¿Cómo puede India hacer frente a la plaga de sexismo?

El valor y la visibilidad son las dos cosas que las mujeres deben tener cuando hablamos de equidad de género, derechos de las mujeres y potenciación. El primer objetivo deben ser las mujeres más pobres en todos los países que por lo general quedan fuera del circuito del desarrollo. Yo he presenciado esto muy a menudo en la India, mi país natal. Las mujeres ahí necesitan educación, capacitación, políticas y leyes que garanticen un trato justo e igual, las cuales son las principales –y quizá las únicas– herramientas para detener la violencia y el prejuicio en su contra.
El motivo principal de la invisibilidad, la vulnerabilidad y la dependencia de las mujeres es que, en muchas sociedades, no se les considera dignas de valor económico, dignidad ni derechos iguales. Esta es parte de nuestras sesgadas normas sociales y culturales. Así que lograr que más mujeres ingresen a la fuerza laboral es, desde mi punto de vista, uno de los pasos vitales hacia su potenciación. No hay motivo por el cual las condiciones no puedan ser conducentes para que un mayor número de mujeres ingresen a la fuerza laboral.
Soy profundamente consciente de la disparidad de género en mi propio país cuando se trata de la participación económica de las mujeres. Factores como la seguridad de condiciones laborales, seguridad social básica, desincentivos existentes que incluyen la discriminación, actitudes culturales, políticas fiscales y, quizá lo más importante, responsabilidades familiares enfrentadas, presentan grandes obstáculos.
Pero todo esto puede superarse. Si las mujeres tienen que conciliar tanto el trabajo y el hogar, entonces tenemos que tomar en cuenta la flexibilidad de los horarios. El horario flexible, el trabajo desde casa y la guardería en el lugar de trabajo les ofrecen a las mujeres una mayor oportunidad para poder competir en condiciones equitativas. Las mujeres que trabajan, por ejemplo, en centros de llamadas o en los medios de comunicación, deben tener garantías respecto a su seguridad. Las mujeres no quieren concesiones ni caridad: quieren sistemas de apoyo.
En cualquier lugar donde existan marcos legales, los empleadores deben garantizar su cumplimiento. Deben alinear sus políticas con la ley. Y, lo que es más importante, es necesario crear una cultura donde no exista la discriminación y donde se valore la equidad de género en el lugar de trabajo. Las políticas claras y rígidas en contra del acoso sexual contribuirán mucho a elevar la confianza de las mujeres y la fe en su lugar de trabajo.
Pero para poder facultar a las mujeres para que ingresen a la fuerza laboral necesitamos retroceder varios pasos y reflexionar. Debemos conseguir que las jóvenes ingresen a la escuela y permanezcan en ella. La manera de hacer esto es a menudo tan sencillo como tener instalaciones sanitarias en las escuelas. El primer ministro de la India ha comenzado un esfuerzo para construir excusados. Creo que para las jóvenes esto marcará la diferencia entre permanecer en la escuela o abandonarla, sobre todo en países como la India que tiene zonas rurales tan extensas.
A menudo, el resultado de abandonar los estudios en los países en vías de desarrollo es el matrimonio a una temprana edad. En la India también tenemos el problema de los matrimonios infantiles, algo que a mi parecer es un gran factor que socava los derechos de las mujeres. Y existen a pesar de una fuerte legislación en contra. Los países en vías de desarrollo están experimentando un aumento en matrimonios infantiles. Se estima que la cifra llegará a 142 millones entre 2011 y 2020. Y lo que es peor, podría aumentar a 151 millones en la siguiente década. Tenemos que luchar para lograr que se cumpla la ley y prevenga esta grave violación de la autonomía de las mujeres.
El matrimonio infantil constituye un acto de violencia en contra de la niña en cuestión. Esta y otras formas de violencia son gran parte de las vidas de las mujeres. A fin de terminar con esto, creo que el primer paso es entablar un diálogo con los hombres y los jóvenes. Hoy día, una de cada tres mujeres sufre algún tipo de violencia todos los días. En nuestro subcontinente tenemos formas particulares de crueldad en contra de las mujeres en forma de asesinatos por dote matrimonial, feticidio femenino y ataques con ácido. A menos que se pueda convencer a los hombres que esto es absolutamente inaceptable en una sociedad civilizada y que ellos mismos se deshumanizan al ceder a tan horrenda violencia, no podemos esperar que las cosas mejoren.
También debemos asegurarnos de la certeza y severidad de los castigos para mandar un mensaje que nadie puede violar la dignidad y los derechos de una mujer y salirse con la suya. La acción debe seguir una vez que las leyes se hayan implementado. Debemos responsabilizar a nuestros gobiernos por nuestras mujeres; no podemos darnos por vencidos. Debemos seguir presionándolos.
A fin de que las mujeres puedan tener una oportunidad justa de realizar su pleno potencial en cualquier campo que ellas elijan, debemos proporcionarles estructuras de apoyo. Estas incluyen servicios como electricidad, saneamiento, agua potable, carreteras, acceso al financiamiento y protección en contra de la violencia. Y los hombres deben convencerse de que, al menos en su propio interés iluminado, la potenciación de las mujeres crea una situación benéfica para todos, tanto en términos económicos como sociales. Los países nórdicos han comprendido esto y, con políticas progresivas, su récord respecto a la potenciación de las mujeres es ejemplar. Ellos tienen las mejores prácticas que otros países deberían adoptar.
Ya que yo misma soy parte de los medios de comunicación, me doy cuenta de la importancia de exponer no sólo las vidas de las mujeres que han encontrando la potenciación, sino también las historias de los hombres que han dejado claro que no tolerarán la discriminación ni la violencia en base al género. No quiero decir que el cambio vaya a llegar de la noche a la mañana a la India ni al resto del mundo, pero soy optimista que nos estamos aproximando al cambio, aunque está ocurriendo muy despacio para poder relajarnos.
Autora: Shobhana Bhartia es presidenta y directora editorial de HT Media, India
Imagen: REUTERS/Punit Paranjpe
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