Tres aspectos clave para resolver los problemas de Medio Oriente

 

Las civilizaciones más antiguas de la historia se establecieron en una región que en la actualidad se conoce como el Medio Oriente. Las tierras fértiles de la región no sólo fueron aptas para una increíble producción agrícola, sino también para la evolución de la posibilidad humana, y con ella, el nacimiento de las ciencias y culturas, historias de esperanza espiritual y leyes de dignidad humana, las primeras ciudades florecientes, recintos del conocimiento, un comercio emergente que fluía por mares y ríos, así como profesiones que se establecieron y que nos han servido por miles de años.

Los desafíos de la cuna

En un momento fuimos la cuna de la civilización. Ahora, los desafíos que enfrentamos como región confrontan nuestro potencial de prosperar a lo largo de miles de años. Gastamos miles de millones de dólares en armas, y, sin embargo, tenemos el déficit de seguridad más grande. Vivimos en una de las regiones más gravemente afectadas por el estrés hídrico, con las emisiones CO2 más altas per cápita, lo que pone en peligro nuestra biodiversidad y seguridad alimentaria. Somos la región del mundo que más depende de importaciones de alimentos.

Somos extremadamente vulnerables a los desastres naturales, a la volatilidad de los precios de los alimentos y a las fluctuaciones del clima. Las tendencias a largo plazo de la precipitación pluvial deben tenerse en cuenta para comprender la radicalización de la juventud de la región. La obesidad en aumento y las tasas de diabetes se yuxtaponen con el hambre y la desnutrición. Nuestra región es una de las más infelices en todo el mundo. Nuestros sistemas educativos les enseñan a los niños qué pensar en lugar de enseñarles cómo aprender. Tenemos las tasas de desempleo más altas del mundo. Nuestra producción de innovación es insignificante. El cambio climático le afectará a la mayoría de los 370  millones de personas en la región árabe y, en nuestro estado actual, la escala del impacto probablemente estará “más allá de las posibilidades de muchas comunidades y países para enfrentarlo”. Pero quizá el más importante desafío al que nos enfrentamos es una crisis de valores.

A fin de abordar algunos de los temas centrales relacionados a la solución de estos desafíos de desarrollo sostenible, propongo tres ideas hacia un nuevo marco regional:

1) Sistemas, no silos                                

En un mundo complejo, los temas transversales como la educación, las ciudades sostenibles y la atención médica no se pueden resolver de manera aislada o en silo. Sin cambiar la manera en la que abordamos los problemas sociales, las intervenciones individuales no lograrán un desarrollo sostenible incluyente.

Consideremos, por ejemplo, las interconexiones entre el cambio climático, la diabetes, el transporte, la educación, las discapacidades, la economía y los derechos humanos.

La diabetes y el cambio climático son dos desafíos urgentes del siglo XXI. Cambiar los hábitos alimenticios debido a factores de conducta, climáticos y económicos ha significado que MENA es una las regiones donde la doble carga de la desnutrición –donde tanto la obesidad/las enfermedades no transmisibles y la desnutrición coexisten– es más pronunciada. De acuerdo con la Federación Internacional de la Diabetes, cuatro países de Medio Oriente están entre los 10 principales países en prevalencia de diabetes per cápita (Kuwait, Arabia Saudita, Qatar y Bahrein) y, de acuerdo con el Banco Mundial, estos países también están entre los 10 principales países en cuanto a emisiones CO2 per cápita. El impacto socioeconómico tan sólo de la diabetes en esos países amenaza con debilitar el desarrollo más amplio y los beneficios de lograr los Objetivos de Desarrollo del Milenio.

La Federación Internacional de la Diabetes también anticipa que el gasto relacionado a la atención de la diabetes en MENA se elevará de 16.8 mil millones de dólares en 2014 a 24.7 mil millones en 2035. La creciente prevalencia de la obesidad en una población aumenta las emisiones por efecto invernadero debido a la producción de alimentos y al tránsito de automóviles. Las personas con afecciones médicas subyacentes como la diabetes son más vulnerables a los impactos adversos de la salud ocasionados por el cambio climático. Al mismo tiempo, la retinopatía diabética es una causa líder de ceguera y discapacidad visual en Medio Oriente, y la neuropatía diabética una causa líder de amputaciones.

Las mujeres con discapacidades siguen enfrentando discriminación diariamente en todo el mundo, y en la región MENA, el estado de derecho y la gobernanza deficientes, las prácticas culturales y tradicionales y el prejuicio, así como la pobreza son los factores que impiden el cumplimiento exitoso de los derechos humanos de esta sección de la sociedad que es la más vulnerable. También está la oportunidad perdida de no incluir a este importante segmento de la población en el mercado laboral. Debido a que la Educación para el Desarrollo Sostenible todavía tiene que integrase en muchos currículos nacionales a lo largo de la región, los ciudadanos crecen sin estar al tanto de estos temas.

En el marco actual de Medio Oriente, típicamente un Ministro de Salud, un Ministro de Transporte, un Ministro de Comercio, un Ministro de Trabajo, un Ministro de Desarrollo Social, un Ministro de Educación y un Ministro de Medio Ambiente podrían estar tratando de resolver estos temas conectados de manera aislada o, en el mejor de los casos, de manera bilateral, y sin participación importante del sector privado y la sociedad civil en todas las áreas. Lo que estos temas exigen es una visión interconectada e intergeneracional, así como una estrategia sostenible y regenerativa. Esto significa ver más allá de las típicas estrategias nacionales 2020 y 2030 y aspirar a soluciones sistemáticas que puedan servir y ser relevantes para los ciudadanos en siglos y milenios, no sólo en una o dos generaciones.

2) De la resistencia no violenta a la resiliencia no violenta

Durante los periodos de agitación social se invierte mucha energía en formas de activismo violentas y no violentas. Comparativamente menos energía y reflexión se le presta al desarrollo necesario que debe llevarse a cabo después y, con preferencia, de manera conjunta. En la sociedad civil, así como los sectores público y privado, parece haber una falta de claridad y estrategia coherente para abordar los temas sociales y de desarrollo. Mientras tanto, los temas interconectados como la educación, el clima, la paz y la salud no se abordan de manera sistemática. Es posible que estos temas se vean exacerbados por un constante estado de flujo, así como lo es el clima económico, el cual conduce a desempleo, frustraciones y fragmentación social a mayor escala.

La sensación de frustración y marginalización comienzan a definir la identidad de muchos jóvenes que se encuentran sin alternativas accesibles o viables para canalizar su energía en la creación de un cambio creativo en lugar de uno destructivo.

Los jóvenes marginados social y políticamente a lo largo de la región han demostrado gran energía, compromiso, tenacidad, organización, comunicación, pensamiento innovador y destrezas de independencia superiores, logrando el máximo con sus limitados recursos. Todas estas destrezas y competencias son valiosas para cualquier iniciativa empresarial, sobre todo en cuanto se refiere a los marcos de emprendimiento social. Existe una insuperable oportunidad para aprovechar esas destrezas en un nuevo tipo de activismo que se enfoque en la esperanza, el optimismo y la renovación.

La naturaleza de la “resistencia” es oponerse, reusarse, detener, confrontar e impedir, lo cual puede tener su espacio en ciertos contextos. No obstante, los desafíos al desarrollo sostenible a los que nos enfrentamos como región exigen resiliencia no violenta y no resistencia violenta. En el mundo natural, la resiliencia requiere de diversidad e inclusión de todas las partes de un sistema, no sólo para superar una tormenta o una perturbación, sino también para usarlas como base para construir y crear nuevas soluciones.

La resiliencia requiere la cultivación de relaciones descentralizadas de cooperación y la integración de estrategias que promuevan el desarrollo y el crecimiento simultáneo, en lugar de lo uno o lo otro. A fin de sobrevivir y prosperar en un contexto cambiante se requiere reorganización, y la resiliencia requiere que respondamos rápidamente y creemos nuevos marcos localizados para resolver los desafíos del desarrollo sostenible a los que nos enfrentamos, en lugar de operar en los marcos que fueron creados para una era y un lugar diferentes.

3) Asociación público-planeta

Lo que valoramos como sociedad debe también ser lo que es verdaderamente valioso para la Tierra. Debemos reconciliarnos con la naturaleza y después de eso con nosotros mismos. Nuestras instituciones, nuestras ciudades y marcos deben ser diseñados de tal manera que puedan crear un ecosistema de servicios que contribuyan al bienestar de la Tierra.

 Las políticas de la región están basadas en varias uniones políticas intergubernamentales y uniones económicas, pero las divisiones crean barreras, sobre todo cuando se trata de temas de desarrollo sostenible. Esto requiere de una política (no)exterior en la que también cooperemos en base a bio-regiones similares y conectadas.

Además, no es suficiente simplemente planear en conversar la biodiversidad; debemos tratar a la naturaleza como una verdadera compañera, así como lo haríamos con una asociación público-privada. El mundo natural es un potencial compañero que ha estado lidiando con complejos desafíos a su sistema y encontrando soluciones por miles de millones de años. Un ejemplo es que las biotecnologías agrícolas utilizadas en Medio Oriente no pueden adaptarse y funcionar lo suficientemente rápido para satisfacer la presión de alimentar a 520 millones de personas para 2030 y el impacto en el cambio climático. En lugar de eso, debemos también considerar las comunidades de hongos y microbios que han encontrado maneras de ser resilientes en condiciones cambiantes durante millones de años y aprender de ellas cuando se trata de nuestras soluciones alimentarias.

En nuestros nuevos marcos regionales, debemos preguntar cómo podemos formar relaciones mutuas y simbióticas con el mundo natural, el cual ha comprobado tener muchos más ingenieros, arquitectos, químicos y diseñadores de sistemas medioambientales que los humanos.

De esta manera, regresamos a la esencia de la cuna de la civilización, donde nuestros marcos, nuestro progreso y desarrollo como sociedad humana estaban intrínsecamente vinculados a la naturaleza exuberante, tanto fuera como dentro de nosotros.

 

Autor: Tariq Olaimy, cofundadore de 3BL Associates

REUTERS/ Damir Sagolj

 

 

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