El cambiante contexto de la seguridad global
Desde su inicio, el Foro Económico Mundial ha adquirido una reputación por ser una plataforma enfocada en el diálogo de partes interesadas múltiples comprometidas a avanzar la colaboración público-privada. En particular se le reconoce por sus aportes a la reflexión sobre temas económicos y sociales. No obstante, después de un año que muchos han descrito como un annus horribilis político durante el cual hemos presenciado tanto la exacerbación de problemas relacionados con amenazas asimétricas, como el crecimiento del Estado Islámico en Medio Oriente, así como el regreso de la competencia estratégica como el conflicto en Ucrania, hay una clara necesidad de fomentar una mayor conciencia entre los legisladores respecto a la naturaleza volátil y cambiante del contexto de seguridad de la actualidad y sus implicaciones para la sociedad y la economía.
Más que nunca antes, el Foro cree que existe la necesidad de reunir a partes interesadas y promover el diálogo entre ellos en aras de fortalecer la seguridad global. El deterioro del escenario internacional en 2014 dejó a muchos países y organizaciones aparentemente desprevenidos para afrontar el nuevo contexto. Los horribles ataques terroristas durante los últimos meses también resaltaron cuán precavidos debemos permanecer como líderes, ciudadanos y miembros de comunidades afectadas, tanto directa como indirectamente. Pero, a pesar de que seguimos siendo precavidos, no podemos vivir desalentados. Vivir así sería una victoria para aquellos que tienen el objetivo de limitar las sociedades libres y abiertas.
Al contemplarlo desde la lente de la seguridad geopolítica, el futuro puede parecer sombrío, si así lo permitimos. Un panorama de la seguridad caracterizado por el ahondamiento simultáneo de la competencia geopolítica, el conflicto asimétrico y la disminuida confianza en el multilateralismo, agravado por el aumento en la disparidad de ingresos de la economía global, proporciona un tenue contexto para que los estados ejerzan la diplomacia y busquen la cooperación en el frente de la seguridad.
La complejidad de estas amenazas requiere de repuestas creativas y cultivadas por una amplia gama de perspectivas y capacidades. Por lo tanto, durante la Reunión Anual de este año en Davos, Suiza, el Foro participó en diálogos acerca del futuro papel de las fuerzas armadas, la ciberseguridad, la corrupción, la desigualdad, el complejo y crucial papel de los servicios de inteligencia, así como las implicaciones de esta nueva realidad de las sociedades abiertas. Muchos de estos temas eran nuevos en la agenda de Davos, pero ahora están aquí para quedarse.
Nuevas realidades en el contexto de la seguridad, ¿qué significa esto para el futuro de las fuerzas armadas, la inteligencia, el terrorismo y la ciberseguridad?
Desde la caída del Muro de Berlín hemos vivido bajo el supuesto de que el mundo abarca un creciente “cosmos” de estados organizados cooperando para resolver problemas de manera pacífica y organizando el “caos” en las periferias del orden global. No obstante, esta ágil y optimista percepción está amenazada por la cruda realidad de que la competencia geoestratégica ha regresado, caracterizada ahora más por la lucha por el poder y recursos que por la ideología. Mientras que la Guerra Fría fue de arriba hacia abajo y todo país estaba obligado a relacionarse a esa confrontación central, el mundo actual es más de abajo hacia arriba; los representantes ya no son las marionetas de los grandes poderes: ahora ellos pueden estar a cargo del acto.
Un número creciente de guerras locales están reverberando a nivel global, y su insolubilidad está involucrando a los poderes establecidos. El terrorismo también se ha transformado en una serie de peligrosas, impredecibles y sueltas conexiones horizontales entre grupos dispares que se mueven fácilmente a través de fronteras nacionales. El “enemigo” ya tampoco es tan claro: el espectro de los combatientes extremistas que regresan a sus países adoptados, o los reclutas forzados o secuestrados para combatir, dejan a las autoridades bregando para balancear las preocupaciones de la seguridad con los derechos y las libertades fundamentales.
La falta de simetría en el contexto de la seguridad global podría conducir a sorpresas geopolíticas o los llamados “cisnes negros”, como por ejemplo, que el Estado Islámico pudiese adquirir un arma nuclear táctica.
Las estructuras globales existentes –ya sean las Naciones Unidas o los foros regionales como la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE), la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) y la Liga Árabe– ofrecen valiosas plataformas para abordar los temas de la seguridad global, pero necesitan revitalizarse. Nuevas amenazas como la guerra cibernética y el conflicto internacionalizado en Ucrania son situaciones amorfas que requieren de una respuesta robusta y colaborativa de inteligencia y vigilancia. Pero, después de las revelaciones de Snowden, ¿dónde está el marco legal para la acción y quién es el responsable?
Desde que explotó la crisis de Ucrania, ha surgido un nuevo alineamiento entre Rusia y China, aunque pocos esperan que dure. Igual de probable es que esa relación se deteriore debido a la competencia por Asia central. Las relaciones de China con sus vecinos del sudeste de Asia y con Japón siguen siendo cruciales. A pesar de que el clima político pudo haber mejorado un poco, ninguno de los temas fundamentales vinculados ya sea a la delimitación del Mar de China Meridional o la titularidad de las islas en el Mar de China Oriental se han resuelto.
La integración regional en torno a los temas clave está avanzando. La huella de la India en la región es cada vez más visible. En Medio Oriente, el sistema estatal que se introdujo después de la Primera Guerra Mundial se está colapsando bajo conflictos de capas múltiples y con la persistencia de movimientos extremistas. Todavía falta un marco regional eficaz de colaboración respecto a estos desafíos compartidos El impacto regional de Irán, pasando lentamente de ser un gobierno al margen a cooperar cada vez más con la comunidad internacional, todavía está por verse.
Mientras tanto, nuevas amenazas asimétricas globales para la seguridad están alterando la diplomacia tradicional y forzando nuevas conversaciones y nuevas alianzas, sobre todo porque los actores no estatales ahora están jugando un papel mayor. Por ejemplo, los perpetradores de los recientes ataques en París han llevado a las autoridades europeas a debatir nuevas formas de intercambio de información de inteligencia y vigilancia. En Medio Oriente y en África, el Estado Islámico y sus allegados fanáticos plantean un problema que transciende fronteras, afiliación política y orientación religiosa. Esta amenaza común, y el sentimiento compartido de la necesidad de actuar en su contra, están conduciendo a nuevas conversaciones acerca de cómo actuar de manera colectiva y podrían conducir a un nuevo realineamiento en la región.
¿Cómo podemos adaptarnos y prepararnos de la mejor manera para enfrentar las tendencias geopolíticas y geoeconómicas de la actualidad?
Exactamente hace un año había problemas políticos vertiéndose sobre Ucrania, pero no había enfrentamientos todavía; en ese momento, no muchos hubiesen concebido el conflicto total que surgió después y que esencialmente nos ha dejado con un colapso total de confianza entre Rusia, la Unión Europea y Estados Unidos. De hecho, muchos de los problemas claves de hoy día –incluyendo el Estado Islámico, el ébola, el mayor riesgo de terror que plantean los ciudadanos radicalizados de la Unión Europea como lo vimos en París, las olas de extremismo en África, los precios de petróleo en caída– apenas si estaban en la agenda hace un año.
Por lo tanto, nos compete a todos preguntarnos hasta qué punto los líderes están pensando en lo impensable y preparándose para ello. ¿Cuáles son los temas más urgentes que los líderes deberían abordar para fortalecer la seguridad global? ¿Qué tendencias internacionales o domésticas están impulsando las transformaciones en el contexto de la seguridad? Un ejemplo sería este: la rápida caída de los precios del petróleo lastimará gravemente las economías de los países de Medio Oriente. También podría conducir a nuevas oportunidades para crear una solución de dos estados entre Israel y los palestinos y permitir que Irán verdaderamente asuma sus responsabilidades globales. Por su puesto que esto plantea la pregunta de si es que los líderes se están preparando para las consecuencias del continuo cambio y sus implicaciones.
Al contemplar la conclusión de la Reunión Anual del año en curso, de nuevo reflexionamos acerca del tema de la reunión: El Nuevo Contexto Global. Dentro de este nuevo contexto indiscutiblemente debemos tomar en cuenta los amplios problemas de seguridad en evolución a los que se enfrenta el mundo. Al pensar con anticipación y adoptar un enfoque con miras hacia el futuro, podemos prepararnos con tiempo para ser proactivos, en lugar de simplemente reactivos, ante los innumerables desafíos –tanto aquellos que conocemos ahora como los que todavía no podemos prever– que nos confrontan.
La vasta experiencia del Foro al unir a tales partes interesadas, al promover el diálogo entre ellas y al darle forma a los debates, puede desempeñar un papel crucialmente valioso: un papel que asumimos en serio y al cual nos dedicaremos en los meses y años por venir.
Anja Therese Kaspersen es experta in temas de seguridad Internacional, Y legislación, reforma, y resolución de conflictos, para Naciones Unidas.
Espen Barth Eide, es director general y miembro de la Junta Directiva del Foro Económico Mundial.
Image: REUTERS / Pool New
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