La trampa de la abundancia y el shock del precio de las materias primas
Los efectos de la precipitada caída en el precio mundial del petróleo, del gas y de los minerales ha puesto la atención en los problemas a los que se enfrentan los países de América Latina y el Caribe (ALC) que dependen excesivamente de las materias primas. Algunos países están sobrellevando el impacto fiscal y económico mejor que otros, pero la incertidumbre generalizada y el impacto macroeconómico de la sobre-dependencia amenaza el progreso de las muy necesarias reformas destinadas a fortalecer dichas economías. Los cambios inducidos por el shock del precio tienen profundos impactos macro y socioeconómicos, pero también representan una oportunidad única para liberarse de la trampa de la abundancia natural y guiar la economía hacia un sendero más diverso y productivo.
Tomemos la política fiscal y presupuestaria como ejemplo. Brasil, México, Chile, Colombia, Trinidad y Tobago, Perú, Ecuador, Venezuela y Bolivia –que en conjunto obtienen un tercio de sus ingresos de dichas materias primas– se enfrentan todos a retos macroeconómicos como resultado del relajamiento del mercado de las materias primas. México ha recortado su presupuesto para el 2015 por 8.4 mil millones de dólares, y se anticipa que la muy anticipada reforma energética que abrió el mercado al sector privado atraiga ofertas más bajas. El gobierno colombiano también ha recortado su presupuesto y ha aprobado una reforma fiscal para extender los impuestos con el objetivo de elevar los ingresos. Trinidad y Tobago y Ecuador han seguido este ejemplo con similares ajustes a sus presupuestos nacionales. Es posible que Brasil enfrente desafíos para mantener la escala de inversiones en sus reservas de petróleo pre-sal, y la viabilidad de otros proyectos planificados a lo largo de la región se cuestionarán.
La respuesta obvia es la diversificación. Otras industrias no pueden simplemente aumentar cuando las industrias extractivas flaquean porque las industrias extractivas tienden a atraer una cantidad desproporcionada de recursos humanos y económicos, desplazando a otros sectores que se perciben como más sostenibles. Los legisladores deben obtener las mejores evaluaciones disponibles de las ventajas competitivas de su país (geográficas, industriales, de capital humano, etc.), y entonces identificar cuáles son los sectores que representan un crecimiento potencial, y atraer inversión hacia ellos al desarrollar políticas apropiadas y cortejar activamente a inversionistas. Es más fácil decirlo que hacerlo en las economías impulsadas por las materias primas, y a menudo se requiere un nivel de coordinación intergubernamental e interinstitucional que se le dificulta a la mayoría de las administraciones. La diversificación también es algo difícil durante épocas de prosperidad. No obstante, es exactamente entonces que las personas a cargo de la toma de decisiones deben aprovechar las inversiones focalizadas para mitigar el impacto durante las caídas, asegurándose de que dichas inversiones se conviertan en plataformas productivas para el crecimiento.
Los fondos soberanos de inversión (FSI) han surgido como otra herramienta importante aunque subutilizada por las economías impulsadas por las materias primas para estabilizar sus fundamentos macroeconómicos a largo plazo. Los FSI han existido por décadas; no obstante, sólo cuatro países de ALC han adoptado el concepto de los FSI basados en las materias primas. Más allá de la estabilización, los FSI proveen un mecanismo para la transferencia de riqueza intra-generacional al invertir activos externamente, y en algunos casos incluso domésticamente. Sin embargo, las ventajas de un FSI sólo llegan a realizarse si se construyen instituciones en torno al mismo a fin de garantizar una supervisión y manejo adecuados. Ausentes estas, los FSI pueden de hecho añadir complejidad y opacidad a la gestión de ingresos de los recursos naturales. El fondo debería tratarse de la misma manera que los países típicamente tratan su banco central, con una gobernanza independiente protegida y consagrada en la ley. Otras mejores prácticas incluyen la transparencia en cuanto a los informes, la eliminación de oportunidades para la interferencia política y las reglas claramente definidas para las contribuciones y retiros a fin de garantizar que se utilicen exclusivamente para las inversiones que susciten retornos o motiven un crecimiento medible. El Fondo de Estabilización Económica y Social de Chile para ahorrar grandes superávits como resultado de los precios de cobre y el Fondo de Herencia y Estabilización de Trinidad y Tobago recibieron altas calificaciones en cuanto a su transparencia en la región. Otros países deberían tomar nota de esto.
Gestionar de manera eficaz los ciclos de las materias primas y promover el crecimiento sostenible a largo plazo también significa que los legisladores de ALC deben abordar el tema de las políticas e ineficiencias fiscales. En la actualidad, los gobiernos de la región recaudan impuestos de tan sólo un poco más de la economía activa, y se estima que el 47% de la generación del PIB proviene del sector informal. Los llamados a la obligación cívica y los intentos de aplicación sólo pueden lograr y han logrado un tanto. La experiencia demuestra que se debe atraer tanto a trabajadores como a negocios al sector formal. Porque los beneficios verdaderos son estos: la habilidad de hacer y aplicar contratos, la titularidad legal de operaciones y activos, la afiliación en asociaciones de comercio y los incentivos fiscales para el desarrollo de empresas. Igual de importante que hacer de la economía formal una opción atractiva es eliminar la burocracia para registrar un negocio, obtener licencias y remitir impuestos. Brasil y Uruguay pasaron reformas que produjeron una disminución del 14% y del 15% en el total de trabajadores informales, respectivamente, durante los últimos diez años.
Más allá de recortar el gasto fiscal temporalmente y de reducir los proyectos no esenciales, existen otras medidas que los legisladores pueden explorar para posicionar mejor sus economías con miras hacia el futuro. El FMI encontró que los subsidios energéticos del país promedio de ALC costó aproximadamente 1.8 por ciento de su PIB anual entre 2011-2013 (aproximadamente 1 por ciento del PIB en combustible y 0.8 por ciento del PIB en electricidad). Con la disminución del precio del petróleo, los gobiernos ahora tienen la oportunidad de reducir esos subsidios. Los legisladores de países impulsados por las materias primas en ALC deben también acelerar las reformas del sector público cuyo objetivo es impulsar la eficiencia y elevar los niveles de servicio, a la vez que realizan ahorros. Áreas como la reforma de adquisiciones, mejores controles de gasto que busquen reducir los excesos de costos y la exploración de asociaciones con el sector privado para proveer bienes y servicios públicos de una manera más eficaz son algunas de las áreas que deberían considerarse.
Las materias primas abundantes pueden ser una ventaja competitiva, pero también pueden producir consecuencias económicas negativas no previstas debido a los ciclos regulares de auge y caída. Los legisladores tienen una oportunidad para adoptar medidas correctivas y priorizar las reformas económicas destinadas a romper la dependencia excesiva en la riqueza de las materias primas y posicionar sus economías para que resistan los cambios sísmicos cíclicos que seguramente seguirán apareciendo en el futuro. Muchos países ya han tomado este sendero, pero se requiere de una mayor urgencia.
Por Jack Campbell, director asociado, Strategic Solutions Group, Marsh & McLennan Companies
REUTERS/ David Mercado
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