3 métodos para que la agricultura combata el cambio climático
Hace algunos años los agricultores de América Central empezaron a observar unas curiosas manchas de color naranja en las hojas de sus plantas de café. Al cabo de poco tiempo, las hojas se caían y las plantas dejaban de producir los granos tan esenciales para el sustento de los agricultores.
Esa infección por hongos, denominada roya, es cada vez más común debido a los cambios que experimentan los modelos de clima, probablemente a consecuencia del cambio climático. A la larga, la epidemia significaría para la región una pérdida de ingresos que se estima en 1000 millones de dólares.
Según los científicos, estos sucesos serán cada vez más habituales en el futuro, dado que el cambio climático aumenta la frecuencia y la gravedad de amenazas como sequías, inundaciones y plagas. Los pequeños agricultores, como los que cultivan el café en América Central, no suelen estar preparados para superar esos estragos.
Pero no tiene por qué ser así. Las nuevas investigaciones y enfoques ofrecen la posibilidad de capacitar a los pequeños agricultores para que sean más resilientes ante los acontecimientos extremos que amenazan a sus cultivos. Un proyecto que ha conseguido demostrar buenos resultados en este sentido es el proyecto MAS (o Mejora Agrícola Sostenible) de Honduras. Dirigido por TechnoServe y con una subvención de 11 millones de dólares de Food for Progress, un programa del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, el proyecto pretende elevar los ingresos de más de 6000 agricultores cafetaleros.
Cuando se trata de proteger tanto los ingresos de los pequeños agricultores como el suministro de alimentos global más amplio contra los estragos que provoca el cambio climático, hay que considerar tres factores esenciales.
- Nuevos conocimientos para nuevos retos
La roya llegó por primera vez en América Central en los años setenta, pero la epidemia actual ha surgido con una intensidad sin precedentes y ha llegado a explotaciones que no la habían conocido hasta ahora. No es de extrañar que muchos agricultores no estén preparados para combatir esa plaga. A medida que ese tipo de estragos se hagan más comunes, los agricultores se enfrentarán a retos para los que sus muchos años de experiencia no les han preparado. Es esencial colmar esa brecha de conocimiento y formación.
Con el proyecto MAS, hemos llevado a cabo una formación muy completa sobre las mejores prácticas para prevenir la roya: buscar signos de la enfermedad en las plantas, regular la humedad, desmalezar y podar, y un uso responsable de los fertilizantes y fungicidas. La respuesta ha sido extraordinaria, y 3100 cafetaleros ya utilizan las nuevas técnicas agrícolas en una superficie de 10 585 hectáreas de cultivo. Para reforzar esta formación, el proyecto envió mensajes de texto a dichos agricultores con información personalizada sobre cómo proteger el café.
- Acceso a financiación
A veces no basta con el conocimiento. Algunas de las herramientas más poderosas para crear resiliencia requieren una inversión financiera por parte de los agricultores. Para cultivos como el maíz y las leguminosas, se requieren variedades de semillas resistentes a la sequía y sistemas de irrigación para ayudar a compensar el hecho de que la temporada de lluvias sea más corta. En el caso del café, las nuevas plantaciones y el rejuvenecimiento de las plantas viejas pueden ayudar a evitar la roya. Pero los pequeños agricultores a menudo tienen problemas para asumir esas inversiones, porque cada dólar de sus ingresos debe dedicarse a sostener a la familia y gestionar su explotación, y los bancos se muestran reacios a conceder a los agricultores lo que ellos consideran préstamos arriesgados.
Por eso, en Honduras, hemos trabajado para facilitar el acceso a la financiación para pagar esos elementos necesarios. Con nuestro socio, la entidad sin ánimo de lucro Fundación para el Desarrollo Empresarial Rural (FUNDER), estamos reforzando la red de cajas rurales – bancos y cooperativas de crédito que trabajan con los agricultores, y de los que ya se benefician más de 6300 de ellos. Además, casi una docena de nuevas asociaciones han aprovechado más de 6500 millones de dólares en inversiones para pequeñas explotaciones de café. En cooperación, el sector privado, el sector público y el sector de las organizaciones sin ánimo de lucro están haciendo posible que los agricultores accedan a los instrumentos que necesitan.
- Resiliencia gracias a unos mayores ingresos
El crédito no es la única forma de que los agricultores puedan disponer de fondos para reinvertirlos. Con unos ingresos regulares más elevados, los pequeños agricultores tienen dinero adicional para invertir en sus granjas. Y una de las mejores formas de levantar las economías de los pequeños agricultores es vincularlas a cadenas de valor que pagan precios superiores a los locales y les permiten retener una mayor proporción de ese precio.
Para los cafetaleros de Honduras, el mercado especializado del café promete un mayor margen y más ingresos. Trabajamos muy de cerca con las organizaciones de productores, que agrupan a pequeños cafetaleros, para mejorar la calidad de sus cosechas. Entre las cosechas de 2014 y 2015 la proporción de granos de café de los agricultores participantes que fueron clasificados como de categoría superior fue de entre el 59 y el 83%.
En un país donde la amplia mayoría de agricultores tradicionalmente vendía su café a intermediarios, también hemos reforzado la capacidad de las organizaciones de productores para que vendan directamente a los exportadores. En consecuencia, los agricultores se llevan a casa una proporción más grande del precio de venta. Ahora los agricultores participantes cobran entre 0,50 y 0,61 dólares por libra de café por encima del precio local, y han incrementado sus ingresos en una media de 1400 dólares (incluso algunos agricultores vendieron toda su cosecha en un contrato de marketing con un promedio de 4403 dólares en ventas adicionales). Esas ganancias adicionales les permiten invertir en elementos que les ayudan a aumentar aún más sus ingresos y protegerse contra la roya. Y con mayores ingresos, acceso al crédito y formación, el porcentaje de agricultores que rehabilitan sus explotaciones se ha multiplicado por cinco.
Agricultores pioneros
Crear resiliencia entre los pequeños agricultores no tiene que ver solo con proteger —e incrementar— sus ingresos. También se trata de mantener la seguridad alimentaria global de cara a un medio ambiente cada vez más imprevisible.
Por eso la comunidad internacional puede seguir debatiendo su respuesta al cambio climático, pero los pequeños agricultores ya pueden hacerse cargo de su propia reacción. Muchos de estos agricultores son muy conscientes de los riesgos que implican los estragos relacionados con el clima, y desean tomar medidas para proteger sus explotaciones y sus ingresos. Junto con la ayuda de programas como esta iniciativa financiada por Food for Progress, hemos descubierto que realmente se puede progresar ante un reto global inextricable.
Autor: Andrei Belyi, TechnoServe, director regional, América Latina y el Caribe.
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