Dime cómo duermes y te diré cuán creativo eres
Image: REUTERS/Mark Makela
La noche siempre ha estado asociada a los escritores, a los bohemios, a ese tipo de gente capaz de crear arte. La noche es inspiradora y más de un escritor ha creado sus grandes obras mientras el resto del mundo tenía un romance con la almohada.
La ciencia ha estudiado la relación entre creatividad y nocturnidad, y la conclusión siempre ha ido encaminada a afirmar que las personas más creativas duermen más tarde y son más inteligentes que aquellas que no lo son tanto.
El último de estos estudios, el realizado por el estudiante de doctorado Neta Ram-Vlasov y dirigido por el profesor Tamar Shochat del Department of Nursing de la Universidad de Haifa (Israel), junto con otros profesionales, concluye que la gente creativa duerme más que los que no lo son tanto, pero peor.
La investigación de Ram-Vlasov se apoya en otros estudios anteriores que también estudiaron la relación entre creatividad y sueño.
Satoshi Kanazawa dirigió una investigación en la Escuela de Economía y Ciencias Políticas de Londres donde asociaba que las personas con un alto coeficiente intelectual en la niñez tendían a mantener horarios nocturnos cuando llegaban a adultos. Según esto, parecía deducirse que además de ser más creativos, quienes trasnochaban eran también más inteligentes.
Otros estudios han examinado la relación entre creatividad y hábitos de sueño. Los adultos que se definían como poco dormilones parecían ser menos creativos que aquellos que sí confesaban necesitar muchas horas de sueño y desarrollaban en su mayoría profesiones más creativas.
Marina Giampietro, de la Universidad Sagrado Corazón de Milán, también ahondó en este tema. En su estudio sobre el pensamiento creativo realizado a 120 personas, obtuvieron mejores resultados en distintos tests quienes se acostaban más tarde que quienes se iban pronto a la cama.
«Los individuos inteligentes son los que se muestran más capaces de adherirse a unos hábitos novedosos, y hablamos de creadores y genios; es probable que pensemos en sujetos que no se dejan arrastrar fácilmente por las imposiciones culturales, como por ejemplo el hábito de irse a dormir pronto y levantarse temprano, prácticas que quizá asociamos a una cierta noción de orden social, al cumplimiento de la jornada laboral, propias de un estilo de vida más metódico y organizado, y también más gregario», explicaba el psicólogo y director de psicologiaymente, Bertrand Regader, a La Vanguardia.
Tampoco faltan tampoco estudios que relacionan creatividad y calidad del sueño entre niños y estudiantes no graduados. La conclusión era que el insomnio era más frecuente entre aquellos chavales más creativos que en el resto.
La novedad de la investigación de la Universidad de Haifa reside en que trata de entender cómo influyen en la creatividad visual y la verbal aspectos objetivos del sueño como la duración de este y el tiempo que dedicamos a dormir, y otros subjetivos como la calidad del mismo.
En el estudio participaron 30 estudiantes de siete instituciones académicas diferentes. La mitad de ellos cursaban estudios artísticos y la otra mitad realizaban carreras relacionadas con las ciencias sociales. A todos ellos se les sometió a controles electrofisiológicos del sueño, se les monitorizó la actividad cerebral durante el mismo colocándoles dispositivos de medición en la muñeca y se les pidió que completaran un cuestionario sobre hábitos del sueño para medir el patrón y la calidad del mismo, así como tests para medir la creatividad visual y verbal.
«La gente con creatividad visual sufría más alteraciones del sueño, lo que implicaba una mayor dificultad en su funcionamiento diario», explica Neta Ram-Vlasov. «En el caso de las personas con creatividad verbal, observamos que duermen más horas y se acuestan y se levantan más tarde. Dicho de otro modo, los dos tipos de creatividad están asociados a diferentes patrones de sueño. Esto refuerza la hipótesis de que en el procesamiento y la expresión de la creatividad visual están implicados diferentes mecanismos psicobiológicos que los que intervienen en la creatividad verbal».
Estos resultados demuestran que cuanto mayor es el nivel de creatividad visual, menor es la calidad del sueño, lo que se manifiesta en aspectos como desórdenes a la hora de dormir y rendimiento en la vida diaria. Y que cuanto mayor es el nivel de creatividad verbal, más horas de sueño necesitan, más tarde se acuestan y menos temprano se levantan.
Así que, sí, cuanto más creativa es una persona, más duerme. Pero esto no se traduce en que duerma mejor.
Los investigadores, sin embargo, advierten de que se necesitan más estudios que determinen si la creatividad influye en el sueño y viceversa (o quizá ninguna de las dos cosas). «Es posible que un extra de creatividad visual consiga que los individuos estén más alerta, lo que les causaría problemas a la hora de dormir», comentan. «Por otro lado, es posible que ese sueño más prolongado entre quienes muestran mayor creatividad verbal sea lo que facilite los procesos creativos que desarrollan cuando están despiertos». O dicho de otra manera, que dormir mucho nos hace ser más creativos.
Lo que sí parece cierto, concluyen los autores del estudio, es que los resultados evidencian que la creatividad no es un concepto uniforme. La creatividad visual activa y es activada por mecanismos cerebrales diferentes a los que intervienen en la creatividad verbal.
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