El mundo no está escaso de crisis. Ya sea una nueva incursión del grupo islámico radical ISIS en una nueva ciudad o la escalada del conflicto en Gaza, el mundo puede ser un lugar peligroso. Invertir en mercados emergentes, especialmente en épocas turbulentas, no es apto para los débiles de corazón. Pero las empresas de inversiones que entran en ese sector con los ojos —y la cartera— abiertos, tendrán la posibilidad de obtener inmensos retornos.
Está claro que el capital privado tiene, desde hace tiempo, una relación de riesgo y recompensa con los mercados emergentes. Sin embargo, las nuevas ideas presentadas en Nueva York en el reciente Foro de Mercados Globales de Crecimiento, realizado por The Abraaj Group, sugieren que esos mercados están pasando por un cambio estructural que no se puede ignorar a largo plazo. “Lo que está sucediendo en los mercados emergentes, así como el crecimiento que se ha observado en la mayor parte de ellos, es una cuestión estructural, transformacional, y no un mero evento aislado”, dijo un ex empleado del Banco Mundial en una charla durante el foro. “Se trata de un proceso drástico y fundamental que está dando forma a la globalización de la economía mundial y que tiene enormes implicaciones”.
Los mercados emergentes, dijo el ex empleado del Banco Mundial, serán el motor de crecimiento de la economía mundial en el futuro, un estatus hoy atribuido a las naciones desarrolladas. Esos mercados ya están sobrepasando a las economías avanzadas: el crecimiento anual, real, del PIB en los 120 países clasificados como mercados emergentes ha registrado índices de velocidad dos o tres mayores al resto.
Las oportunidades no se limitan a los conocidos BRIC —Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica — se extienden también a buena parte de América Latina, África subsahariana y Sudeste Asiático. “Restringir la discusión únicamente a los BRIC es cometer una grave equivocación”, dijo.
Sin embargo, presuposiciones anticuadas están alimentando el temor de los inversores a arriesgarse de forma más radical en otros mercados. África, por ejemplo, soportó mejor la reciente crisis financiera mundial que la mayor parte del resto de regiones gracias a reformas realizadas a duras penas en muchos países subsaharianos en las dos décadas anteriores, una idea que, analizada superficialmente, puede parecer contraria a la intuición.
Aunque los inversores de los países desarrollados duden al entrar, China e India —que son ellos mismos mercados emergentes— están avanzando a esos mercados. De hecho, ellos son ejemplos de una tendencia reciente que hace referencia al cambio estructural que está teniendo lugar en los mercados emergentes: la explosión virtual de los negocios e inversiones entre esas economías. El antiguo estatus quo en que los flujos de capital procedentes de los países desarrollados fluían en dirección a los mercados emergentes está en proceso de desmantelamiento.
Piense en lo siguiente: hace 15 años, la actividad comercial y de inversión entre las naciones emergentes representaba sólo un 3% del comercio mundial. Hoy, ese porcentaje es del 25%. En realidad, 1/3 de las inversiones extranjeras que salen de un mercado emergente van a otro también emergente.
Si las empresas americanas no se mueven muy deprisa, dijo un presentador del foro, acabarán cediendo la ventaja de ser pionero a países como China e India. Pero es ahí donde el private equity puede entrar y dar el primer paso, además de beneficiarse de las oportunidades que los mercados emergentes ofrecen.
Son oportunidades importantes, ya que la clase media, o consumidora, ha estado creciendo en los mercados emergentes. En los últimos 30 años, por ejemplo, 300 millones de chinos ascendieron a la clase media, dijo otro ponente. Él añadió que la estrategia ahora es dar prioridad a las regiones donde la clase media está creciendo. El consumidor también está volviéndose más sofisticado, ya que su poder adquisitivo cada vez mayor le permite tener un gusto más exigente. “La sofisticación de las decisiones de compras está adquiriendo un ritmo más acelerado del que imaginábamos”, dijo el ex empleado del Banco Mundial.
Además de eso, están surgiendo innovaciones en los mercados emergentes que, a continuación, llegan a los países desarrollados, echando por tierra el ciclo tradicional que comienza con la creación de tecnologías en las economías avanzadas que pasan, más tarde, a los países secundarios y emergentes. Ahora, las innovaciones comienzan en los mercados emergentes —por motivos de necesidad, ya que, en general, la infraestructura existente no es la adecuada— llegando a continuación a Occidente. El dinero móvil, por ejemplo, fue inventado en Kenia mucho antes de ser lanzado en EEUU por Apple o por Google. Eso también es señal de que hay un cambio estructural en marcha que puede tener como resultado numerosas oportunidades para el capital privado.
Los inversores, sin embargo, deben adoptar la estrategia correcta al entrar en esos mercados, advirtió un participante del foro. Hay una lección que aprender con los chinos, que recurren a inversiones en diversos sectores para construir una buena imagen y ganar influencia. El Banco de China, por ejemplo, puede hacer préstamos a un país africano y, además de eso, construir una escuela, vías férreas y un puerto en ese país. Las empresas americanas y de private equity suelen no toman en cuenta ese tipo de enfoque.
Separar las buenas noticias del ruido
Cuando una crisis golpea a un mercado emergente, el capital tiende a abandonarlo. Pero un periodista veterano presente en el evento dijo que eso puede ser prematuro. “Hay mucho más temor e histeria geopolítica en los mercados de lo que merece la situación”, dijo. “Existe una industria de medios interesada en manipular las crisis, y un público que se deja asustar fácilmente”. ¿Cuál es el desenlace de eso? “La situación cambiará menos que lo que la discusión al respecto parecería indicar”, dijo.
Por lo tanto, tenemos que mirar más allá de los titulares del día a día, dijo otro conferenciante. Es preciso revisar los temas de inversión que atrajeron en un principio al capital, tales como las necesidades cada vez mayores de un consumidor que forma parte de una población en rápido crecimiento. Si no hay ningún cambio, quédese donde está. “Concentre su atención en la parte adecuada de la información cuyos efectos afectarán las tendencias subyacentes”, dijo un conferenciante.
Por ejemplo, un socio de una empresa de private equity dijo que mantuvo la inversión realizada en un negocio de diagnóstico médico en Egipto después de la Primavera Árabe debido a una demanda fuerte y continuada de servicios sanitarios. El negocio salió a bolsa y cotizó en la Bolsa de Valores de Londres. “A pesar de los tumultos políticos, si analizáramos la situación desde una perspectiva de largo plazo, veríamos que hay sectores que, sin lugar a dudas, crecerán”, dijo.
Otro ejemplo es Túnez. El lugar donde nació la Primavera Árabe, un país que pasó por fuertes caídas en su mercado bursátil y de divisas con la fuga de los inversores durante las revueltas. Pero los indicadores locales muestran que el PIB continúa creciendo a pesar de las inquietudes políticas y con tendencias de consumo cada vez más fuertes.
Una empresa de private equity no retiró las inversiones significativas que realizó en el país en empresas como Gallus, productor de pollo; Unimed y Opalia, ambas compañías farmacéuticas; PEC, una empresa de plásticos y Moulin D’Or, que produce muffins. Ella compró Unimed dos semanas después de la Primavera Árabe y cerca de dos años más tarde vendió Opalia a una empresa italiana con un 32% de retorno.
Tal y como dijo un ponente, es importante no cometer el error de mezclar indicadores macroeconómicos con resultados microeconómicos, tal y como muestra el ejemplo de Túnez. Separar los dos es fundamental para que se tenga una comprensión más amplia del mercado emergente, en lugar de dar simplemente una pincelada general a la región. Venezuela ha sido objeto de muchos reportajes negativos, pero no representa el potencial económico de toda la región. Las inversiones también son selectivas: un inversor se concentró en media docena de sectores sólo en 14 de los 54 países africanos.
Con frecuencia, lo más común es que se pierda dinero en un mercado emergente dada la incapacidad de la otra parte de corresponder a la oportunidad en potencia del mercado, y no a causa de un cambio en el Gobierno o por cuestiones macroeconómicas. “El riesgo de la contraparte es el mayor de todos en nuestro proceso de inversión”, dijo un conferenciante. “Es obvio que hay también riesgos comerciales, operacionales, son riesgos del tipo que esperamos correr”.
Los riesgos cambiarios son otro problema, sin embargo uno de los participantes del foro dijo que los inversores deberían preocuparse por el retorno neto. Por ejemplo, si un inversor compra una empresa que está creciendo un 20% al año, aún es posible obtener un 15% de retorno después de pasar por un temblor cambiario. Por lo tanto, ¿qué retorno es adecuado? Alrededor del 25% al 30%, dijo el ponente, partiendo de la presuposición de que el EBTIDA (beneficios antes de intereses, impuestos, depreciación y amortización) de la empresa esté creciendo a una tasa anual compuesta de crecimiento en la franja del 20%.
Un inversor no puede hacer mucho acerca de la corrupción en los mercados emergentes. Pero hay evidencias de que tiene un impacto limitado sobre los beneficios, dijo un ponente. Su empresa escoge de forma cuidadosa dónde invertir. “No invertimos en los 54 países de África. En lugar de eso, nos concentramos en cuatro donde hay un proceso democrático en marcha, el Gobierno sea favorable a los negocios y donde se aspire a una ambiente político mejor”, dijo.
Estudio de caso: servicio de salud
El servicio de salud es necesario en cualquier parte del mundo, sin embargo los gastos están creciendo tres veces más deprisa en los mercados emergentes que en las naciones desarrolladas. Además de eso, la urbanización está llevando a un aumento de enfermedades como el cáncer y la diabetes. ¿Cómo puede, sin embargo, el capital privado beneficiarse de las oportunidades ofrecidas por el mercado de salud si un país no dispone de médicos suficientes, o de camas hospitalarias, mientras la demanda continúa creciendo? Los países desarrollados tienen hasta diez veces más médicos y ocho veces más camas de hospital.
La estrategia de una empresa de private equity comienza por la adquisición de un activo fundamental como, por ejemplo, el mejor hospital de la ciudad. La tendencia es que ese hospital tenga especialistas que, por su parte, atraerán más médicos a medida que la nueva inyección de capitales financieros costee la expansión. Además, la empresa traerá consigo buenos administradores e innovaciones clínicas. Pero es fundamental introducir un ecosistema que sea accesible a la población local comenzando, de entrada, por la reducción del coste de construcción de las instalaciones por medio de un proceso más eficiente. “Si usted estuviera en el extremo más sofisticado del mercado, su estructura de coste no sobreviviría”, dijo un ponente.
Si no hubiera el número suficiente de especialistas, como cardiólogos, entonces los médicos junior, las enfermeras con especialización cardiovascular y trabajadores comunitarios deberían ser entrenados para definir el estado del sistema y trabajar con los pobres. En India, por ejemplo, los trabajadores comunitarios realizan diálisis de alta calidad y están produciendo los mismos resultados que las diálisis hechas en Occidente a un coste de US$ 20 la sesión.
Esa implicación detallada significa que es fundamental que los inversores conozcan bien el mercado. “Es importante conocer bien el terreno, tener gente en esos países que hable la lengua local y conozca su cultura”, dijo un ponente. “Más del 50% de las iniciativas empresariales fracasan porque no consiguen comunicarse con otras culturas”.
Es preciso entender lo que es importante en la mente del consumidor local: ¿es la calidad? ¿Es el valor? Además, es preciso estar atento a las prácticas locales. En China, por ejemplo, no formaba parte de la cultura de las personas comprar alimentos en la ventanilla externa de los locales. Los chinos estaban haciendo cola de bicicletas, dijo un ponente. “Son detalles, pero a veces los damos por sentado”, dijo ella. “Esos son los ingredientes secretos del éxito”.