Chile y Colombia: Líderes mundiales en iniciativas empresariales

Fernando Fischmann una vez tuvo sueño que muchos expertos internacionales consideraron “prácticamente imposible”: construir un complejo vacacional en torno a una laguna artificial. Hoy, 15 años más tarde, Fischmann tiene el Récord Guinness por la piscina más grande del mundo, y su sueño es un negocio mundial con tecnología patentada que ha desarrollado más de 300 proyectos en 60 países. ¿Dónde está esa laguna? ¿En Dubai, Las Vegas, Shangai? No: está en un pequeño pueblo costal cerca de Santiago de Chile.

Y Fischmann no está solo ahí. De acuerdo con nuevas investigaciones del Foro Económico Mundial en colaboración con el Global Entrepreneurship Monitor y Endeavor, Chile sobresale entre un grupo de 44 países por haber evitado una trampa común en el impacto de las iniciativas empresariales. La historia es esta: en las economías informales y menos competitivas, relativamente se abren más negocios, pero los emprendedores casi nunca son innovadores ni crean muchos empleos. Conforme las economías se vuelven más competitivas, menos emprendedores abren negocios, pero los que lo hacen son con más frecuencia innovadores o ambiciosos respecto a la creación de empleo. En ambos casos, los países en cuestión tienen buenas características, pero les faltan otras para lograr todo su potencial emprendedor.

Chile y Colombia se destacan por ser los únicos países que se han escapado de esta trampa y que se han vuelto emprendedores “todoterreno”: dado el tamaño de sus economías, tienen altos niveles de nuevas empresas lanzadas por emprendedores de alto impacto que frecuentemente innovan y esperan crear un gran número de empleos. Fischmann es sólo la punta del iceberg en uno de los ecosistemas emprendedores más dinámicos del mundo, donde Chile, y específicamente Santiago, se está volviendo un nexo para las iniciativas empresariales.

¿Cómo llegó Chile a donde está hoy? Dada la larga historia de industrias extractivas, las empresas locales a menudo eran de poco valor añadido. Esto cambió radicalmente durante la década pasada, cuando Chile lanzó una serie de iniciativas público-privadas. El mejor conocido es Start-Up Chile, el cual pretende crear una de las más grandes comunidades de start-ups del mundo (y que Beyondbrics notó con interés). Emprendedores selectos de todo el mundo reciben una visa y 40,000 dólares en capital semilla del gobierno. En sólo cuatro años, más de 1,000 emprendedores han atendido el llamado. Fundamentalmente, el gobierno espera que los participantes colaboren en eventos que promocionan la concienciación empresarial en comunidades locales. El objetivo no es sólo atraer el mejor talento emprendedor mundial, sino también aprovechar dicho talento para efectuar un cambio en la cultura empresarial chilena para que se vuelva más emprendedora, orientada al crecimiento e impulsada por la innovación, un ingrediente clave en los ecosistemas emprendedores prósperos.

Pero el gobierno también ha hecho cambios estructurales que son menos conocidos. Una plataforma nacional en línea les permite a los emprendedores iniciar un nuevo negocio en cuestión de un día sin costo alguno. Una “ley re-emprendedora” hace los procesos de bancarrota sencillos y de bajo costo. Esos ajustes ayudan con los retos cotidianos de las iniciativas empresariales, más allá de la publicidad.

No obstante, simplemente copiar el ejemplo de Chile sería ignorar su lección. Para ver por qué, consideremos el éxito de Colombia: el segundo “todoterreno” del estudio. Colombia se enfrenta a desafíos muy diferentes a los de Chile, que incluyen altos niveles de desigualdad y riesgos de inestabilidad política. Mientras Chile se ha concentrado en el desafío de cambiar sus normas culturales, Colombia se ha enfocado en desarrollar un fuerte marco institucional para aumentar la cantidad y la ambición de sus empresas.

En la década de 1990, el gobierno reexaminó el método fundamental en que abordaba la iniciativa empresarial. Pasó de una política de protección industrial al apoyo a pequeñas y medianas empresas. Fue entonces que se acuñó el término “política de desarrollo empresarial”. Desde entonces, Sergio Zuluaga, ex director de la iniciativa empresarial e innovación del ministerio de comercio, industria y turismo ha descrito el método del gobierno como “intenta rápido, aprende rápido y embárrala barato”.

Junto a numerosas iniciativas para reducir las barreras normativas e incrementar el capital disponible para las empresas, dos legislaciones son distintivas en el método colombiano. Un marco legal de 2006 galvaniza la iniciativa empresarial en todas las industrias por medio de una red nacional y regional de desarrollo empresarial. En 2009 le siguió la creación de una iniciativa nacional para la ciencia, tecnología e innovación, la cual se enfocó en apoyar a emprendedores de alta tecnología y de alto impacto.

Juan Andrés Fontaine, ex ministro chileno de economía, argumentó que “en vez de cambiar el mundo a través de una revolución, podemos cambiar el mundo a través de la innovación”. Esta idea aplica a las economías, pero igualmente a los gobiernos, que pueden hacer mucho al innovar sus propios métodos y procesos.

Las rutas hacia las prósperas economías emprendedoras son muchas. Los imitadores de los modelos de Chile o Colombia o del conocido modelo de Silicon Valley podrían por lo tanto quedar desilusionados. Pero los gobiernos que le ponen atención al balance de tres ingredientes –el número de emprendedores, su capacidad para innovar y su ambición de crecimiento– y que los atienden, tienen mejores posibilidades de ser exitosos. El estudio demuestra el impacto positivo del reciente enfoque de la política de Europa en la innovación, pero igualmente indica una falta de iniciativas empresariales y ambición en muchos países; y, podría decirse, eso debería ser lo siguiente en la lista de pendientes de los legisladores.

La lección de los “todoterreno” es que el contexto lo es todo y cada política exitosa tiene su propia historia, la cual refleja, como diría Fischmann, la historia de la iniciativa empresarial.

Pulse aquí para consultar el informe completo en el cual se basa este blog, Cómo aprovechar la ambición empresarial y la innovación: una perspectiva global acerca de la iniciativa empresarial.

Autores: Michael Drexler es director en jefe y director de industrias de la inversión en el Foro Económico Mundial. José Ernesto Amorós Espinosa es el coordinador e investigador principal del Global Entrepreneurship Monitor Chile, con sede en Santiago, Chile.

Imagen: Un empresario sube por una escalera eléctrica en un distrito bancario en el centro de Tokio. Noviembre 27, 2014. REUTERS/Thomas Peter 

 

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