¿Cómo garantizar que el turismo beneficie a los locales?
En el año 2003, en un pequeño pueblo de pescadores en el noreste de Brasil, Rodrigo, un pescador local, había dejado su carrera recientemente para hacer de su modesta casa un hostal para mochileros. Mientras tomábamos caipirinhas él me explicó que el súbito influjo de turistas lo impulsó a vender su bote con el fin de poder costear la expansión de su casa. Recientemente kitesurfistas y surfistas habían descubierto el sol perfecto del pueblo y las condiciones del viento, y muchos de los vecinos de Rodrigo estaban entusiasmados con el influjo de dólares y euros al pequeño pueblo de pescadores.
Conforme el turismo lentamente se extiende a casi todos los rincones del mundo, muchas comunidades que antes lo habían visto como una bendición pronto dependen de él para su supervivencia. El humilde hostal de Rodrigo prosperó en el nuevo pueblo de la playa internacional, atrayendo tanto a extranjeros como a brasileños. Pero cuando lo conocí estaba abatido: una guía turística extremadamente popular había reseñado los hostales del pueblo y había recomendado no quedarse en el de Rodrigo porque el personal del nuevo hostal de enfrente, de propietarios franceses, hablaba mejor inglés.
La familia de Rodrigo había renunciado a sus ingresos en la pesca para jugar el juego global del turismo, pero terminó sufriendo a manos de un libro escrito por personas que nunca si quiera se habían quedado en su hostal. Unas cuantas fuentes escritas habían tomado las decisiones de los viajeros por su propia cuenta, y eso había tenido un tremendo impacto sobre la manera en la que gastamos nuestro dinero en el extranjero.
La tecnología no ha ayudado la situación por completo, a menudo beneficiando más a las corporaciones multinacionales que tienen acceso a la infraestructura y a la experiencia en mercadotecnia. No obstante, a pesar de que el Internet ciertamente abre las compuertas a la información y a las recomendaciones, también habilita modelos de negocios que les permiten a los viajeros un control mucho mayor sobre el lugar donde gastan su dinero y pasan su tiempo.
A diferencia de hace 10 años, cuando la industria del turismo se efectuaba completamente fuera de línea, ahora tenemos acceso inmediato a los nuevos modelos experimentales de viaje, infinita información proveniente de los viajeros mismos y una mayor transparencia respecto a cómo se gasta nuestro dinero. El trabajo de voluntarios, una industria que ahora incluye a 1.6 millones de personas anualmente, les permite a los viajeros dedicar su tiempo directamente a la comunidad, y su crecimiento se ha dado en parte gracias a una mayor transparencia y acceso a Internet. Airbnb y Couchsurfing le han dado a los viajeros otras opciones acerca de dónde gastar su dinero, y han hecho de los viajes algo más económicamente viable para muchas personas. AnyRoad y otras compañías habilitan a los guías microemprendedores profesionales a conducir sus negocios por vía telefónica y competir con operadores turísticos más grandes.
De ciertas maneras, viajar es una acción muy egoísta. En un sondeo de Tripadvisor de 2014, 53,800 viajeros dijeron que las razones principales por las cuales viajaban era para “realzar” sus perspectivas del mundo, buscando “liberación”, inmersión cultural y fortaleciendo sus relaciones personales. Dicho de otra manera, viajamos sobre todo para beneficiarnos a nosotros mismos. Ciertamente este egoísmo no sólo es una fuerza negativa. Como idea cultural, ha servido para construir vínculos internacionales importantes y destruir el prejuicio. No obstante, a menudo no nos damos cuenta de los potenciales efectos dañinos a las comunidades que visitamos. Es nuestra responsabilidad ser conscientes de cómo nuestros viajes impactan a las personas y al medio ambiente con el que interactuamos, así como tomar decisiones proactivas para mitigar el daño.
En 2013, la BBC Worldwide le vendió a un billonario tabacalero de Kentucky Lonely Planet, la editorial de la guía de viajes que con frecuencia se conoce como “la biblia” de los mochileros, por tan sólo un tercio de lo que había pagado algunos años antes. Las guías de viaje con una sola voz autoritaria se volvieron irrelevantes en un mundo con sitios como TripAdvisor que ofrecen miles de reseñas y nos permiten un mayor control sobre nuestras decisiones económicas. El futuro depende de la colaboración e, increíblemente, esta influencia puede incluso sentirse en lugares con baja penetración de Internet.
Muchas de las tendencias en la industria del turismo actual están construidas para facilitar modelos económicos, dándoles a los profesionales la capacidad de competir por los dólares mundiales del turismo, y a los viajeros la información y las herramientas necesarias para accederlo todo desde sus teléfonos. Súbitamente, la tecnología nos está dando poder a través de herramientas y reseñas a tiempo real para poder tomar decisiones conscientes acerca de cómo gastamos nuestro dinero, adónde vamos y cómo nuestras huellas impactan el mundo de nuestro entorno.
Autor: Jonathan Yaffe es el fundador y jefe ejecutivo de AnyRoad
REUTERS/ Desmond Boylan
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