¿Puede América Latina llevar su infraestructura al próximo nivel?

Aunque la economía colectiva de la región parece estar enfriándose después de dos décadas de crecimiento sólido de la economía y las inversiones directas extranjeras, todavía hay un interés significativo a nivel global en la realización de negocios con América Latina y en ella.

La mayor estabilidad de la región y la promesa de crecimiento, de nuevos mercados, consumidores y talentos continúan captando la atención de los inversores de los sectores público y privado en todo el mundo. Con nuevos acuerdos comerciales como la Alianza del Pacífico que generan nuevas oportunidades en una amplia gama de industrias, el potencial de América Latina a mediano y largo plazo solo puede seguir creciendo.

Sin embargo, hay una gran cantidad de trabajo pendiente en muchas áreas. Y para hacer realidad esta aspiración de crecimiento sostenible, se debe implementar la infraestructura adecuada para conectar las economías de la región con las oportunidades que tienen disponibles.

La fuente de las perspectivas de crecimiento de América Latina han variado de un país a otro; van desde reformas industriales clave hasta el desarrollo de recursos naturales, pero el estado actual de la infraestructura para la región solo permite el éxito a corto plazo, cuando el objetivo debería ser la prosperidad económica a largo plazo.

Muchos países de América Latina han logrado un progreso considerable en la mejora y modernización de su infraestructura. Sin embargo, en términos globales, la región todavía está retrasada en relación a muchas otras partes del mundo en lo que se refiere a los niveles de inversión en infraestructura para áreas clave como sanidad, telecomunicaciones, transporte y energía.

Y, aunque informes recientes han demostrado que el clima para las inversiones en infraestructura por parte de asociaciones entre el sector público y privado ha mejorado en América Latina en los últimos años, para llenar su vacío de infraestructura la región necesitaría aumentar sus niveles de inversión al 5 por ciento de su PBI de su actual 2 a 3 por ciento. Un aumento de esta medida en la inversión seguramente sorprenderá, pero debemos considerar lo que está en juego: la competitividad de la región a largo plazo.

El mercado actual está impulsado por la innovación y el ritmo de los negocios nunca ha sido tan rápido. A medida que siguen emergiendo productos y servicios nuevos, el elemento del acceso a los consumidores determinará dónde deciden invertir sus recursos las empresas establecidas y nuevas. Si América Latina todavía está poniéndose al día en la creación de infraestructura adecuada para puertos de alta calidad, tecnología modernizada, y carreteras y pistas de aterrizaje pavimentadas, es probable que la región se pierda las oportunidades que ayudarían a estimular su crecimiento sostenido.

Los líderes de toda América Latina (en el sector público y privado, en el académico y en las comunidades) deben estar dispuestos a desafiar las perspectivas existentes y el marco normativo que en la actualidad afectan la inversión en infraestructura en la región.

Se continúa reconociendo a la expansión de la infraestructura como un factor vital para el éxito económico, a nivel local y nacional; y como lo han demostrado los recientes acuerdos comerciales, esta parte del mundo está avanzando hacia un mercado más integrado. Para construir los puentes metafóricos y literales que conectarán las economías, y sentar las bases para el crecimiento a largo plazo, se debe alcanzar un compromiso regional ahora para garantizar que la infraestructura necesaria esté instalada y lista para respaldar ese crecimiento.

Autor: Eduardo Leite, Presidente del Comité Ejecutivo, Baker & McKenzie, y copresidente de World Economic Forum sobre América Latina 2015.

REUTERS/ Mukesh Gupta