Christophe Galfard, un divulgador científico de nuestro tiempo
Blackie Books acaba de publicar su última y más ambiciosa obra Image: Reuters/Robert W. Provin and Brad D. Wallis
Christophe Galfard habla como lo hacen los grandes oradores, pausadamente, entonando con cuidado y haciendo de los silencios parte de su discurso. Ya lo decía Séneca, que aquel que no puede callar no sabe hablar.
Es su profesión, al fin y al cabo se dedica a contar historias. Pero no como lo haría un storyteller corriente, sino como el divulgador científico en el que se ha convertido. Después de doctorarse en Física Teórica por la Universidad de Cambridge, trabajó con Stephen Hawking estudiando los agujeros negros y el origen (u orígenes) de nuestro universo. Desde entonces, se dedica a difundir lo que aprendió. Ha dirigido shows, ha dado charlas y ha escrito libros por los que se ha granjeado el título de "el discípulo más brillante de Hawking".
Blackie Books acaba de publicar su última y más ambiciosa obra. Con El universo en tu mano pretende que cualquier lector se haga una idea de todo lo que conoce en la actualidad sobre el cosmos. Una tarea gigantesca a la que dedica un ensayo de 456 páginas que no es sino un libro de aventuras. Su lenguaje sencillo y su ritmo, se diría que hasta adictivo, hacen que el libro no se desarrolle, se expanda ante quien quiera meterse en sus páginas, seguir sus razonamientos y reír con sus ejemplos. Una auténtica epopeya digna de investigar.
Se doctoró en Física bajo la tutela de Stephen Hawking. ¿Cómo fue estudiar e investigar con una de las más grandes mentes del mundo actual?
Pues no fue fácil para nada. Aunque no fue por mí, ni tampoco por Stephen. Cuando empiezas una investigación teórica en una de las mejores universidades del mundo, las preguntas a las que intentas encontrar respuesta son bastante... digamos... profundas. Y empiezas sin saber nada. Tienes que aprender como utilizar las herramientas que tenemos, básicamente matemáticas, para hacerlas cuadrar con las ideas que tienes sobre el universo. Así que sí, fue duro trabajar con Stephen porque en su trabajo no existen las vacaciones, ni tienes fines de semana. Vamos, que es agotador. A cambio, tienes la oportunidad de viajar con él y conocer a los mejores científicos del planeta. Y eso está guay. Sobre todo si tienes 22 años.
Después de haber estado con algunos de los más prestigiosos científicos del mundo, tomó la decisión de alejarse de la facultad para convertirse en divulgador. ¿Qué le empujó a dedicarse a esto? ¿Cómo fue el paso de las aulas a los platós de televisión?
Cuando estuve viajando con Stephen, allá donde iba le invitaban a dar charlas. Eran encuentros públicos y enormes con miles de personas escuchando. Aunque yo no estoy ni tan siquiera cerca de su genio, sí que vi el impacto que creaba en la gente que iba a aquellos eventos. Pensé que era importantísimo seguir haciendo eso, seguir diciendo a la gente qué es lo que hace la ciencia.
Creo que todo se basa en dotar a la gente de herramientas y escudos con los que protegerse de la basura que muchas veces escuchan o leen. En realidad es algo muy democrático, la idea de extender ese conocimiento. Ya sé que a veces tienes que comprar un libro, pero a la larga lo que te cuesta no es tanto comparado con la posibilidad de estar al corriente de lo que el ser humano sabe ahora mismo.
Se podría decir que ser humano es también ser parte de ese conocimiento. Por eso, cuando acompañaba a Stephen a esas charlas me di cuenta que es lo que quería hacer. De hecho, recuerdo que ya me encantaba hacerlo cuando era adolescente. En verano, con mis colegas alrededor de una hoguera y esas cosas... básicamente me encantaba contar lo que sabía.
Con internet y plataformas como Youtube han proliferado canales como Minute Physics o Veritasium, que tienen millones de suscriptores. ¿Qué han significado este tipo de plataformas?
También está I Fucking Love Science, a mí me encanta. Cuando yo era un niño recuerdo que la gente que venía del mundo universitario y hablaba en los medios sobre ciencia, eran siempre señores que cumplían el mismo estereotipo: hombre, blanco, viejo y barbudo. Con Youtube y plataformas similares esto ya no es así. Ahora tienes a gente joven, chicos y chicas que intentan explicar lo que hacen. Y eso ha roto con ese modelo mental de científico, algo que parece muy tonto pero no lo es porque viene a decir que la ciencia son jóvenes chicos, chicas, negros, blancos, chinos... gente normal que es capaz de hacer experimentos y divulgar conocimientos con otro lenguaje. Ser científico ya no es ser un hombre, blanco, viejo y barbudo.
Aunque esto tiene una contrapartida: en Internet hay muchísima basura. Existen webs con tantos seguidores como los canales que comentas que publican cualquier barbaridad. Y sí, eso hace que se difundan cosas que no tienen nada de científico.
En relación a esto, hoy también cabría sumar los éxitos televisivos Cosmos: A Spacetime Odyssey, con Neil Degrasse Tyson o de Life Story de David Attenborough. ¿Vivimos una época dorada para la divulgación científica?
Pues oye, eso sería fantástico ¿No? Sí, puede que gracias a estos programas se esté recuperando cierto interés. En todo caso, este tipo de divulgación sirve para darle esperanzas a la gente: 'Mira todo lo que hemos descubierto, imagínate lo que nos queda por descubrir'. La ciencia es algo humano y que nos pertenece a todos. Y Cosmos hace algo que hace sentir a todo el mundo bien: aprender.
En momentos de crisis o de duda, la humanidad ha optado en multitud de ocasiones, por aferrarse a la religión. Porque te daba algún tipo de certezas y te permitía generar un sentimiento de pertenencia a un grupo. No es que la ciencia y la religión estén enfrentadas pero quizás cumplen una función muy parecida. La ciencia, hoy en día, también cumple en gran medida ese rol.
Con Stephen Hawking y Lucy Hawking escribió George's Secret Key to the Universe. ¿Cree que la divulgación científica infantil es la gran cuenta pendiente de la ciencia moderna?
Escribí tres libros más sobre divulgación infantil pero creo que ninguno ha llegado a traducirse al español. Con los cuatro libros para niños que he escrito, he viajado mucho. Habré conocido aproximadamente a doscientos chavales a lo largo de los últimos cinco años y he descubierto que me encanta discutir con ellos. Tienen una curiosidad monstruosa. Al contrario que los adultos, ellos no intentan luchar contra ideas preconcebidas. Tienen una mente totalmente abierta y quieren descubrir cómo funciona el mundo que les rodea. Creo que sí, que la divulgación científica debería ser capaz de dar a los chavales herramientas para entender el mundo y construir un pensamiento crítico respecto a lo que creen saber.
En algún momento del libro dice que la extinción de los dinosaurios se debe a su falta de conocimiento sobre la física teórica. ¿Sólo este conocimiento nos salvará de nuestra propia extinción?
A día de hoy sí. Quizás en el futuro encontremos algo diferente, más eficiente que la ciencia. Pero por ahora no tenemos ninguna otra disciplina que permita entender la realidad y proteger nuestro futuro. Quiero decir... ¡La levitación no existe! No podemos confiar en cuentos de hadas. ¡No tenemos otra cosa! Sólo tenemos esto, algo que si te paras a pensarlo resulta bastante perturbador. Nuestros ancestros no tenían este conocimiento, nosotros sí. Así que hay que aprovecharlo.
Para aprovecharlo, a lo largo del libro utiliza metáforas como una playa en Hawaii o un avión que viaja por el tiempo. ¿Dónde está la diferencia entre la pedagogía y la divulgación?
Hay una gran diferencia. Lo que yo hago en El universo en tu mano o cuando doy charlas por ahí sería como una introducción sobre una temática. Cuando adquieres cierta visión puedes ver hasta donde te llevan tus conclusiones. Se trata difundir la idea de lo que nos queda por descubrir. Pero luego hay ser capaz de hacerlo y ahí es cuando entra la parte técnica, los conocimientos especializados.
Por ejemplo, para hacer una película necesitas una historia. Y cuando ya la tienes no te importa usar todo tu talento y tu energía en buscar a personas que se encarguen de otras tareas que no son exactamente la tuya pero que tiene un objetivo semejante. Esto es lo que yo hago en El universo en tu mano, cuento la historia. Luego viene lo que hay detrás, cientos de personas trabajando en muchos proyectos e investigando. Me refiero a que para contar la historia no es necesario usar los términos técnicos que utiliza un técnico de luces o un cámara. Esa es la diferencia.
¿Es por eso que sólo utiliza una ecuación? ¿No quería utilizar ese vocabulario más técnico y propio de una facultad?
Sí, exacto. En realidad no quería utilizar ninguna, pero resultaba que E=mc2 era algo más que una ecuación, era casi como el mundo entero. Así que me era muy difícil obviarla. Stephen decía que cada vez que utilizas una ecuación pierdes a la mitad de lectores. No es imprescindible hablar de ecuaciones para hablar del universo. Digamos que uso las matemáticas para sacar conclusiones sin números, y el libro son esas interpretaciones.
El año pasado Pew Research Center publicaba una encuesta en la que se afirmaba que el 31% de los estadounidenses no creía en la evolución. ¿Cómo interpreta estos datos? ¿Le queda mucho camino aún a la divulgación?
Sí, tenemos mucho trabajo que hacer. Pero es extremadamente difícil intentar hablar con gente que no quiere escuchar. Hay personas que no quieren aprender cosas ni cambiar. Y no es una cuestión de convencer, puesto que la ciencia está basada en hechos que nos dicen cómo entendemos el mundo. Pero si hay gente incapaz de cambiar de opinión... ¿Qué puedo hacer yo?
Parece mentira pero aún hay mucha gente que no quiere debatir sus puntos de vista. Sólo a través de la educación podremos construir mentes más abiertas. Si construimos un mundo que no esté preparado para aceptar nuevas ideas solo estaremos construyendo un mundo muy pequeño. Si te soy sincero siento un poco de pena por la gente que sólo cree en el creacionismo porque se pierden lo enorme y fascinante que es nuestra existencia y nuestra realidad.
A lo largo de su carrera, sus mayores retos siempre han sido dudas que resolver... retos al fin y al cabo. ¿Cuál ha sido el desafío más grande al que se ha enfrentado como científico y como divulgador?
Como científico el reto más importante al que me enfrenté cuando estaba en los círculos académicos era el de reconsiderar ciertas teorías sobre la física cuántica y la gravedad. Como divulgador, el mayor desafío que vivo es el de extender el método científico a la manera de pensar cualquier aspecto de lo social para combatir la cantidad de mierda que circula sobre nuestro trabajo. También en el sentido político: si la gente lo utilizase en su vida cambiarían muchas cosas. Pero es extremadamente difícil.
Para terminar podríamos probar a hacer entendibles conceptos difíciles. Como un juego divulgador. ¿Puede definirme la Antimateria en una frase?
Todo aquello de lo que estamos hechos, se hace con pequeñas partículas que tienen cargas negativas y positivas. La antimateria es lo mismo que la materia pero al revés: lo que es negativo es positivo y lo que es positivo es negativo.
Lo siento, ha sido más de una frase pero ahí va otra cosa interesante. La antimateria está en todas partes. ¿Sabías que se utiliza antimateria en los hospitales para ver lo que tienes dentro del cuerpo? La tomografía por emisión de positrones la utiliza. Y otras técnicas también porque cuando pones en contacto la materia y la antimateria éstas se vuelven luz y la utilizan para detectar cosas raras en tu cuerpo, para hacer un mapa de tu interior y ver lo que no cuadra.
¿Cómo le explicaría la paradoja del gato de Schrödinger a un niño de cinco años?
No se la explicaría. [ríe] No, es la verdad, porque no me creería. El gato de Schrödinger es un recurso para que podamos entender como funcionarían a nuestra escala lo que ocurre a escalas muchísimo más pequeñas. Como si tuviésemos una lupa gigantesca que nos dejase ver lo más pequeño que puedas imaginar. La ciencia nos dice que a ese tamaño el gato puede hacer muchas cosas al mismo tiempo. Puede ir a la izquierda y a su vez a la derecha. Puede dormir y correr, puede saltar y agacharse. Y por lo tanto puede estar vivo y muerto al mismo tiempo. Pero bueno, el niño me miraría y me diría que eso es imposible.
¿Cómo definiría un agujero de gusano en una frase?
Durante siglos pensamos que por lejos que fuéramos a través del universo siempre habría algo más allá porque hay un tejido del universo, el espacio-tiempo. Ahora sabemos que ese tejido puede cambiar. Un agujero de gusano es cuando coges dos puntos separados del espacio-tiempo y los juntas. Lo que obtienes es un atajo.
¿Cómo le describiría a alguien lo que estudia la física cuántica en pocas palabras?
Tenemos que renunciar a la idea de que todo lo que creemos sobre la realidad es cierto. Es excitante darse cuenta de esto. ¿No? Pues de eso va la física cuántica.
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