¿Cómo podemos innovar en el cuidado infantil?
Diga “infraestructura” y tal vez pensará en rutas. O quizá tuberías. Tuberías de agua, gas, electricidad. Autobuses que trasladan conmutadores al trabajo. Cables, hormigón, puentes, túneles. Sin embargo, hay otro tipo de infraestructura que es igual de necesaria. Es una infraestructura que es fundamental para el resto de la economía. En especial, es importante para permitir la participación económica de las mujeres.
Es la infraestructura del cuidado infantil: los sistemas formales de pago o redes familiares sueltas que permiten trabajar a las mujeres que se encuentran en la plenitud de su capacidad económica. Sin la infraestructura del cuidado infantil, la mitad de la población efectivamente se excluiría de la plena participación en la vida económica, social y pública.
Un estudio reciente de la OCDE señaló los países en los que el cuidado infantil es particularmente costoso. Mi propio país, el Reino Unido, es de los principales. Mis compatriotas y yo gastamos, en promedio, un tercio del ingreso de nuestra familia en cuidado infantil. Esto es en un país donde la vivienda también es históricamente costosa en términos reales, de modo que no tenemos demasiados ingresos disponibles.
Debido a las presiones financieras, resulta poco sorprendente que muchas mujeres en el Reino Unido no regresen a sus empleos después de tener a sus hijos, no por decisión sino por necesidad.
En un estudio británico reciente, el 67% de las madres trabajadoras comentó que el elevado costo del cuidado infantil impidió que siguieran trabajando. Esto sostiene una desigualdad a largo plazo: por cada año que una madre está ausente de su lugar de trabajo, sus sueldos futuros descienden un 4%.
Recientemente, una amiga británica lamentó que después de pagar a su niñera, solo le quedaban £300 por mes para el resto de sus gastos. El empleo remunerado en dichas circunstancias es básicamente un hobby que consume mucho tiempo.
Lamentablemente, este no es solo un problema del Reino Unido. En el mundo desarrollado, hay un poco más de dinero en la lata en los países que tienen buenos subsidios, en especial a medida que las demandas de las generaciones mayores (para el cuidado de la salud y las jubilaciones, por ejemplo) aumentan.
Sin embargo, este no es el único factor que hará que el cuidado infantil sea incluso más difícil de manejar. La naturaleza del trabajo mismo está cambiando, haciendo que los arreglos sean más complicados. Es más probable que los padres hoy trabajen de forma autónoma, con “curros” más que trabajos, que tengan arreglos casuales y de media jornada, que trabajen con equipos en otros países y, por lo tanto, en horarios irregulares. La Cuarta Revolución Industrial hará que nuestra infraestructura de cuidado infantil se vuelva aún más escasa de lo que actualmente es.
Eso se debe a que es incluso más difícil encontrar un buen cuidado infantil para cubrir este trabajo. La infraestructura existente, como las guarderías, no trabajan en horarios cambiantes o incluso para trabajadores de media jornada. Los problemas son estructurales: en muchos países, el gobierno regula la relación adulto/niño y es extremadamente difícil para las guarderías enfrentar los “picos” de demanda. Si cinco niños aparecen repentinamente, la guardería podría necesitar dos personas más para mantenerse dentro de la relación adulto/niño legal. Si trabajan fuera de estas relaciones por un minuto, corren el riesgo de perder sus licencias. Pero si tienen exceso de personal durante los periodos bajos por si los cinco niños aparecen, corren el riesgo de quedar en bancarrota. Esta rigidez, combinada con márgenes de rentabilidad muy escasos, dificulta en gran medida que las guarderías puedan responder adecuadamente a las necesidades de cuidado infantil.
Creo que hay lugar para innovar. Podemos pensar diferente acerca de nuestra infraestructura de cuidado infantil, en especial acerca de cómo podemos usar la tecnología para lograr un uso eficiente. Una idea que se desarrolla en el Reino Unido es optimizar la capacidad de la niñera ayudando a varios padres a colaborar como coempleadores de una única niñera, quien cuida a los niños de varias familias al mismo tiempo mientras trabaja en las distintas casas de los padres. Otra idea para el cuidado infantil “bajo demanda” utiliza el grafo social en línea de los padres –sus amigos y amigos de amigos en Facebook– para crear redes de confianza de cuidadores. Una gran cantidad de emprendedores están trabajando en aplicaciones y otras formas de tecnologías que tienen por objetivo ofrecer educación a escala en los primeros años.
Todas estas iniciativas quieren obtener más por menos, haciendo lo que hemos logrado en otras industrias a gran escala en la década pasada. La Cuarta Revolución Industrial lo demandará. Debemos seguir repitiendo y aprendiendo de estos nuevos modelos, para garantizar que nuestra infraestructura crítica del cuidado infantil se flexibilice, ceda y desarrolle para adaptarse al nuevo mundo de trabajo.
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