Hacia empresas más sostenibles y rentables

Que los recursos naturales son bienes imprescindibles es sabido por todos. Desde los eternos debates por la factura de la luz, hasta los conflictos internacionales por la distribución de gas en Europa, pasando por los vaivenes del precio del crudo, la sostenibilidad, en general, y la autosuficiencia energética, en particular, son elementos clave en las estrategias empresariales actuales.

Después de la crisis financiera del 2008, y el resto de otras crisis que se han sucedido desde esa fecha, son muchas las cosas que han cambiado. Han surgido iniciativas por parte de Gobiernos y Organismos Reguladoresencaminadas a corregir vicios perversos y hacer empresas responsables en las 3 vertientes de la sostenibilidadla económica, la medioambiental y la social.

En esta ocasión nos vamos a ocupar de lo que se conoce como El Pacto Mundial de Naciones Unidas (UN Global Compact). Hablamos de la mayor iniciativa voluntaria de Responsabilidad Social Corporativa (RSC) del mundo, que ha sido firmada por una cifra que supera las 10.000 entidades en más de 130 países.

Las empresas firmantes se comprometen a promover 10 principios en cuanto a derechos humanos, normas laborales, medio ambiente y lucha contra la corrupción en sus actividades y estrategia de negocio

En el año que se cumple el plazo de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, la voluntad empresarial para orientar sus actividades hacia la sostenibilidadparece haberse enfriado, ya sea por los efectos de las crisis o simplemente porque la moda está cesando.

El mencionado Pacto Mundial de Naciones Unidas busca promover la implantación de unos principios universalmente aceptados en las áreas de Derechos Humanos, Normas Laborales, Medio Ambiente y Lucha contra la Corrupción en las actividades y la estrategia de negocio de las empresas.

El Pacto Mundial de Naciones Unidas persigue 2 objetivos complementarios:

  • Incorporar los 10 Principios en las actividades empresariales de todo el mundo
  • Canalizar acciones en apoyo de los objetivos más amplios de las Naciones Unidas, incluidos los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM)

Estos son los 10 principios:

Las empresas deben apoyar y respetar la protección de los Derechos Humanos fundamentales, reconocidos internacionalmente, dentro de su ámbito de influencia

Los Derechos Humanos son derechos inherentes a todos los seres humanos, sin distinción alguna de nacionalidad, lugar de residencia, sexo, origen nacional o étnico, color, religión, lengua, o cualquier otra condición. Estos derechos son interrelacionados, interdependientes e indivisibles.

Las empresas deben asegurarse de que sus empresas no son cómplices en la vulneración de los Derechos Humanos

Complicidad se refiere a estar implicado en algún caso de abuso de los derechos humanos que empresas, gobiernos u otro tipo de entidades estén llevando a cabo. Respetar los Derechos Humanos también hace referencia a asegurar su cumplimiento por parte de otras empresas, que formen parte de la cadena de suministro, más allá del negocio directo. El riesgo de ser cómplices en el abuso de los derechos humanos es particularmente alto en países con gobiernos débiles o en los que la vulneración de los derechos humanos está generalizada, este riesgo de complicidad existe en todos los sectores y países.

Las empresas deben apoyar la libertad de afiliación y el reconocimiento efectivo del derecho a la negociación colectiva

La libertad de afiliación reconoce el derecho de empresarios y trabajadores a constituir asociaciones y sindicatos en función de sus necesidades. Los empresarios no deben interferir en la decisión de un empleado sobre su derecho de afiliación ni discriminarlo por afiliarse, como tampoco a un representante de dicho empleado. La libertad de afiliación implica que los empresarios, los sindicatos y los representantes de los trabajadores puedan discutir libremente sus problemas en los centros de trabajo con el fin de alcanzar acuerdos conjuntamente aceptados. Esta libertad de afiliación también permite que los trabajadores (y las organizaciones) ejerzan su derecho de defender sus intereses económicos y sociales.

Las empresas deben apoyar la eliminación de toda forma de trabajo forzoso o realizado bajo coacción

El trabajo forzoso o realizado mediante coacción es cualquier tipo de trabajo o servicio que se obtiene de una persona mediante amenaza o castigo y para el cual dicha persona no se ha ofrecido voluntariamente a realizarlo. Ni el salario ni cualquier otro tipo de compensación ofrecida a un trabajador indican necesariamente que el trabajo no esté siendo realizado de manera forzada o bajo coacción. Por ley, el trabajo debe ser ofrecido libremente y los empleados deben tener libertad para marcharse siguiendo las reglas que se hayan establecido.

Las empresas deben apoyar la erradicación del trabajo infantil

El trabajo infantil es una forma de explotación que constituye una violación de los derechos humanos y es reconocido y definido por organismos internacionales.

Las empresas deben apoyar la abolición de las prácticas de discriminación en el empleo y la ocupación

La definición de discriminación en el empleo y la ocupación es cualquier distinción, exclusión o preferencia que produzca el rechazo o la desigualdad en las oportunidades o en el trato de solicitudes de empleo o de ocupación realizada por razón de raza, color, sexo, religión, opiniones políticas, nacionalidad de origen o extracción social. La discriminación puede basarse también en una discapacidad física o mental.

Las empresas deberán mantener un enfoque preventivo que favorezca el medio ambiente

La prevención consiste en la adopción de medidas, incluso antes de disponer de pruebas científicamente contrastadas, que impidan que un retraso en la aplicación de dichas medidas pueda acabar perjudicando a los recursos naturales o a la sociedad. El elemento clave del enfoque preventivo, desde un punto de vista empresarial, es la idea de prevenir en lugar de curar. En otras palabras, resulta más rentable la adopción de medidas preventivas que garanticen que no se van a causar daños al medio ambiente.

Las empresas deben fomentar las iniciativas que promuevan una mayor responsabilidad ambiental

La Cumbre del Planeta de Río (1992) ha actuado también como una llamada de atención para el sector empresarial. Por vez primera un grupo de accionistas se reunió para debatir las dificultades planteadas por los modelos de industrialización, el crecimiento de la población y los desequilibrios sociales del mundo.

Las empresas deben favorecer el desarrollo y la difusión de las tecnologías respetuosas con el medioambiente

Favorecer el desarrollo y la difusión de la tecnología respetuosa con el medio ambiente constituye un reto a largo plazo para una empresa que repercutirá tanto en las capacidades directivas como investigadoras de la organización. Con el fin de comprometerse con el Pacto Mundial las tecnologías consideradas como respetuosas con el medioambiente son aquellas descritas en el Capítulo 34 de la Agenda 21 como medioambientalmente saludables. La Agenda 21 menciona las tecnologías medioambientalmente saludables como aquellas que protegen el medio ambiente, contaminan menos, utilizan los recursos de una forma sostenible, reciclan más sus vertidos y productos y manejan los residuos de una manera más aceptable que las tecnologías a las cuales sustituyen.

Las empresas deben trabajar contra la corrupción en todas sus formas, incluidas extorsión y soborno

En junio de 2004, durante la Cumbre de Líderes de Global Compact en Nueva York, se anunció que el Pacto Mundial de Naciones Unidas incluiría en adelante un décimo principio contra la corrupción. Esta decisión fue adoptada tras un proceso de consulta a todos los participantes, que expresaron su apoyo para luchar contra la corrupción. Este principio compromete a los firmantes del Pacto Mundial no solamente a evitar el soborno, la extorsión y otras formas de corrupción, sino también a desarrollar políticas y programas concretos que aborden el tema de la corrupción. Se les plantea a las empresas el reto de unirse a los gobiernos, agencias de la ONU y a la sociedad civil por una economía global más transparente.

Como habréis podido observar, cada uno de estos puntos da lugar para un ensayo completo. Los podemos considerar como un marco práctico para desarrollar, implantar y divulgar políticas y prácticas de sostenibilidad corporativa, ofreciendo a los que se adhieren una amplia gama de recursos y herramientas de gestión para ayudarles a implementar modelos de negocio sostenibles y, por qué no decirlo, rentables.

En colaboración con Ecointeligencia.

Autor: Ricardo Estévez es fundador de Ecointeligencia. 

Imagen: REUTERS/Marcelo del Pozo

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