El encaje de América Latina en el nuevo escenario digital mundial
Image: REUTERS/Aly Song
Los países latinoamericanos y sus consumidores han abrazado las tecnologías digitales con fuerza, lo que ha permitido que estos últimos muestren unos patrones de consumo muy similares a los de los países más avanzados. A pesar de la brecha existente entre los diferentes países de la región y el nivel de ingresos de su población, los latinoamericanos ya están más que familiarizados con los aparatos domésticos conectados a Internet o los bienes de consumo personal como los llamados wearables. Los usuarios regionales pasan de promedio 22 horas al mes en línea, mientras que los de América del Norte dedican unas pocas horas más, 28, en el mismo periodo de tiempo.
El éxito de la incorporación de América Latina y el Caribe a la era digital queda más que patente en las cifras que entrega la Comisión Económica para América Latina y El Caribe (CEPAL) en el estudio titulado “La nueva revolución digital”. A partir de 2003, y en poco más de una década, “se duplicaron con creces los usuarios de Internet, que ya alcanzaban el 55% de la población en 2015”, destaca el documento. En esta última fecha había 700 millones de conexiones a teléfonos móviles, con más de 320 millones de usuarios únicos y muchos de los países de la región eran, y siguen siendo, de los que más redes sociales usan del mundo.
Desde la CEPAL señalan que detrás de este espectacular despliegue está el auge económico protagonizado en la región como consecuencia de la fuerte demanda externa de recursos naturales, la reducción de la pobreza con la consiguiente ampliación de la clase media en 82 millones de personas entre 2002 y 2012, así como la disminución de los costes de los equipos y las tarifas de acceso a los servicios. Todo esto propició un aumento significativo de “la inversión de los operadores públicos y privados en la construcción y expansión de redes, especialmente el 3G”. El problema actual es que el escenario económico ha dado un giro y las tasas de crecimiento “para el periodo 2015-2017 equivalen apenas a un tercio de las que se registraron entre 2003 y 2012”, lo que tendrá impactos negativos en la inversión y el consumo de cara al futuro. Además, la reducción de pobreza se estancó a partir de 2012 en niveles cercanos al 28% de la población total.
Al lento crecimiento económico ahora hay que sumar también la transformación del escenario digital mundial. “Se está pasando de una Internet centrada casi totalmente en el consumo a una Internet del consumo y la producción”, señala el informe. Mario Castillo, jefe de unidad de innovación y nuevas tecnologías de la CEPAL, en Chile, lo corrobora y explica: “La región ha convergido muy rápido en términos del acceso a los bienes digitales -que forman parte de los consumidores de la región— y ahora la fase que viene es cómo la nueva tecnología asociada a la Internet más industrial ya no sirve solamente desde el punto de vista de los consumidores finales, sino de una capacidad de utilización de esa tecnología en los sectores industriales productivos de la región. Ese es el gran desafío para los próximos años”.
Principales tendencias en 2017
Hoy en día, América Latina se tiene que adaptar a las tecnologías que se desarrollan y proceden de economías más desarrolladas. En este contexto, Castillo señala que la región “se encuentra inmersa en un proceso de adopción de tecnologías plataforma, es decir, tecnologías sobre las cuales se pueden implementar procesos de mejora y modernización productiva y tecnológica”. Teniendo esto en cuenta, él considera que “el desarrollo de plataformas de computación en la nube en la región debería acelerarse este año, tanto por el desarrollo de la oferta de servicios de proveedores que ya tienen presencia en la región, como por la llegada de nuevos servicios a nivel internacional”.
En segundo lugar, también debería consolidarse el desarrollo de los servicios de analítica de grandes datos o big data, “pero circunscrito principalmente a grandes industrias de la región que tienen una presencia internacional importante”. El señala que el sector de los servicios financieros ya ha entrado en esta etapa, “pero hay otras industrias asociadas a los recursos naturales, principalmente en América del Sur, que están incorporando big data; también las industrias más manufactureras que tienen un desarrollo muy importante en países como Brasil, México o Argentina”. Lo que se observa, asegura, “es una combinación de oferta internacional de aplicaciones de analítica de grandes datos, pero también de ciertas capacidades regionales que tienen que ver con la posibilidad de aplicar big data a industrias verticales propias de la región, como la minería, donde los problemas son muy locales”.
Castillo añade que la tercera tendencia que florecerá este año en la región es la Internet de las cosas (IoT, por sus siglas en inglés). “Si bien está concentrada a nivel de grandes empresas también se está abriendo a otros sectores. Hay un desarrollo de IoT principalmente asociado a industrias globales que operan en la región y usan estándares internacionales, sobre todo empresas que tienen un alto grado de automatización, pero el IoT se va a empezar a difundir no solo a empresas altamente automatizadas. Algo interesante es que varias industrias, como empresas de telecomunicaciones, están realizando alianzas con plataformas de IoT en la región, lo que permite poner soluciones a disposición de los distintos usuarios”.
Dentro del marco del cloud computing, la IoT y el big data, también se encuentran los drones, que ya han dado el salto del entretenimiento a la empresa. A través de ellos, dice Castillo, “se pueden establecer sistemas de captura de datos y monitoreo, principalmente de industrias intensivas en recursos naturales, como el sector agropecuario, la minería o el sector energético. Estas aplicaciones ya se están desarrollando en varios países de la región”. En general, el experto de la CEPAL comenta que el desafío de todas estas tecnologías, es que pasen de “sectores industriales ya consolidados a un segmento empresarial mucho más amplio, en particular al nivel de las pequeñas y medianas empresas”.
Alejandro Touriño socio director del bufete ECIJA y profesor de IE Business School, coincide con este diagnóstico, pero advierte de que los cambios regulatorios en materia de privacidad y protección de datos pendientes de aprobación en Europa y en América Latina en los próximos años hacen que “cualquier tecnología apalancada en la computación en la nube o en big data puedan aportar mucha riqueza pero también abundantes riesgos”. El rasgo característico de la futura normativa europea, explica, es que “de algún modo se reconoce la mayoría de edad a las empresas y se les obliga no solo a cumplir la norma sino a rendir cuentas de ello”. El caso latinoamericano es diferente, dice: “Hay múltiples regulaciones en ciernes, unas influidas por Europa y otras por EEUU. Dichas normas —algunas todavía por aprobar en algunos Estados— buscan no sólo la protección de la privacidad sino crear el ecosistema cultural de cumplimiento en la materia, todavía no muy maduro en la región”.
Esto no es óbice para que América Latina sea en estos momentos una tierra de oportunidades para las empresas tecnológicas. Castillo señala que se trata de un “mercado emergente en términos de los servicios digitales que están en proceso de despliegue. Hay mucho por hacer en el desarrollo de aplicaciones, en particular en esta fase del IoT, del internet industrial, porque muchas de ellas tienen que ver con localizaciones de aplicaciones asociadas a industrias específicas de la región, ahí hay un mundo para empresas internacionales que puedan desarrollar y proveer aplicaciones”.
Tecnologías rezagadas
Los expertos señalan que otros desarrollos tecnológicos destacados a nivel internacional, como la robótica, la tecnología blockchain o los coches autónomos tardarán más en extenderse por la región. A pesar de ello, Touriño dice que estas tecnologías llegarán tarde o temprano porque “los usos de blockchain son cada vez más claros (desde banca, seguros, notarías, etc.) y más evidentes en los entornos profesionales”. En su opinión, la robótica está siguiendo pasos similares. “La aplicación de la robótica y la inteligencia artificial en entornos profesionales no será un desconocido en los próximos años en muchos entornos, pero su uso a nivel doméstico tardará más en llegar, sin lugar a dudas. La robótica podrá complementar el trabajo humano en muchos casos, pero también lo sustituirá en otros muchos, aumentando la eficiencia en la producción y la reducción de puestos de trabajo, con la problemática y reasignación de recursos que ello conlleva”, dice.
Touriño añade que los coches autónomos supondrán una importante revolución en todo el mundo en los próximos años pero “también tardarán en llegar por la complejidad regulatoria que requiere su implantación”. Marcelo Celani, profesor de la Universidad Torcuato Di Tella, en Argentina, coincide con este punto de vista y comenta que, en general, “la lentitud en la adopción se debe tanto a los marcos regulatorios que imperan en los distintos países como a una reacción natural del hombre a desconfiar de los cambios disruptivos. Estas tecnologías son disruptivas por naturaleza y plantean grandes desafíos en la relación gremial”.
Tanto Touriño como Celani destacan que todo lo relacionado con la realidad virtual es también un campo en el que América Latina podrá jugar un rol importante. “El desarrollo técnico y gráfico que requiere esta técnica es algo en lo que muchos estudios del cono sur (antes dedicados a la animación gráfica) vienen trabajando desde hace tiempo y que posiblemente culmine con resultados destacables en los próximos tiempos”, dice Touriño. Celani añade que la “realidad virtual es probablemente el campo tecnológico más prometedor. También creo que el uso de nanotecnología en medicina podrá traernos una revolución en ese sentido”.
Por último, el profesor de marketing digital de ESADE Franc Carreras, también creador del podcast MASTERMINDS en colaboración con Forbes Centroamérica, señala que hay otras tecnologías que podrían convertirse en el éxito “sorpresa” de 2017. Según explica, las tecnologías exponenciales suelen pasar una larga “travesía del desierto” antes de llegar al punto de inflexión que las lanza a la popularidad y hace que parezcan apariciones de la noche a la mañana. En su opinión, los postcast y la formación online están llegando al final de esa travesía. Los primeros, inventados por Apple en 2007, “pasaron pronto de la novedad al olvido porque nacieron en la era de los iPods, pero la popularización de los teléfonos inteligentes y sobre todo la costumbre cada vez más común de utilizarlos en el automóvil han creado la tormenta perfecta para que esta tecnología revolucione la radio, como los blogs revolucionaron la prensa escrita a principios de siglo”. La formación online, por su parte, ha existido durante años pero él señala que “los usuarios se sienten cada vez más cómodos con la opción de pagar por contenido educativo, sobre todo si se puede consumir durante los múltiples micro-momentos de conexión que proporcionan los ya ubicuos teléfonos inteligentes”.
Obstáculos urgentes
Los expertos advierten de que una lenta incorporación a la última revolución digital tendría serias consecuencias para el desarrollo económico y social de la región y que para evitarlo habría que atender varios puntos urgentes. Castillo destaca, en primer lugar, la necesidad de asegurar la manutención de los niveles de inversión asociados a la conectividad, “sobre todo los temas de desarrollo de red de conectividad de nueva generación y de corto alcance asociados a este tipo de aplicaciones de IoT”. Se ha avanzado en inversiones en infraestructura, dice, “pero es necesario mantener el ritmo de inversión y aumentarlo para tener una infraestructura que de sustento a este tipo de aplicaciones porque sin ella es imposible avanzar”.
En segundo lugar, la formación de los recursos humanos es otro asunto crucial. El experto de la CEPAL comenta que es requisito indispensable contar “con gente que pueda manejar estas nuevas plataformas tecnológicas y pueda localizar aplicaciones en industrias que son significativas en la región”.
Por otro lado, también es fundamental el fortalecimiento de una oferta de empresas tecnológicas que provean estos servicios a la economía, así como “la generación de incentivos desde el ámbito público para que los segmentos empresariales más importantes puedan adoptar estas tecnologías”, destaca Castillo, quién añade que esto requiere “mecanismos de facilitación y de apoyo de modernización productiva, porque finalmente estas tecnologías se incorporan a partir de un proceso de modernización en el interior de las empresas y eso requiere financiamiento”.
Todos estos obstáculos podrían verse suavizados, en gran medida, mediante la homologación de los marcos regulatorios e institucionales en la región, con el objetivo de avanzar hacia un mercado digital único, “lo que permitiría tener economías de escala, reducción de costes y desarrollo de mercado para nuevos servicios en la región”, señala Castillo.
De partida, los países latinoamericanos ya están trabajando desde las instituciones para promover un acceso más igualitario a las tecnologías digitales por parte de los consumidores de menor poder adquisitivo debido a que el mercado está bastante segmentado en función de esta variable. “Todos los países cuentan con agendas digitales de segunda o tercera generación —dependiendo del desarrollo del país—, donde uno de los elementos importantes ha sido las políticas de infraestructura y acceso de servicios digitales, principalmente en zonas rurales, para escuelas y sectores de menores ingresos”, señala Castillo.
Y, por último, añade: “Nosotros, como CEPAL, estamos acompañando un proceso más regional asociado a la estrategia digital de América Latina. Tenemos un programa de estrategia digital 2018, liderado por el Gobierno de México, con objetivos a nivel regional para poder integrar a los países desde el punto de vista de los mercados digitales. Se está trabajando en distintos ámbitos y uno de ellos es el mercado regional digital para crear masa crítica y poder prestar este tipo de servicios a la mayor parte de la población”.
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