El aumento de la desigualdad plantea riesgos para el crecimiento económico duradero

The Pavao-Pavaozinho slum is seen atop the Copacabana neighborhood in Rio de Janeiro, Brazil, January 12, 2017. Picture taken January 12, 2017. REUTERS/Nacho Doce - RTSVRP1

Image: REUTERS/Nacho Doce

Jonathan D. Ostry
Professor of Economics, Global Affairs and Public Policy, University of Toronto
Prakash Loungani
Advisor, IMF’s Research Department.

En los últimos 30 años, la desigualdad del ingreso ha aumentado en la mayoría de las economías avanzadas y en muchas economías en desarrollo. ¿Por qué? Gran parte de las investigaciones sobre desigualdad se han centrado en los avances tecnológicos y la liberalización del comercio como principales causas del fenómeno. Es cierto que la tecnología y el comercio marcan tendencias que son difíciles de contener, pero los estudios del FMI han demostrado que el diseño de las políticas públicas reviste importancia y puede ayudar a limitar los aumentos de la desigualdad.

Otra conclusión importante de las investigaciones del FMI: el aumento de la desigualdad plantea riesgos para el crecimiento económico duradero. Con esto, la tarea de abordar la desigualdad queda claramente encuadrada dentro del mandato de la institución de ayudar a los países a mejorar su desempeño económico. Por lo tanto, el FMI ahora está aprovechando las investigaciones sobre desigualdad que ha realizado durante años para ofrecer soluciones a los países miembros, sobre todo en cuanto a estrategias para lograr equidad en el cobro impuestos y el gasto.

Comprender la desigualdad

Un buen ejemplo es Bolivia, país que a comienzos del siglo tenía uno de los niveles más altos de desigualdad del ingreso en América Latina. Cuando los precios de las materias primas se dispararon en los primeros años de este siglo, Bolivia registró una marcada disminución de la desigualdad que situó al país en el medio del escalafón regional. Con el afán de preservar los avances, el gobierno se propuso entender las causas de esa disminución y formular políticas que atajaran el repunte de la desigualdad a raíz del reciente descenso de los precios de las materias primas.

Así, la desigualdad se convirtió en un aspecto destacado en las consultas anuales del FMI con el gobierno en 2015 y 2016, que se basaron en un estudio detallado con datos de ingreso de hogares bolivianos. Este análisis en profundidad demostró que la desigualdad había disminuido porque la riqueza derivada de las exportaciones de materias primas había sido compartida con el resto de la economía a través de una mayor inversión pública, transferencias sociales y un aumento del salario mínimo. Otro estudio demostró lo vital que puede ser ampliar el acceso a los servicios financieros para reducir la desigualdad.

El FMI elaboró un modelo de la economía boliviana para simular la probable evolución de la desigualdad y para probar las políticas que podrían ayudar a preservar los avances logrados. Lo que se observó fue que los mecanismos de política más eficaces serían mantener la inversión en infraestructura y hacerla más eficiente, y focalizar mejor las transferencias de efectivo.

Etiopía ofrece otro ejemplo de las recomendaciones prácticas del FMI. En ese país, el FMI analizó la evolución de la desigualdad y midió los efectos distributivos de las políticas para reforzar el crecimiento. Lo que se recomendó fue adoptar umbrales más progresivos para el impuesto sobre la renta, promover los instrumentos financieros para los ahorristas en zonas rurales y reformar los subsidios indirectos para atender a los hogares de bajo ingreso.

Causas: Déficits presupuestarios, mercados laborales

A la hora de estudiar las causas de la desigualdad, los economistas del FMI se han concentrado en tres ámbitos de las políticas: reducción de los déficits presupuestarios mediante aumentos de los impuestos o recortes del gasto, liberalización de los mercados laborales y eliminación de las barreras a la circulación transfronteriza del capital. Estas políticas pueden ser beneficiosas, pero a veces también pueden tener el efecto secundario de aumentar la desigualdad.

Estas conclusiones fueron corroboradas por estudios de países específicos, basados en una amplia muestra.

Las investigaciones sobre Honduras, Guatemala, la República del Congo y Uganda confirmaron que las políticas fiscales repercuten con fuerza en la desigualdad.

Además, demostraron que la magnitud de las repercusiones depende de los métodos empleados para recaudar impuestos y gastar el ingreso. Los efectos en la desigualdad son mayores cuando se recurre menos a los impuestos directos sobre la renta y más a los impuestos indirectos; por otro lado, el gasto en infraestructura reduce la desigualdad.

Estudios de casos de Etiopía y Myanmar confirman que las reformas del sector financiero pueden agravar la desigualdad si persisten las limitaciones de acceso a los servicios financieros y si la movilidad laboral está restringida.

Consecuencias: Desigualdad y crecimiento

Muchos gobiernos ahora reconocen la importancia de abordar el problema de la desigualdad, lo cual hace pensar que se han percatado de que no hacerlo tendría secuelas socioeconómicas adversas. Sus inquietudes han encontrado asidero en que, según las investigaciones del FMI, la desigualdad hace menos duradero el crecimiento económico.

Esta conclusión ha concitado abundante atención porque demuestra el costo económico directo derivado de un alto grado de desigualdad, además de los costos señalados por otros investigadores (ajenos al FMI), como la captura del proceso político por parte de las élites y la menor cohesión social. Esta conclusión significa además que la desigualdad cae dentro del ámbito de la labor encomendada al FMI: fomentar un crecimiento sostenido, uno de los objetivos del asesoramiento del FMI, exige prestar cierta atención a la desigualdad.

¿Por qué una mayor desigualdad termina siendo perjudicial para el crecimiento duradero? En las economías en desarrollo, la desigualdad elevada a veces ha desencadenado crisis sociales o políticas, que a la larga pueden descarrilar el crecimiento.

En el caso de las economías avanzadas, las investigaciones demuestran que una mayor desigualdad del ingreso puede inducir a los hogares de ingreso bajo y mediano a endeudarse excesivamente, lo cual a la larga puede desencadenar una crisis; esta secuencia de eventos se observó en los períodos previos a la Gran Depresión y la Gran Recesión. El examen más reciente del FMI sobre la economía de Estados Unidos muestra que la polarización del ingreso desde 2000 “ha tenido un impacto negativo en la economía que ha frenado el principal motor de crecimiento de Estados Unidos: el consumo”.

Curas para la desigualdad excesiva

Los estudios de las causas y las consecuencias de la desigualdad excesiva lógicamente abrieron el debate sobre los posibles remedios. Por ejemplo, si las políticas fiscales contribuyen a la desigualdad, las recomendaciones del FMI sobre el diseño de esas políticas deben tener en cuenta tal hecho, dado que las consecuencias distributivas pueden ser inherentemente importantes para algunos gobiernos y, además, pueden reducir la durabilidad del crecimiento.

El diseño de la política fiscal es crítico tanto para la distribución como para la “pre-distribución”; es decir, la tarea de mejorar la igualdad de oportunidades para evitar de entrada que surja la desigualdad. Una de las políticas en cuestión es la de gasto público en salud y educación, que puede crear oportunidades más equitativas para los integrantes de hogares de bajo ingreso.

En cambio, la redistribución se refiere a medidas tomadas a posteriori, para que el ingreso disponible —o neto— sea más igualitario que el ingreso de mercado. Esto se logra mediante la tributación progresiva, transferencias de efectivo a familias de bajo ingreso y otras prestaciones de bienestar. Una importante conclusión de las investigaciones, con implicaciones para el diseño de muchas políticas, es que la redistribución, salvo que sea extrema, no incide negativamente en el crecimiento.

Conclusión

En resumen, las investigaciones del FMI han aportado mucho al estudio de la desigualdad.

En lo que respecta a las causas, la conclusión de que las políticas económicas son determinantes importantes de la desigualdad implica que los gobiernos pueden tomar medidas para reducir la desigualdad si la consideran excesiva.

En cuanto a las consecuencias, se ha demostrado que la desigualdad tiene un costo económico directo en términos de la menor durabilidad del crecimiento, con lo cual la desigualdad queda encuadrada dentro del mandato básico de la institución.

En lo que atañe a las curas, el diseño de las políticas debe tener en cuenta los resultados en materia de distribución. Esto es algo que está cada vez más presente en el asesoramiento que el FMI brinda a los países miembros.

Véase también una reciente declaración del FMI sobre cómo la institución hace operativas sus recomendaciones relativas a la desigualdad.

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