El gasto público en salud y los programas respaldados por el FMI
Image: REUTERS/Issei Kato
Las políticas gubernamentales son importantes para la salud pública, y cuando la economía de un país está sumida en una grave crisis económica, la toma de decisiones reviste una relevancia todavía mayor. En las últimas décadas, la protección de los programas sociales y el gasto en salud ha sido la piedra angular del apoyo que el FMI brinda a sus países miembros.
Varios estudios concluyen que, de media, el apoyo del FMI a las reformas en sus países miembros se traduce en un mantenimiento o aumento del gasto en salud pública (véase el recuadro). Uno de estos estudios concluye que los efectos de los programas del FMI son considerables, ya que aumentan el gasto en salud pública en aproximadamente un 1% del PIB en un periodo de 5 años. Las reformas aplicadas con arreglo a dichos programas son fundamentales para enderezar las economías de estos países. Sin ellas, podrían colapsarse y arrastrar consigo al sistema de salud pública.
Si bien otro estudio reciente señala que el apoyo del FMI podría plantear ciertos obstáculos al gasto en salud pública, este efecto queda compensado por otros factores importantes, a través de los cuales el respaldo del FMI a un país tiene repercusiones positivas sobre el gasto en salud pública.
A continuación se analizan en mayor profundidad las distintas formas en las que el respaldo del FMI a un país en crisis puede ayudarle a recuperarse y financiar programas de protección social, como los de salud:
- Un mayor crecimiento económico a largo plazo. La estabilidad económica y financiera promovida por los programas respaldados por el FMI puede ayudar a los gobiernos a incrementar los ingresos para financiar la salud.
- Un mayor apoyo de los donantes. El respaldo del FMI puede ayudar a los distintos países a recibir un mayor financiamiento de otros donantes, lo cual hace aumentar el volumen de recursos disponibles para financiar el gasto prioritario en salud y otros programas sociales.
- Reformas tributarias. Por lo general, los programas del FMI hacen hincapié en reformas tributarias destinadas a aumentar el ingreso. De este modo, el gobierno dispone de más dinero para destinar a salud, de forma sostenible. Desde 2007, el número de países que están llevando a cabo reformas tributarias no ha parado de aumentar. Este artículo muestra el vínculo positivo que existe entre el respaldo del FMI, las reformas y los ingresos en 126 países de bajo y mediano ingreso. El potencial de aumento del coeficiente de ingresos se sitúa en casi un punto porcentual del PIB en un año determinado.
- Protección del gasto social. La incorporación explícita de niveles de gasto social mínimos a las reformas respaldadas por el FMI ha animado a algunos países a aumentar el gasto en salud. Tanto los requisitos en materia de gasto social como la inversión pública en países de bajo ingreso han aumentado considerablemente en los últimos años. La Oficina de Evaluación Independiente del FMI concluyó que 29 de 30 programas de reforma recientes incluían dichos niveles mínimos. Asimismo, la importancia de que el gasto público —incluido el gasto en educación y salud— fomente el crecimiento en las reformas respaldadas por el FMI en varios países también ayuda a incrementar el gasto en salud.
- Un gasto más eficiente. Una mejora de la eficiencia general del gasto puede ayudar a los gobiernos a financiar el gasto en educación, salud e inversión. Por ejemplo, la eliminación progresiva de los subsidios energéticos—que suelen beneficiar más a los ricos que a los pobres— ha permitido ahorrar dinero en varios países. En los últimos años, el número de requisitos que sirven para mejorar la ejecución y el control presupuestarios —y, por tanto, la eficiencia del gasto público— ha aumentado considerablemente. En el ámbito de la inversión pública, algunas de las medidas aplicadas han sido la introducción de un proceso de valoración, selección y aprobación de proyectos de inversión más riguroso, y el refuerzo de la gestión y la supervisión en la implementación de proyectos. Además, una mayor eficiencia del gasto en salud pública se traduce en una mejora de la capacidad de los gobiernos de conseguir mejores resultados de salud sin modificar el nivel de gasto en salud.
Existen otras vías por las que el FMI puede ayudar a un país en crisis a través del gasto en salud. Por ejemplo, en el caso de los países afectados recientemente por la epidemia de ébola —Guinea, Libera y Sierra Leona—, se observa la influencia positiva del respaldo financiero del FMI. Desde septiembre de 2014, el FMI ha prestado asistencia financiera de emergencia a estos tres países por valor de USD 378 millones, para actuar frente al brote de ébola. La respuesta del FMI ayudó a los gobiernos a hacer espacio en los presupuestos, algo fundamental para impulsar el gasto en salud, y tuvo un efecto catalizador sobre otros donantes, cuya asistencia se canalizó directamente al gasto en salud.
Es evidente que el diseño del apoyo del FMI a países en crisis puede mejorarse. En el ámbito de la salud pública, las evidencias empíricas apuntan en general a resultados positivos.
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