mayoría de los países de América Latina. Por ejemplo, Brasil, la mayor economía de la región, está volviendo a crecer después de ocho trimestres consecutivos de contracción económica. Gran parte del crédito de este giro se puede atribuir a los esfuerzos exitosos del gobierno actual para estabilizar la posición fiscal y gestionar su deuda. En el otro extremo del espectro está Venezuela, donde la economía sigue en caída libre.

Retos estructurales

No obstante, el desarrollo cíclico positivo no puede ocultar los retos estructurales más profundos que enfrenta la región. Por ejemplo, Brasil sigue dependiendo en gran medida de la producción y exportación de materias primas, lo que también sucede en muchas otras economías de América Latina y el Caribe (ALC).

Además, las tendencias demográficas subyacentes de ALC requieren medidas urgentes que preparen una economía con la capacidad de crear empleos significativos para la creciente cantidad de jóvenes que serán parte de la fuerza laboral en la próxima década.

Estas dos condiciones constituyen uno de los retos estructurales más importantes para el crecimiento de la región de ALC: la oferta de empleos significativos mediante un cambio hacia una economía diversificada que se aleje de las materias primas; y la creciente demanda de empleos significativos debido a sus tendencias demográficas.

En un análisis detallado del fenómeno del ascenso de la clase media mundial entre 1988 y 2008, Branko Milanovic estimó que ha habido un aumento en los ingresos del PIB per cápita en los grupos de más bajos hasta de más altos ingresos en todo el mundo. Aparte del extraordinario aumento del 1 % en los ingresos de las clases más altas en todo el mundo, la clase media en expansión de Asia, principalmente en China, seguida por el sudeste asiático y la India es la que ha acumulado las mayores ganancias.

Llama la atención la ausencia de los países de la región de ALC entre los ganadores, siendo este el período en que el superciclo de materias primas estuvo en pleno apogeo. Por lo tanto, se debe aprender la lección: el aumento de la producción y los precios de las materias primas no han sido eficaces en la expansión de la clase media. Desmantelar una dependencia excesiva de las materias primas y complementarla con actividades económicas más diversificadas y de mayor valor agregado será fundamental para impulsar la economía hacia una mayor resiliencia y sostenibilidad.

Desde una perspectiva demográfica, la región de ALC tiene una de las poblaciones más jóvenes del mundo. Más del 25 % de la población tiene entre 15 y 29 años de edad, según datos de la Oficina del Censo de los Estados Unidos. La cantidad de jóvenes que se insertarán en el mercado laboral seguirá siendo considerable en la próxima década. Sin embargo, los jóvenes de la región de América Latina y el Caribe están en general mal preparados para empleos significativos, incluso si hay empleos disponibles.

Se calcula que más del 40 % de los jóvenes de ALC se ven afectados negativamente por la pobreza, y que el 20 % vive en extrema pobreza. Las condiciones son peores en las zonas urbanas; alrededor de uno de cada tres jóvenes vive en la pobreza. Mientras tanto, solo un tercio de los jóvenes tiene acceso a la educación secundaria, según estimaciones de la Comisión Económica para América Latina.

Desigualdad de ingresos y crecimiento inclusivo

En el Centro Mastercard para el crecimiento inclusivo, nuestra misión es promover el crecimiento económico equitativo y sostenible, y la inclusión financiera en todo el mundo. He sido presidente del Consejo Asesor Académico durante la década pasada y, en ese cargo, involucro a líderes del pensamiento e instituciones de todo el mundo para que proporcionen asesoría estratégica e informen al programa de investigación anual del Centro.

Durante muchos años, los gobiernos latinoamericanos han hecho arduos esfuerzos para reducir la pobreza y la desigualdad de ingresos. Casi todos los gobiernos de la región tienen hoy un programa importante de transferencia de ingresos que requiere que las familias receptoras mantengan a sus hijos en la escuela y reciban revisiones regulares de salud, etc. En años recientes, las transferencias se han incrementado y muchas se han vuelto más eficaces enfocándose en las personas en extrema pobreza.

La región de América Latina y el Caribe ha experimentado una ligera disminución de la desigualdad, medida por el coeficiente de Gini, que ha pasado del 0,57 entre los años 1998 y 2002; a 0,55 entre 2003 y 2007; y a 0,49 entre 2008 y 2012; según la base de datos de distribución de ingresos de la OCDE.

A pesar de estos logros, la desigualdad de ingresos en la región de ALC continúa muy alta. La región de ALC sigue siendo la más desigual del mundo fuera de Sudáfrica, a pesar de que Asia del Sur tiene la mayor proporción de pobres en la población.

Debido a los desafíos estructurales descritos arriba, una reducción adicional y sostenida de la desigualdad de ingresos no sería posible sin promover un crecimiento inclusivo por las siguientes razones:

En la década anterior, la reducción de la desigualdad se hizo más fácil debido al superciclo de las materias primas, que permitió a los gobiernos de ALC implementar programas de transferencia de ingresos para los pobres. De hecho, se estima que las transferencias gubernamentales lograron aproximadamente el 20 % de disminución de la desigualdad, mientras que otro 60 % se atribuye al mayor crecimiento económico. Desde el fin del superciclo de las materias primas, tanto el crecimiento económico como el poder fiscal de los gobiernos de ALC han disminuido enormemente. Por lo tanto, cualquier mejora en la reducción de la desigualdad de ingresos deberá provenir de nuevas estrategias y políticas.

En estas condiciones, promover el crecimiento inclusivo es una de las vías de desarrollo más prometedoras, sobre todo cuando se entiende que el crecimiento inclusivo elimina las barreras para las empresas grandes y pequeñas, y para los microemprendedores, y permite a los trabajadores comunes acceder a lo que necesitan para desarrollar el potencial completo de sus capacidades productivas. En otras palabras, democratizar la productividad.

El problema es que las condiciones varían considerablemente de un país a otro, y entre diferentes regiones de un mismo país, en términos de barreras que obstaculizan el acceso a los recursos necesarios para aumentar la productividad. Por lo tanto, es necesario contar con un conocimiento exhaustivo de las condiciones locales para avanzar con un crecimiento inclusivo, ya no existe un atajo fácil que pueda tener éxito en toda la región.

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