Por qué la lucha contra la corrupción comienza desde arriba

A fin de contener la corrupción, necesitamos la participación de gobiernos, de empresas y de la sociedad civil para mejorar la educación y promover la rendición de cuentas. Es aquí donde entra el Consejo para la Agenda Global sobre la Transparencia

Imagínese una región, un país, un mundo libre de corrupción. Un lugar donde a las personas se les recompensa por su mérito, donde las empresas compiten a un nivel parejo, donde las actividades gubernamentales son transparentes y los beneficios del crecimiento económico alcanzan a todos los ciudadanos.

Singapur está cerca de esto. No porque sea un país pequeño, sino porque tuvo la fortuna de contar con un primer ministro como Lee Kuan Yew. Líder fuerte con una visión clara, él llevó a Singapur a donde hoy se encuentra. Y un aspecto central de su filosofía y sus acciones fue su postura en contra de la corrupción.

Al rehusarse a proteger a subordinados sin escrúpulos, Lee limpió a Singapur de arriba abajo. No hubo que mantener las apariencias ni hubo necesidad de politización en la lucha contra la corrupción, y esto abrió paso a una administración transparente y dispuesta a rendir cuentas que inspiró confianza en los inversionistas, lo cual, por su parte, generó un rápido e ininterrumpido crecimiento que hizo de Singapur lo que es hoy.

Una y otra vez se nos recuerda que las campañas exitosas contra la corrupción deben provenir desde lo más alto. Un compromiso genuino del liderazgo es vital si se ha de evitar que las malas prácticas puedan infiltrarse. Guiar con autoridad moral es un requisito para obtener un éxito sostenible en esta lucha. Por lo tanto no es irracional exigir que a los líderes presentes y futuros se les evalúe, entre otras cosas, respecto a sus actitudes y logros en el combate a la corrupción.

Hoy día muchos países han lanzado sus propias iniciativas que favorecen la transparencia. A fin de alentar estos esfuerzos, el Consejo para la Agenda Global sobre la Transparencia y la Anticorrupción tiene como objetivo abogar por programas de construcción de capacidad entre las instituciones que previenen y controlan la corrupción.

La corrupción es una transacción de doble sentido. Para contenerla significativamente en cualquier país, la participación del sector privado es esencial. Junto con los gobiernos, las empresas deben asumir responsabilidad, y la sociedad civil puede ofrecer apoyo al inculcar la transparencia y la rendición de cuentas en los gobiernos y las comunidades empresariales. El enfoque del Consejo para la Agenda Global se extenderá para desarrollar y respaldar mecanismos de divulgación voluntaria e informes de alto nivel.

Otra recomendación es educar a la siguiente generación –comenzando con los niños de primaria– acerca de los peligros de la corrupción y el nepotismo. Los jóvenes a los que se les acepte para hacer pasantías en el programa Ten Youth, por ejemplo, deberían tomar un juramento de transparencia e integridad.

Efectuar un cambio de mentalidad toma tiempo, sobre todo en Asia, donde la entrega de regalos es parte de la cultura y las prácticas de corrupción han proporcionado ciertas ventajas. Pero al educar y crear consciencia acerca de cómo la corrupción le arrebata a un país y a su gente el desarrollo que se merecen, tanto en términos económicos como sociales, y con los esfuerzos de todos los sectores de la sociedad, estamos a un paso más cerca de un mundo mejor.

Autor: Serge Pun, presidente, Serge Pun & Associates, Myanmar.

Imagen: REUTERS/Vivek Prakash