6 Caminos metafísicos para el éxito de tu empresa
Image: REUTERS/Hannah McKay - RTX2PJIO
“No existen los empresarios ateos”, me dijo alguna vez un hombre mayor que no profesaba religión alguna. “Forzosamente tienen que creer en algo, si no es en Dios, es en una idea o en ellos mismos. Al final es una religión” ¿Creer en algo es necesario para llevar adelante un proyecto? Me parece que la forma más sencilla de abordar este tema es mediante la metafísica.
Es probable que sepas que la palabra “metafísica” surgió al colocar libros en las antiguas bibliotecas que estaba catalogados al final; después de la física y las ciencias naturales, seguía algo más… lo que estaba “más allá”: la meta-física. Algunos dicen que la palabra fue acuñada por Andrónico de Rodas.
Existen dos formas de entenderla: La primera es la que originaron los antiguos griegos mediante la ontología o el estudio del ser como tal, junto con la teleología, que es el estudio de los fines o propósitos de un ser.
Fácilmente podemos trasladar esos conceptos a la misión de la empresa “lo que es y cuál es su propósito”, pensando a una empresa como un ser. Parte de los fines de ese ente pueden trasladarse al futuro en una “visión”; cómo se ve en el futuro.
Los emprendedores y empresarios exitosos tiene claro esto aun sin enunciarlo. Lo transmiten de varias formas con las personas que integran esta entidad llamada “compañía”. Se crea una mística en este nuevos “ser” compuesto de varios “miembros”, “órganos” y “células”. Esta mística voluntaria o involuntariamente implica los valores que se viven y todo aquello que entusiasma a los participantes a permanecer juntos y esforzarse como partes de ese todo.
La segunda forma de entender la metafísica es al estilo 'new age', o sea al nada despreciable modo sincretista y hippie de “amor y paz”.
Se trata de entender y utilizar el principio de que lo que piensas pasa; todo lo que somos y nos sucede es el resultado de lo que hemos pensado; la realidad está fundada en nuestros pensamientos y estos se retroalimentan con lo que decimos. Entonces, diciendo las palabras correctas, se tiene una vida correcta.
Si observamos de cerca a cualquier persona exitosa en los negocios o en la vida (en el sentido más exquisito de la palabra éxito), encontraremos que respeta consciente o inconscientemente tanto los principios metafísicos de los griegos como los de los hippies cuánticos.
Al ser nosotros estudiosos del éxito exquisito, o sea, el que se define como: “lograr metas que nos llevan a realizar un propósito superior que sea benéfico para el mayor número de seres (vivientes e inertes) mediante el amor (aunque suene cheesy) y nuestros talentos sumados al de otros”, podemos trazar vías inspiradas en ambos tipos de metafísica.
6 Caminos metafísicos para el éxito:
1. Crea una misión
La empresa es un grupo de personas que tiene el poder y la facultad de desempeñar un cometido. La misión es un renglón que describe dicha tarea. Este se entiende y se recuerda porque se crea involucrando a todos en su elaboración, repito… involucrando a todos los que trabajan en dicho propósito, sean tres o cinco mil. Es el poder del grito unificado… suena al rugido de un estadio y se traduce en acción. Esta es la actual misión de la universidad de mi abuelo: “La misión del MIT es avanzar en el conocimiento y educar a los estudiantes en la ciencia, la tecnología y otras áreas de investigación que sirvan mejor a la nación y el mundo en el siglo 21”. En lo que a muchos tocó atestiguar, en el siglo anterior lograron su cometido.
2. Imagina una visión
Tu futuro. Es el cielo o Nirvana que le espera al ente o ser del que formas parte. ¿Ambicioso? Si, necesariamente… pero con un toque de realismo basado en cierta evidencia fundada en la experiencia y testimonio de lo que se vivió y lo que se vive en el ahora. Es un sueño lúcido que se vuelve colectivo e inspira. Si puedes imaginar cómo se siente ese momento futuro, qué aromas dimana, que imágenes y sabores existirán… entonces lo puedes lograr. Un ejemplo fantástico es el de Alzheimer’s Association: “Nuestra visión es un mundo sin Alzheimer”. Sencilla y poderosa, ¿imposible? No lo creo.
3. Define la mística
Tus valores. No es una lista de principios de moralina que romper. Significa saber lo que vales tú mismo, tus atributos más preciosos. Magnitudes de características de tu alma sumadas a la de personas que trabajan contigo. Son los cimientos que sostienen todo y a lo que se acude para tomar decisiones. ¿Dudarías de que los valores de Mercedes-Benz son Pasión, Respeto, Integridad, Disciplina y Excelencia (PRIDE)?
4. Disciplina tu mente
Ejercita lo que te hace bien. ¿Criticar beneficia a tu mente? ¿Quejarte? ¿Chismear? Obviamente no… entonces, ¿por qué lo haces? Se trata de corregir la postura constantemente hasta que sea normal estar en la posición mental correcta. Ver y escuchar lo bueno hace que produzcas también cosas y situaciones buenas. En un sistema como tu mente si metes oro, sale oro, ¿qué pasa si metes basura? Encorvarse de vez en cuando es normal, pero no es saludable quedarse encogido. Thomas Jefferson decía: “Nada puede detener al hombre con la actitud mental correcta de alcanzar su objetivo; nada en la tierra puede ayudar al hombre con la actitud mental equivocada”.
5. Enuncia declaraciones positivas
Se empieza por decirlo. El primer acto es pensar y se piensa con palabras. Declaramos y entonces pasa. La vida de tu empresa debe estar repleta de este sabor a poesía.
Antes de la creación judeocristiana: “En el principio Dios creó los cielos y la tierra. La tierra estaba sin orden y vacía, y las tinieblas cubrían la superficie del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la superficie de las aguas. Entonces dijo Dios: «Sea la luz».” Y hubo luz”. Génesis, La Santa Biblia.
Antes de la creación hindú: “En el comienzo nada de todo esto estaba aquí. Este todo estaba velado por la Muerte, por la Privación: pues la Privación es la Muerte. Eso asumió el intelecto, «Sea yo Sí-mismado». Él, el Sí mismo, la Luz manifestada. De Él, mientras brillaba, nacieron las Aguas. «Ciertamente, mientras yo brillaba, había delectación», dijo Él. «Esto es el Brillo del Brillo». B had ra yaka upani, Los vedas.
Antes de la independencia de los Estados Unidos: “Nosotros los representantes de los Estados Unidos de América, reunidos en Congreso general, acudimos al Juez Supremo del mundo para hacerle testigo de la rectitud de nuestras intenciones. En el nombre y con el poder pleno del buen pueblo de estas colonias damos a conocer solemnemente y declaramos que estas colonias unidas son y por derecho han de ser Estados libres e independientes”. Thomas Jefferson, Benjamin Franklin, John Adams
Antes de que fuera inmortal: “Odié cada minuto de entrenamiento, pero dije, no abandones. Sufre ahora y vive el resto de tu vida como un campeón”. Muhammad Ali
6. Propaga
Comparte tus ideas, descubrimientos, valores, logros, sueños e ilusiones. Que más personas sepan lo que tú crees ayudará a sumar voluntades afines. Hasta las personas más individualistas o introvertidas deben hacerlo para poder crear. Por eso no debe sorprender que un hombre tan ensimismado como Issac Newton compartiera sus ideas, y ni que decir de la peculiar comunicación de introvertidos irremediables como Steven Spielberg, Mark Zuckerberg, JK Rowling y Fryderyk Chopin. El miedo a la crítica nos limita. El miedo sólo se soluciona exponiéndose a lo que se teme. Tus ideas conducen y enseñan así que propágalas. Ducit et Docet como dice la UIC. Algunos le llaman “acción poética”, o en otras palabras “no guardes tu poema”.
Si seguimos estos caminos, es factible que contestemos las preguntas filosóficas que formulamos al principio:
¿Creer en algo es necesario?
– Sí; para poder darle forma a nuestro ser individual y colectivo. Creer es crear.
¿Qué hace falta para creer?
– Emprender; realizar nuestro ser en ese propósito que intuimos adecuado para corroborar su valor.
Un día Tagore, premio Nobel de Literatura, se reunió con Einstein, premio Nobel de Física, y hablaron de muchas cosas.
Tagore afirmaba que nada era ni bello ni verdad sin el hombre colectivo, es decir: sin la suma de todos los hombres que formaban un cuerpo, ni la verdad ni la belleza existen. Einstein trataba de defender un punto: la verdad existe con o sin el hombre, una mesa en la casa existe a pesar de que nadie la esté viendo. Tagore astutamente decía que no, que las verdades científicas lo eran solamente para el hombre; son ideas de humano y pertenecen sólo al humano.
Einstein finalizó esa conversación afirmando: “¡Entonces yo soy más religioso que usted!” Élcreía en una verdad independiente del ser humano, esa era su religión.
¿Cuál es la tuya?
*Alejandro Llantada es asociado de The Persuasion Institute, conferencista, consultor en mercadotecnia y persuasión. Autor de ‘El Libro Negro de la Persuasión’. Catedrático del Colegio de Imagen Pública. Facebook: AlexLlantadaMx y LinkedIn: AlejandroLlantada
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