Tecnologías emergentes

Empieza a hacer deporte mañana mismo, pero no de cualquier forma

Isabel Garzo

Si quieres comenzar o retomar una afición deportiva ya de adulto, quizá estas sugerencias te ayuden a ser constante, a no lesionarte o a no parecer un novato.

1. Elige bien el deporte

Es un clásico eso de apuntarse a un gimnasio y no ir. O el de decidir salir a hacer running con cierta regularidad y dejarlo al segundo día.

El motivo de muchos de estos abandonos es que algunas personas se «aburren» en el gimnasio o corriendo. No todos los deportes son adecuados para todas las personas. Quizá algunos de los que tiran la toalla en el gimnasio sí serían constantes, sin embargo, si se hubieran decantado por un deporte de equipo, uno que incluya un porcentaje de juego o uno en el que exista competición. Existen numerosas opciones para empezar a practicar un deporte desde un nivel de iniciación a cualquier edad.

Piensa bien cuál te llama la atención y recuerda también que el que más te gusta como espectador no tiene por qué ser el que practiques como jugador.

Si te falta fuerza de voluntad, elige deportes en los que sean necesarias varias personas. Es fácil abandonar el gimnasio o el running, pero no tanto faltar a tu compromiso con un equipo o amigos que te esperan para jugar al tenis.

Si tus horarios son extraños o prefieres no depender de nadie, y además cuentas con la voluntad suficiente, puedes elegir un deporte individual o de pocas personas: por ejemplo, montar en bicicleta.

Si tienes poco tiempo, piensa en términos prácticos: ¿cuál te pilla más cerca? ¿Cuál practican tus amigos? Si tu urbanización tiene pista de pádel o tus amigos juegan en un equipo de baloncesto al que podrías apuntarte sin ir a entrenar, valora estas opciones por su conveniencia.

Si tu intención es competir a un cierto nivel, alcanzarás más fácilmente tu objetivo si te decides por un deporte minoritario. Jugar en la selección española de lacrosse es algo más fácil de conseguir que hacerlo en la de fútbol. Y, sin llegar a ese extremo, competir federado a un nivel medio-alto es más fácil en los deportes menos populares (hay menos personas que los practican y, por lo tanto, menos competencia y menos divisiones).

2. No vayas demasiado conjuntado

Los que hacen deporte con frecuencia y desde hace años se ponen las camisetas que les regalan en torneos, en carreras o en la frutería del barrio. Gastan lo mínimo en prendas que no sean estrictamente necesarias para la práctica del deporte. No llevan todo su atuendo nuevo y conjuntado.

Una vez que compruebes que esas camisetas pasan más tiempo en la lavadora que en el armario, ya no querrás gastarte 60 euros en ellas. Ir cómodo importa más que ir guapo. Y si te fijas, los que practican un deporte con asiduidad llevan menos accesorios, protecciones y complementos que los novatos.

3. Si gastas en algo, que sea en calzado

La excepción a la regla anterior son las zapatillas u otro equipamiento técnico necesario para la práctica del deporte. Ahí no escatiman. Por ejemplo, una buena amortiguación es imprescindible para mimar tus rodillas si haces running. Y si practicas algún deporte de interior, es importante que las suelas tengan la adherencia adecuada para prevenir lesiones. Raquetas, bicicletas…

En todo lo que haga que practiques tu deporte de forma más eficaz y segura, está justificado un cierto desembolso. Esas zapatillas que están empezando a comercializar cadenas de moda que no son de calzado técnico deportivo, por muy bonitas que sean, ¡ni las mires!

4. Calienta antes de empezar

Hazlo aunque te dé pereza. Muy frecuentemente se producen lesiones después de estar un tiempo largo sin hacer deporte (por ejemplo, tras unas vacaciones de verano) o por empezar a jugar cuando los músculos aún están fríos. Automatiza el acto de calentar las distintas partes de tu cuerpo hasta que sea un hábito que realices, casi sin querer, antes de ponerte en marcha.

5. Cuidado con los estiramientos

Algunos expertos están en contra de estirar antes de comenzar la actividad física. El motivo, argumentan, es que los músculos son como muelles que, si se «dan de sí» antes del deporte, después no estarán tan flexibles. Por lo tanto, desaconsejan los llamados «estiramientos estáticos» (es decir, quedarse en una misma postura un rato estirando un músculo), y en su lugar recomiendan un calentamiento-estiramiento dinámico.

Por ejemplo, si quieres estirar los gemelos, un estiramiento dinámico consistiría en ponerte de puntillas y bajar repetidas veces, en lugar de mantenerte inmóvil estirando el gemelo contra la pared.

6. No empieces demasiado fuerte

Lo saben bien los corredores: si gastas todas tus fuerzas al principio, no aguantarás hasta el final. El corredor novato estándar es el que empieza muy rápido y a los cinco minutos ya quiere parar. Conoce tu cuerpo y adecua la velocidad y la fuerza que empleas al ejercicio que te queda por hacer. Empieza progresivamente, realizando un esfuerzo ‘sostenible’ para no quedarte sin aire ni agotar tus músculos demasiado pronto.

7. Piensa si los dispositivos son realmente necesarios

¿Qué mejor excusa para despegar los ojos de la pantalla que la hora del gimnasio? ¿De verdad necesitas mandar mensajes de WhatsApp mientras usas la cinta de correr?

Parece que la música puede ayudar en cierta medida a la práctica deportiva. Muchos atletas y deportistas profesionales incluyen música en sus rutinas previas a la competición, y algunos estudios se han hecho eco de sus posibles beneficios para el rendimiento. Aún así, correr con auriculares tiene defensores y detractores.

Los primeros dicen que se aburrirían si corrieran sin música o que su canción favorita les motiva a aumentar el ritmo. Los segundos, que los cascos son incómodos cuando los juntas con el movimiento y el sudor, que incluso pueden provocar infecciones y que te impiden tomar conciencia de tu cuerpo, de tu pisada y de tu alrededor.

8. No llenes tu cuerpo de kinesio-tapes

Aun no está probada científicamente la eficacia de las kinesio-tapes o vendajes neuromusculares, unas cintas de colores que se adhieren a la piel con la intención de tratar ciertas lesiones de los músculos y cuyo uso está muy extendido.

Si las utilizas, que sea porque en tu caso sí que notas cierta mejora con ellas, y no porque pienses que son cool. No dan imagen de cool, dan imagen de lesión. Y los lesionados ¡al banquillo!

9. Si te lesionas, ten paciencia hasta curarte del todo

No hay nada peor que una lesión mal curada, porque es como seguir lesionado durante meses o años. Ten paciencia, sigue los consejos de tu médico o fisioterapeuta, sé constante con la rehabilitación y deja de practicar el deporte el tiempo que haga falta hasta que esté totalmente curada.

10. Detén el entrenamiento antes de llegar a tu límite

Haruki Murakami desvela en su libro De qué hablo cuando hablo de correr un truco para tener constancia: detener la actividad (ya sea deportiva o de otro tipo) antes de haberse agotado, ya que esa es la única forma de cogerla con fuerzas al día siguiente. Y otro para vencer la excusa del ‘no tengo tiempo’: «Razones para seguir corriendo no hay más que unas pocas, pero, si es para dejarlo, hay para llenar un tráiler. Así las cosas, lo único que podemos hacer es seguir puliendo, cuidadosamente y una por una, esas ‘pocas razones’».

11. Disfruta de todo lo que hay alrededor del deporte

Es un tópico eso de que la vida deportista está reñida con la vida nocturna o la fiesta. Son perfectamente combinables. Es más, muchos deportes amateur están intrínsecamente ligados a actividades sociales antes, después o durante la práctica deportiva. ¿Qué sería del partidito de los domingos sin la caña de después?

Tampoco la competitividad está ligada con la amabilidad y la educación. Trata bien a tus compañeros y a tus rivales, ríete, pásalo bien además de ejercitar tu cuerpo. No olvides ser una buena persona porque, como decía Pacho Maturana, «se juega como se vive». Las tendencias generales de alguien se ven en cómo practica deporte.

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