Así revolucionará el Big Data las empresas y la economía
Image: REUTERS/Albert Gea
Blockchain, Big Data, Internet de las Cosas, y Cloud son los cuatro jinetes del apocalípsis de la transformación digital. Son palabras que están en boca de todos, y que hacen que muchos se cuelguen la etiqueta sólo para ser muy "fashion", pero lejos de las modas que también afectan indudablemente al mundo techie, hoy vamos a analizar con ustedes el gran impacto que en concreto el Big Data puede traer a nuestras empresas y a la economía en general.
El Big Data tiene grandes implicaciones en lo que se refiere por ejemplo al marketing, a la fidelización de clientes, a la mercadotecnia, etc., y tampoco debemos olvidar que también en términos de privacidad, en costes, en necesidad de innovación contínua, en gestión empresarial, y por supuesto en seguridad informática. Pero también tiene otras derivadas clave a nivel socioeconómico y empresarial, que se pasan por alto en otros análisis.
Almacenar datos ha sido siempre una necesidad, acrecentada por la digitalización desde los albores de la informática. Ésta puede venir de la necesidad almacenar el código de los programas, que en unos inicios se hacía con soporte en tarjetas perforadas; sí, como leen, tarjetas de cartón duro en la que un 0 o un 1 binario se grababa como un agujero perforado o sin perforar. Y eso hacía las veces de los actuales DVDs o de un programa descargado de internet a su disco duro o su pendrive. Ya ven lo que ha avanzado la tecnología,
Pero la segunda necesidad de almacenamiento, que es la que nos interesa hoy, es la de los datos que manejan esos pogramas informáticos, bien sean los que necesita para alimentarse como variables de entrada, bien sean los que produce como resultado, que hay que almacenar en algún sitio para su posterior consulta sin necesidad de ejecutar de nuevo todo el proceso. Con la llegada de las cintas magnetofónicas, los diskettes (primero de 5-1/4 y luego de 3,5), y finalmente los discos duros, el soporte pasó a ser magnético y con sucesivos incrementos de capacidad. Posteriormente ya se pasó al soporte óptico con CDs, DVDs y BlueRays, y en paralelo surgieron soportes electrónicos como los pendrives. Datos, datos, datos...como ven, siempre han estado ahí, pero ¿Qué tiene el Big Data que hace que ahora hayan ganado tan renovado protagonismo?
Pero si hasta ahora les he hablado de soportes físicos para almacenar los datos, ahora debo hablarles de cómo se almacenan los datos en esos soportes. Inicialmente todo eran ficheros que se almacenaban o bien en texto plano, o en la estructura ad-hoc que cada programa definía. Y entonces llegaron también las bases de datos, que acabaron siendo relacionales, y que permitían estructurar, almacenar, buscar, y acceder a los datos de forma mucho más sencilla, más o menos estándar, y mejorando rendimientos y fiabilidad. Los volúmenes de datos era algo que empezaba a ser más manejable y que tenía más sentido tecnológicamente.
Tras las bases de datos relacionales, han llegado las bases de datos no estructuradas, que permiten hacer búsquedas en ficheros no relacionales, con información sin una estructura definida, como pueden ser documentos Word, Excel, o ficheros planos. Con ellas la complejidad de la tecnología subyacente ha aumentado, pero de cara al usuario, se gana en usabilidad, puesto que no olviden que nuestro mundo es mayormente origen de información no estructurada, y almacenar esa información no estructurada en bases de datos relacionales implicaba una complejidad y un esfuerzo muy costoso en dinero y tiempo. Con las bases de datos no estructuradas se daba un paso más hacia la convergencia entre ese gran generador de información, que es nuestro mundo y nosotros mismos, con la tecnología que puede explotar esa información.
Pero ahora entonces el límite pasó a ser tecnológico, y principalmente lo imponía la limitación de capacidad de cómputo para poder manejar y procesar semejante cantidad de datos, muchas veces no estructurados, lo cual no hacía sino aumentar la necesidad de potencia informática. Y es aquí donde nace ese Big Data tan nombrado por tantos, y tan poco comprendido en profundidad. Big Data es un término de esos que son un poco difusos por la generalidad con la que lo tratan los que desconocen lo que significa en realidad, pero en unas pocas líneas vamos a definirles claramente lo que Big Data significa (sin entrar en tecnicismos). Simplemente tratamos de deshacer esa moda superficial por la que muchos se refieren a que están haciendo Big Data simplemente porque están desarrollando proyectos sin gran novedad, y que hace unos años habrían sido denominados simplemente como de un datamart o datawarehouse (ramplón).
Para resolver el nuevo reto del Big Data, la tecnología dio un giro importante en su manera de abordar el problema de los datos, y de la mano principalmente del open-source Hadoop, se optó por arquitecturas diseñadas bajo criterios de escalabilidad, replicación, y paralelización. La arquitectura del Big Data se basa en las premisas de llevar la computación al dato (y no al revés como hasta ahora, es decir, poner el software cerca del almacenamiento, y no consultar el dato y entregárselo a otro ordenador donde se procesa), de tener muchos nodos sencillos de bajo coste fácilmente escalables (de tal manera que si se cae uno el impacto es mínimo), de replicar los datos en varios de esos nodos (el almacenamiento en discos de coste bajo hace que salga el ROI a pesar de multiplicar varias veces un mismo dato), y como consecuencia de ésta replicación viene la última y más importante premisa: la paralelización entre esos múltiples nodos (con la estructura adecuada, buscar diez, veinte o cien datos puede llevar el mismo tiempo que buscar uno: las búsquedas se hacen sobre varios nodos independientes en paralelo).
Por si no lo tenían claro ustedes, ahora ya saben de qué hablamos exactamente cuando hablamos de Big Data: la capacidad de almacenar ingentes cantidades de datos pudiendo explotarlos de forma eficiente en tiempos y en coste. La puerta que abre el Big Data en un mundo que cada vez es más digital, y en donde todos los datos acaban siendo traducidos en unos y ceros procesables por servidores informáticos, es una puerta que debería ser calificada más bien de fábrica de puertas a medida al más puro estilo de la de la imaginativa película de Monsters S.A.
Una vez que sabemos que ya todos hablamos de lo mismo cuando pronunciamos las palabras mágicas de Big Data, pasemos a analizar las consecuencias socioeconómicas para nuestras empresas y economías. Algunas son más evidentes, otras menos, y muchas no nos las podemos todavía ni imaginar a día de hoy. El futuro es lo que tiene: siempre acaba superando a la ficción (incluyendo como ficción un análisis de futuribles como el presente).
Para empezar, y con el objeto de concienciar a aquellos directivos que esperan que el Big Data sea una suerte de bálsamo del tigre que les solucione todos sus problemas, debemos dejar bien claro que el Big Data no será un Oráculo de Delfos al que poder hacer todas las preguntas que nos persiguen, y del cual vayamos a obtener siempre la mejor de las respuestas. Al igual que ha venido ocurriendo con todos los avances que han llegado de la mano de la tecnología, el Big Data va a ser una herramienta, muy valiosa, pero una herramienta más al fin y al cabo. Tratándose de guiar en el camino que han de tomar las empresas, creo que es adecuado el símil con Google Maps.
A estas alturas, todos los usuarios de este servicio de navegación seguro que ya son conscientes de que se trata sólo de una herramienta de apoyo, hay que revisar la ruta, chequear algún dato adicional, y estar seguros de que nos lleva a donde queremos llegar. Una vez supervisados estos puntos, es una herramienta de gran ayuda. El Big Data son tres cuartos de los mismo. Obviamente, los sistemas de Big Data pueden tener en cuenta muchas más variables que la volátil y limitada memoria humana, pueden correlar mucho más allá que nosotros, pero no habrá que tomarlo como nuestro único guía supremo. Si no, corren el peligro ustedes de acabar entre pinos en un camino forestal lleno de baches, como seguro que alguna vez les ha pasado cuando aún pensaban que Google Maps prácticamente podía conducir por ustedes.
Por otro lado, no hay que olvidar nunca la capacidad del ser humano para hacer mal uso de una herramienta, por muy buena que ésta sea a priori. El otro día retuiteé a un buen colega tuitero que había publicado el siguiente tuit: "No hay en realidad una forma de gobierno mala, son los hombres los que la convierten en mala. Platón". El símil con el Big Data es bastante inmediato, puesto que, al fin y al cabo, se trata de una herramienta de apoyo para el gobierno empresarial. Y debo recordarles lo que supuso en muchas empresas la externalización de servicios: permitía a algunos tener un práctico cabeza de turco externo a la empresa al que echarle todas las culpas, y que para más INRI era su proveedor, por lo que le convenía callarse y aguantar el chaparrón para que, a pesar de "tener" siempre la culpa de todo, le volviesen a renovar el contrato de outsourcing.
En las organizaciones en las que el personal está más preocupado por sobrevivir vadeando las culpas, en vez de enfocarse en sacar los problemas adelante de forma resolutiva y aportando talento, a buen seguro que el Big Data se convertirá en "esa útil entidad abstracta a la que seguro que se le puede echar la culpa de todo, y además no nos va a jurar venganza por haberlo hecho". El Big Data marcará aún más diferencias entre las compañías bien gestionadas y aquellas en las que los gestores y los trabajadores se preocupan más por mantener su puesto y poder echarle la culpa a alguien, que por que se tomen las decisiones correctas. Eso por no hablar de que hay empresas que atesoran datos sin saber muy bien ni para que los quieren, y menos cómo utilizarlos o explotarlos; simplemente los acumulan con la esperanza de que el futuro venga a decirles en algún momento cómo innovar con ellos.
De primeras, guardar datos tiene un coste que hay que abonar por mantenerlos, pero más importante que eso es el coste de oportunidad de que se están infrautilizando en el mejor de los casos, cuando con ellos de podrían hacer grandes proyectos, y exponiéndose a quedar en clara desventaja frente a la competencia innovadora. Además está el hecho de que, si no se aprovechan debidamente, pasan a ser activos innecesariamente inmovilizados (e inútiles) con todo el sentido clásico económico. Pero principalmente, la diferencia clave es la que apuntábamos antes de que el Big Data trae una caja negra muy práctica, que toma decisiones y exonera a los directivos y a los no directvos de las culpas por sus propios errores. Sin duda un mal uso de una fantástica herramienta que permitirá diferenciar una vez más entre las empresas cuna de talento e innovación, que podrán redoblar su ventaja competitiva, y empresas mediocres, que lo son porque han nutrido sus plantillas de empleados mediocres y directivos mediocres con metas mediocres.
La existencia de este tipo de empresas, adalides del "que inventen otros" que también decía mi colega tuitero, son una lacra para el tejido empresarial español y nuestra capacidad de innovación. Y no olviden que las empresas no son otro ente abstracto al que culpar de los males de nuestra economía; en última instancia están compuestas por personas de carne y hueso, y, sean directivos o sindicalistas, trabajadores de oficina o de la cadena, es en las personas en donde está el origen del problema de nuestras socioconomías. A nivel general se ha degenerado en un cortoplacismo generalizado que, en el mundo de la tecnología, muchas veces adopta la forma de empresa que prefiere decir que innova cuando en realidad lo que hace es copiar lo que han innovado otros.
Les pondré un caso real para que se hagan una idea de hasta qué punto algunas empresas van a hacer del Big Data un puro marketing "de boquilla", y en realidad lo único que habrá será un producto comercial mal implantado y peor utilizado. Es un ejemplo ilustrativo de lo que puede llegar a significar hacer un mal uso de la tecnología, y que ya les advierto que tiene más de gracioso que de técnico. El caso es que, en la empresa de un conocido, había una persona a la que le iban a poner un PC de los nuevos para trabajar, y hablaba con emoción de todo lo que iba a poder hacer con él. El PC nuevo en cuestión ya traía lector de DVD (por entonces una novedad).
La sorpresa de mi conocido vino cuando, unos meses después, fue a reparar un ordenador de un compañero de esta persona, y vio atónito cómo esta persona (que uno de mis mejores amigos calificaría con el término "neanderdigital") sólo usaba la bandeja del DVD para meter su vaso de café, y que así no se pudiese volcar derramando el líquido sobre la mesa. Mi conocido le preguntó que si no necesitaba el DVD se lo podría retirar, y esta persona le contestó que qué era eso de DVD, que sólo sabía que apretaba el botón y salía una bandeja con un práctico agujero en medio, que usaba a modo de reposavasos. Lo de matar moscas a cañonazos será una exhibición de tiro de precisión comparado con cómo algunos van a usar el Big Data. Al tiempo.
Efectivamente el Big Data revolucionará la economía y las empresas, pero también agrandará la brecha digital entre las empresas realmente innovadoras, las empresas que copian a las que innovan, y, por último, esas empresas que tan sólo aspiran a sobrevivir, y que tratan de hacerlo parcheando tarde mal y nunca. Elijan ustedes en cuál de esos tres tipos de empresas quieren trabajar, pero, sobre todo, elijan qué tipo de trabajador quieren ser ustedes mismos.
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Anja Eimer
11 de noviembre de 2024