La investigación espacial y el envejecimiento

El envejecimiento está detrás del origen de múltiples enfermedades. Dos estudios de la Estación Espacial Internacional buscan ahora entender sus claves.

En The Curious Case of Benjamin Button, el personaje que interpreta Brad Pitt vive la vida al revés. Nace con la apariencia de un anciano de 70 años, y a medida que va pasando el tiempo, su cuerpo va rejuveneciendo. Justamente lo contrario que ocurre en la realidad, donde nuestro organismo poco a poco se va deteriorando. El envejecimiento, anteriormente considerado como algo ‘natural’, es hoy el origen de trastornos como el mal de Alzheimer, el cáncer o el Parkinson.

Las políticas de salud pública y el gran desarrollo socioeconómico han permitido el aumento de la esperanza y calidad de vida. Sin embargo, hemos llegado a un punto de no retorno. Ya no sólo queremos vivir más, sino que también queremos que esos años merezcan la pena. Los datos son claros: según la OMS, el número de personas con 60 años o más en todo el mundo se ha duplicado desde 1980. Y con ellas también el número de enfermedades y trastornos asociados al envejecimiento.

La ciencia investiga ahora para combatir el envejecimiento. ¿Es posible estudiar cómo el paso de los años afecta a nuestras células? ¿Servirían estos estudios para identificar el origen de muchas enfermedades? Un pequeño laboratorio, situado a 400 kilómetros de altura de la Tierra, trata de ahondar en los mecanismos del envejecimiento.

En la mismísima Estación Espacial Internacional, algunos de los experimentos en biología trabajan en el origen y las causas del envejecimiento. El objetivo no es otro que afrontar el paso de los años de forma más preparada, y así tratar de combatir algunas enfermedades asociadas al paso del tiempo. ¿Cómo lo hacen?

Un minúsculo gusano para nuestros huesos y músculos

Muchas de las enfermedades crónicas provocan que los pacientes deban pasar años en cama, sin poder levantarse y realizar movimientos. Este sedentarismo llevado al extremo es similar a los efectos que sufren los astronautas en condiciones de ingravidez. La gravedad cero provoca una importante debilidad en huesos y músculos, que los cosmonautas de la ISS tratan de paliar con ejercicio físico diario.

Una de estas líneas de investigación trabaja con Caenorhabditis elegans, un pequeño gusano que puede enseñarnos el origen de esta debilidad muscular y ósea. Para ello, los astronautas cuentan con experimentos en los que los gusanos sufrirán la misma ingravidez que ellos, y estudios paralelos en los que pueden someter a estos organismos a la gravedad normal de la Tierra. Así comprobarán, en ausencia de otros factores como la radiación, lo que puede llegar a condicionar la ingravidez.

La gravedad cero, como decimos, no está detrás de los trastornos asociados al envejecimiento y al sedentarismo. Sin embargo, si somos capaces de ‘inducir’ estos problemas en los gusanos, podremos entender un poco más cómo empiezan estos trastornos, y así ser capaces de identificar la raíz del problema. ¿Nos ayudarán estos pequeños organismos a desarrollar nuevos tratamientos médicos?

¿Tienes las defensas bajas? Prueba con la ingravidez

Otro de los experimentos realizados en la Estación Espacial Internacional aborda un problema del sistema inmune. A medida que pasan los años, el número de células-T (un tipo de células defensivas) se reduce, sin que los investigadores hayan entendido todavía por qué. De una manera similar a los estudios en C.elegans, los astronautas también quieren indagar en los efectos de la ingravidez sobre estos tipos celulares.

Cuando los astronautas regresan a la Tierra, se observa que sus células defensivas también se reducen. Simular el paso del tiempo y la disminución de células-T mediante la gravedad cero nos ayudará a entender mejor este problema. ¿Quién sabe? Quizás esta investigación de la ISS nos permita también desarrollar terapias innovadoras.

Estos dos estudios son clave para entender algunos de los trastornos asociados al envejecimiento. Los problemas musculares y la disminución de células del sistema inmune podrían paliarse gracias a la extraordinaria investigación espacial. ¿Será el principio del desarrollo de nuevos tratamientos en medicina?

En colaboración con Think Big.

Autora: Angela Bernardo es licenciada en Biotecnología y Máster en Industria farmacéutica y biotecnológica. Especializada en comunicación científica.

Imagen: REUTERS/Axel Schmidt 

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