¿Podrá la tecnología ser la salvación de la movilidad en las ciudades?
Image: REUTERS/Maxim Shemetov
La urbanización y el aumento de los ingresos han impulsado la compra de automóviles en Asia, África y América Latina. Si bien, hoy en día, el 50 % de la población mundial vive en ciudades, se espera que esa proporción aumente hasta el 70 % a fines de 2050. Y si las tendencias siguen siendo las mismas es posible que para 2050 veamos otros 1000 millones de vehículos en las ya atestadas calles de las ciudades de India, China y África.
Si no se adoptan medidas, estos automóviles podrían literalmente “asfixiar” a las ciudades en el futuro, trayendo consigo numerosas consecuencias negativas que socavarían gravemente los beneficios generales de la urbanización, provocando menor productividad debido a la congestión constante; contaminación a nivel local y mayores emisiones de carbono; muertos y lesionados debido a los accidentes de tránsito, y mayor inequidad y división social.
Sin embargo, después de un siglo de pequeños avances graduales, las alteraciones que se están produciendo ahora en el ámbito de la tecnología automotriz podrían tener repercusiones importantes para la sostenibilidad.
¿Cuáles son estas megatendencias, y cómo pueden transformar el futuro de la movilidad en las ciudades?
Las tecnologías digitales están afectando al transporte, después de un siglo de cambios relativamente lentos
Durante el siglo pasado, observamos solo pequeñas modificaciones graduales en la eficiencia y la infraestructura de nuestros sistemas de transporte. Esto, sin embargo, está comenzando a cambiar. Los avances en las tecnologías de la información y las comunicaciones, la conectividad, la recopilación de datos y los estudios analíticos están iniciando una revolución tecnológica que alterará radicalmente al sector del transporte. En nuestra opinión, este cambio será impulsado por tres factores:
Las plataformas de intercambio: las plataformas en línea están facilitando ahora más que nunca el equilibrio entre la oferta y la demanda, dando como resultado el desarrollo de una creciente economía colaborativa;La tecnología eléctrica: las innovaciones en materia de baterías, capacidades de carga rápida y tecnología eléctrica harán que los vehículos eléctricos sean una alternativa viable en un futuro próximo, yLa automatización: en la mayoría de los vehículos nuevos ciertas funciones de control fundamentales en materia de seguridad (tales como la dirección, el acelerador o los frenos) ya vienen automatizadas. Los principales fabricantes de automóviles y las empresas de software han anunciado que presentarán vehículos completamente automáticos en un futuro próximo. (i) Algunos pronósticos indican que los vehículos autónomos (robóticos) llegarían a ser obligatorios en algunos mercados antes de 2050. (i)Si estos factores se coordinan adecuadamente podrían ayudarnos en gran medida a desarrollar una movilidad altamente eficiente, más segura y más sostenible.
Una de las principales ventajas potenciales de la automatización es una conducción más segura. Pese a que una parte significativa del diseño de los vehículos se rige hoy en día por exigencias de seguridad, un sistema autónomo más seguro permitiría tener automóviles diferentes y considerablemente más livianos. Un peso más bajo, a su vez, haría más viable la propulsión eléctrica al reducir el esfuerzo que demandan las baterías. Una flota de vehículos autónomos de fácil acceso podría también aumentar el interés por el transporte compartido y, posiblemente, reducir la cantidad de personas que poseen automóviles. Si los consumidores pueden tener acceso de manera fácil a diversos vehículos automatizados y a costos comparables con el de un automóvil propio, quizás entonces la emoción de usar un auto especial para una cita y tener aún la posibilidad de utilizar una alternativa sensata para transportar a la familia o ir a trabajar, compensará el orgullo de tener un vehículo propio. En las situaciones en que el transporte compartido reemplaza a los automóviles propios, los datos indican que se producirá una disminución de los viajes en auto y los kilómetros recorridos. Estos cambios, acompañados de un transporte público enfocado en las rutas principales y políticas de planificación urbana que promuevan el uso mixto de la tierra, pueden dar lugar a ciudades compactas, sostenibles, saludables y habitables.
Sin embargo, las innovaciones digitales no garantizan de manera automática que el futuro de la movilidad será de hecho más sostenible. Si no lo hacemos bien, estas alteraciones podrían también agravar los problemas existentes en materia de transporte urbano. El despliegue de vehículos eléctricos, por ejemplo, podría provocar que la gestión de la motorización sea menos prioritaria y además dar como resultado ciudades menos habitables y más congestionadas.
La transición a los coches sin conductor también tiene sus desafíos, pues no está claro cómo hacer que los vehículos autónomos se desempeñen bien en un ambiente mixto. Los peatones que cruzan descuidadamente o los conductores poco hábiles que manejan autos con transmisión manual podrían provocar la detención de los coches autónomos; los expertos recomiendan que la mayor parte de la flota vehicular en las calles debería ser autónoma si buscamos obtener beneficios para toda la sociedad. Por consiguiente, si bien la sociedad y los individuos pueden beneficiarse en gran medida de un flujo completamente autónomo, pero si no existen incentivos en materia de políticas, es poco probable que los consumidores individuales tengan los estímulos adecuados para liderar el uso de autos autónomos cuando la mayoría de los vehículos son manejados de forma manual. Además, los vehículos automatizados, al hacer que la conducción sea algo que prácticamente no requiere ningún esfuerzo, pueden también fomentar los viajes más largos y un éxodo a los barrios periféricos, lo que se traduciría en una mayor expansión urbana. Estos factores, combinados con la comodidad del traslado compartido, pueden aumentar la congestión y hacer que el transporte público sea menos viable.
¿Bendición o desastre? Todo depende de las políticas y los incentivos
Creemos que desarrollar los incentivos apropiados en materia de políticas y precios será esencial para garantizar que la innovación tecnológica de paso a beneficios reales, en particular medidas que puedan ayudar a evaluar los resultados.
Un impuesto al carbono podría respaldar las tecnologías con cero o bajas emisiones de carbono, en tanto que un impuesto a la congestión sería esencial para desalentar el escenario catastrófico (i) de los vehículos sin ocupantes conduciendo todo el día para evitar pagar las tarifas de estacionamiento.
Infraestructura especial —tales como zonas o carriles especiales— que se base en las actuales zonas de bajas emisiones y carriles para vehículos de alta ocupación podrían facilitar la transición a “autos autónomos de desplazamiento diario” de pequeño tamaño y bajo peso, ideales para la modalidad de viajes compartidos.
Una pregunta especialmente difícil será cómo enfrentar el tema del acceso equitativo de la manera más eficiente en función de los costos en un ambiente en el que la tecnología está evolucionando rápidamente. Un principio podría ser implementar subsidios directos a los consumidores en vez de entregarlos a modos de transporte específicos, como los buses.
Desde un punto de vista práctico, la transición al transporte sin conductores será complicada, y los beneficios de la automatización se lograrán solo si la mayoría de los automovilistas prefiere los vehículos autónomos. Para conseguirlo, será esencial desarrollar el marco y la infraestructura normativa apropiados. Y todo ello se debe combinar con políticas de sistemas de uso mixto de la tierra que acorten las distancias entre las personas, los lugares de trabajo y los servicios.
Las posibilidades de las alteraciones de la movilidad impulsadas por la tecnología son mucho más emocionantes que el futuro que se podría haber pronosticado en la serie animada “Los Supersónicos”. Por supuesto, las innovaciones pueden ser intimidantes, y suelen venir con su dosis justa de desafíos. En el caso del transporte, será necesario una gran capacidad de anticipación y adaptación a los cambios para aprovechar los beneficios de las nuevas tecnologías. Pero los posibles beneficios valen la pena: si somos inteligentes en esta materia, es muy probable que tengamos ante nosotros una oportunidad sin precedentes de transformar de manera positiva la movilidad urbana y construir ciudades compactas, accesibles, saludables y habitables.
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