La “curva del elefante”: una historia mucho más complicada de lo que se imagina

Con la colaboración de Resolution Foundation.

Image:  REUTERS/Gary Hershorn

Adam Corlett

Hay una parábola asiática acerca de un grupo de hombres no videntes y un elefante. Mediante el tacto, los hombres intentan determinar cómo es el elefante, pero cada uno toca una parte diferente de la enorme criatura, una pierna, la trompa, una oreja... así, cada uno llega a una conclusión diferente.

Por el contrario, el comentario sobre la “curva del elefante” que se muestra en el libro reciente de Branko Milanovic “Global Inequality” (Desigualdad global), y se describe como “el gráfico más influyente de la última década”, ha tendido a llegar a conclusiones compartidas. ¿Pero esas conclusiones son acertadas?

El gráfico, reproducido a continuación, muestra cómo ha crecido el ingreso promedio de una familia (per cápita) entre 1988 y 2008, para cada parte de la distribución mundial de ingresos, desde las más pobres a la izquierda hasta el porcentaje mundial más alto a la derecha. Quizás apenas pueda imaginarse la cola de un elefante a la izquierda con la trompa levantada a la derecha, pero si no puede, entonces vea aquí un dibujo que le resultará útil.

Reproducción de la curva de incidencia del crecimiento mundial Lakner-Milanovic (la “curva del elefante”), 1988-2008

Notas: El eje tiene un corte en el 20 por ciento negativo

La interpretación del gráfico indica:

  • Un centro global en auge dominado por economías asiáticas emergentes
  • Ingresos estancados o inclusive en descenso para la clase media baja del mundo rico, "países como los Estados Unidos, el Reino Unido y Francia"
  • Fuerte crecimiento del uno por ciento global más importante

Otra conclusión a la que han llegado algunos es que todo esto está vinculado: con el crecimiento del comercio internacional y la competencia, se han elevado los ingresos de los países más pobres y de los occidentales altamente calificados dueños del capital, pero a expensas de la clase trabajadora de los países más ricos.

Puede haber cierta verdad en todo esto pero nuestro nuevo artículo muestra que es inexacto concluir que los ingresos se han estancado para la clase media baja del mundo rico durante este período. Es más, es incorrecto concluir que la política interna es de poca importancia frente a las presiones del comercio internacional.

A diferencia de lo que sucede en la parábola, el error que cometieron algunos comentaristas tiene que ver menos con no poder ver todo el cuadro y más con no poder observar alguno de los componentes en particular para comprender así qué sucedió realmente dentro de los países ricos en este período entre 1988 y 2008. A continuación, se muestran tres gráficos alternativos que utilizan los mismos datos subyacentes pero proporcionan una perspectiva diferente.

La curva del elefante se ve influenciada por una lista cambiante de países y una población cambiante.

Con la curva del elefante y los gráficos similares a esta, es importante observar que se compara el ingreso promedio de, digamos, el uno por ciento más rico del mundo en 2008 con el uno por ciento más rico del mundo en 1988. Pero esos dos grupos pueden estar compuestos de personas completamente diferentes. Compara la distribución del ingreso de dos años: no sigue el desempeño de grupos familiares individuales.

Lo que resulta algo inusual, sin embargo, es que la lista de países utilizada por Milanovic y Lakner en 2008 no es la misma lista para 1988. Inevitablemente, no hay datos para cada país del planeta, en especial de 1988, pero la incorporación de países a los datos de un año a otro (o su eliminación) complica la comparación en el tiempo. Si solo utilizamos los países sobre los que hay datos en ambos años, podemos ver que el crecimiento fue superior en toda la distribución, tal como muestra la línea amarilla abajo, con la curva original en azul para trazar la comparación.

Sin embargo, resulta más significativo el impacto del crecimiento desigual de la población mundial. El crecimiento de la población en este período fue superior en los países más pobres, lo que significa que en 2008 había más personas pobres y relativamente menos personas ricas. Esto hizo descender los ingresos promedio a nivel mundial. Por supuesto que este aspecto es una parte importante de la economía mundial y no debemos ignorarlo, pero para entender mejor lo que ha sucedido en los países ricos, la línea roja a continuación muestra cómo se hubiese visto la curva del elefante si todos los países tuviesen los mismos tamaños relativos en 2008 y en 1988. La curva muestra claramente un mayor crecimiento, y el crecimiento acumulado de más del 25 por ciento en la parte inferior del “mundo rico” de la distribución cuando se eliminan estos efectos que la componen.

Curva de incidencia del crecimiento de ingresos a nivel mundial si el tamaño relativo de cada país no hubiese cambiado, 1988-2008

La caída de la Unión Soviética y los datos débiles de Japón tienen un gran impacto.

Una exploración de los datos de los países individuales detrás de la curva del elefante muestra que el débil crecimiento de las economías maduras, por cierto está impulsado por Japón y los estados satélites soviéticos y países bálticos, más que por los países “occidentales” que uno podría imaginar. En el caso de Japón, una caída muy grande del ingreso parece ser simplemente incorrecta (aunque es difícil encontrar publicados datos de calidad). Las cifras de crecimiento de los estados de Europa Oriental están dominadas por grandes bajas del ingreso durante la caída de la Unión Soviética. Al igual que con el cambio de la población, esto es también una parte importante de la historia mundial, pero significa que la curva no muestra exactamente lo que algunas personas piensan que muestra. La caída del Muro de Berlín no nos dice demasiado sobre el efecto del comercio chino en los ingresos de Gran Bretaña, por ejemplo.

La línea roja siguiente utiliza una población y un conjunto de países constantes, pero a los fines de la demostración también excluye a estos países. Ahora, el crecimiento más débil que se muestra en la “trompa” es de alrededor del 40 por ciento: por debajo de los índices de crecimiento de la mayor parte del resto del gráfico, pero lejos del estancamiento del elefante original.

Igual de interesante es lo que sucede con esta curva del elefante modificada si también eliminamos a China. Esto se muestra con la línea amarilla. Por lo tanto, el crecimiento en el mundo se ve notablemente proporcionado en alrededor del 40-50 por ciento. Esta demostración destaca la importancia apabullante de China, con su vasta población y su crecimiento excepcionalmente alto, en la forma de la curva del elefante.

Versiones ilustrativas del gráfico del elefante, sin incluir determinados países y si el tamaño relativo de cada país no hubiese cambiado, 1988-2008

Notas: Los estados satélites soviéticos y los países bálticos excluidos son Bulgaria, República Checa, Estonia, Alemania, Hungría, Letonia, Lituania, Polonia, Rumanía y Eslovaquia.

Fuera de los EE. UU., un discurso de estancamiento occidental es inclusive menos exacto.

Pero todas estas curvas combinan datos de todo el mundo. Si queremos explorar cómo les ha ido a determinados grupos dentro de determinados países, ¿por qué no solo revisamos esos datos? El gráfico a continuación muestra el crecimiento entre 1988 y 2008 para cada decil de cada país occidental en los datos, con el ingreso promedio real de esos deciles en 1988 en la parte inferior, con los más pobres a la izquierda (el tamaño de las burbujas representa la población en 1988).

Esto confirma que no hay un estancamiento generalizado entre las economías maduras. Pero también muestra que ha habido un amplio abanico de experiencias entre los países. EE. UU. es un caso atípico notable, con el crecimiento dominado por el decil más rico. La mayoría de los demás países ricos han tenido un crecimiento aceptable. Tenga presente que un crecimiento del 50 por ciento en un período de 20 años significa un promedio del 2 por ciento anual (o una duplicación cada 35 años). El crecimiento del Reino Unido, particularmente para los más pobres, se ve algo bastante fuerte en comparación con lo que encontramos en otras fuentes de datos.

Crecimiento del ingreso en cada decil de las economías maduras, excluidos Japón y los estados satélites soviéticos y los países bálticos.

Notas: El eje tiene un corte en el 180 por ciento. Los años de comienzo y finalización pueden diferir un poco entre 1988 y 2008 pero los índices de crecimiento se ajustan según equivalentes de 20 años.

Desde luego, diferentes períodos pueden mostrar niveles y patrones de crecimiento muy diferentes, tal como se puede ver en nuestro artículo y en nuestra página web interactiva sobre el Reino Unido.

Por lo tanto, utilizando los mismos datos que sustentan la curva del elefante, podría parecer incorrecto decir que los ingresos bajos y medios del mundo rico se han estancado. Por supuesto que dichos promedios ocultan un sinfín de pecados y la competencia internacional sin dudas ha producido perdedores en los niveles local, sectorial e individual, y probablemente haya ejercido presiones descendentes sobre otros. Pero el hecho de que existan estas diferencias entre la experiencia de las naciones ricas (y que los EE. UU. se apoye menos en el comercio internacional) se presta a la idea de que, tanto los períodos de poco crecimiento como las alzas en la desigualdad, se atribuyen tanto a políticas internas como por ejemplo, aquellas relacionadas con impuestos, beneficios, políticas para el mercado laboral activo, vivienda y regulación financiera, como también a cualquier fuerza internacional.

La curva del elefante es una contribución extremadamente útil para el debate sobre la globalización (como lo es el brillante recurso de datos subyacentes a ella, que los autores de la curva comparten). Al igual que cualquier elefante, con razón, atrae mucha atención. Pero no muestra lo que muchas personas creen que muestra. Como siempre en economía, la historia es más complicada y debemos también explorar los datos subyacentes desde otros ángulos, si es que queremos ver el cuadro completo y llegar a las conclusiones correctas para diseñar las futuras políticas.

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