Una escalera financiera para la juventud
Una de ellas, por supuesto, se refiere al ahorro, que es la más conocida y fácil de entender, pero, aun así, los beneficios de ahorrar no son evidentes para la mayoría de las personas. Por ejemplo, yo he escuchado decir con frecuencia: “¿Qué caso tiene ahorrar si vas a recibir sólo la inflación o incluso menos?” No le encuentran un sentido a ahorrar.
Una persona que está en el estatus de “no ahorrador”, generalmente se debe a que está en el de “consumidor”. Siendo Consumidor (primer escalón), tu siguiente paso evolutivo para crecer financieramente hablando, es convertirte en Ahorrador (segundo escalón), después evolucionarás para ser un Inversionista (tercer escalón) y al final crecerás hasta convertirte en un Inversionista Avanzado (última escalón). Ése es el camino. Ésa es la Escalera Financiera: un Consumidor (gasta dinero) evoluciona hacia ser un Ahorrador (guarda dinero), que a su vez evoluciona hasta ser un Inversionista (busca una utilidad) y éste crecerá hasta convertirse en un Inversionista Avanzado (está dispuesto a arriesgar porque sabe que potencialmente puede generar una mayor ganancia).
Al principio, no quieras brincar escalones de esta Escalera Financiera. Si eres de los que dicen que no ahorran porque las tasas de rendimiento que tenemos actualmente son muy bajas, estás deseando pasar de Consumidor (primer escalón) a Inversionista (tercer escalón) y brincarte el escalón de Ahorrador.
En mi opinión, ¡hay que ahorrar! No sólo para construir el hábito, sino por otras muy importantes razones; entre ellas, que ahorrar (guardar dinero) es tu siguiente paso financiero evolutivo. Ya después te convertirás en Inversionista y buscarás un rendimiento mayor.
Sin embargo, lo que sí puedes hacer es ahorrar en instrumentos que te ayuden a que tu dinero crezca por encima de la inflación, para que conserve su poder adquisitivo, y esto rápidamente te puede convertir en un Inversionista que busca un rendimiento real positivo o hasta en un Inversionista Avanzado. Te voy a decir cómo hacerlo.
Si trabajas en una empresa y ésta cuenta con una Caja de ahorros (no confundir con Fondo de Ahorro) ésta es un excelente medio de ahorro. Las tasas de rendimiento suelen ser de las mejores, porque las personas que piden un préstamo pagan una tasa de interés que se convierte en un beneficio (rendimiento) para los que ahorran. Si tu empresa cuenta con una Caja de ahorros te recomiendo ampliamente que participes. Sólo resiste la tentación de pedir un préstamo, pues si lo haces, en lugar de subir por la escalera financiera hacia Ahorrador (primer escalón) o Inversionista (segundo escalón), descenderás hacia convertirte en Deudor (sótano).
Mejor aún, si eres de los afortunados para los que tu empresa ha creado un Plan de Pensiones de los que se conocen como de “Contribución Definida”, ¡Participa en él! ¡Ahorra en ese instrumento!
Pregunta a tu empresa si por cada peso que tú ahorres hará “un match” (es decir, que empate tus aportaciones mediante su propio ahorro), porque normalmente ese match puede ser del 25, 50, 75 o ¡hasta 100% de tu ahorro! Es como si recibieras un rendimiento del 25, 50, 75 o hasta 100% instantáneo. ¡Nadie te lo da! Y ese ahorro de la compañía se suma a los rendimientos que genera el propio plan por tus aportaciones. Éste es realmente un vehículo valioso que también te convierte en un Inversionista muy rápidamente.
Por supuesto, no todas las personas cuentan con estos vehículos de ahorro. Si fuera ése tu caso, existen cuatro opciones todavía muy aceptables: las Afore (ahorro voluntario), las Sociedades de Inversión (hay algunas con riesgo y otras sin riesgo), los Fondos de Inversión o los Planes Personales de Retiro.
Las Afore son excelentes instrumentos de inversión a largo plazo. Sus rendimientos han demostrado ser de los mejores. Para elegir alguna de ellas, además de los rendimientos debes tener cuidado en el nivel de comisiones que cobra.
Las Sociedades de Inversión son muy buenas porque consisten en que varias personas con pequeños montos para invertir, se reúnen para generar juntas un volumen importante y poder acceder a instrumentos que de otra forma sólo están al alcance de los grandes inversionistas. Puedes encontrar información sobre las Sociedades de Inversión en los portales web de las instituciones financieras y también en publicaciones de la Condusef.
Por último, hay un instrumento de ahorro que también es muy bueno. Se conoce como Plan Personal de Retiro o simplemente PPR. Algunas instituciones financieras lo ofrecen y además de rendimientos aceptables, tiene la enorme ventaja de que las aportaciones que realices a este instrumento son deducibles de impuestos (hasta ciertos límites que establece la Ley del Impuesto Sobre la Renta). Lo único que la Ley pide a cambio es que no retires el dinero antes de los 65 años de edad, porque perderías la ventaja fiscal. Como espero que no hayas dicho “¿Hasta los 65? ¡Falta mucho!”, porque créeme que ¡es cuando más lo vas a necesitar!
Y finalmente toma en cuenta que si eres una persona joven y decides ahorrar en cualquiera de estos instrumentos, atrévete también a invertir en títulos con riesgo si dichos instrumentos te dan la opción (se les conoce como renta variable o capitales, y generalmente se trata de acciones) porque aunque las acciones pueden bajar y podría parecer que pierdes dinero en algún momento, a la larga (después de muchos años) lo más probable es que termines ganando mucho más que si inviertes en instrumentos sin riesgo. Siendo joven tienes la gran ventaja de que puedes dejar tu dinero invertido por muchos años y resistir los “sustos” cuando bajen las acciones. En el largo plazo, lo más probable es que te convenga más y ganes más.
Con la colaboración de Forbes México.
Autor: Arturo Luna es director en el área de Retiro de Mercer en la Ciudad de México.
REUTERS/Thomas Peter
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