El futuro de los grandes datos ya está aquí

La invención de Internet introdujo al mundo el intercambio de información. El correo electrónico, los boletines de anuncios, las listas de distribución, el FTP y otros protocolos de Internet añadieron el poder de la seguridad en el intercambio de información. El navegador de Internet inventado por Marc Andreessen les permitió a las personas de todo el mundo transmitir y compartir textos e imágenes.

No tuvo que pasar mucho tiempo para que una invención inocua conocida como “cookie” construyera el modelo de negocios. La cookie permitió que otros pudieran ver el comportamiento del usuario, lo cual creó una colosal máquina de ingresos por publicidad en Internet. Las compañías comenzaron a surgir, desde los pioneros como AOL y Yahoo, a los actuales mastodontes Google y Facebook.

La comercialización de GPS significó que las compañías sabían qué estaba haciendo el usuario y dónde se encontraba. Al monitorear su comportamiento, podrían saber más acerca de sus intereses. La cookie simple, junto con el GPS, se volvieron el cimiento de la recopilación de datos, almacenamiento y analítica que ahora se está transformando en conceptos como la nube y los grandes datos.

Hace tres años, los dispositivos de computación más modernos eran los teléfonos inteligentes y su prima, la tableta. Su auge marcó el descenso de las computadoras personales y computadoras portátiles. En la actualidad, la noción de la computadora ya no está limitada a una pantalla, un teclado y un ratón.

La computadora de mañana es una pulsera, un “auricular inteligente”, un refrigerador, un automóvil e incluso un casco de motocicleta. Todo esto producirá y será alimentado por un flujo da datos sin fin.

Por ejemplo, los auriculares inteligentes sabrán cuál es la música favorita del usuario, así como sus películas y sitios internet preferidos. Sabrán dónde se encuentra y a qué velocidad va. Y quizá lo más intrigante es que el auricular inteligente sabrá su frecuencia de pulso, su concentración de oxígeno en la sangre, la temperatura de su cuerpo y las condiciones ambientales, la humedad e incluso su dilatación de  pupila. Todo esto además de las tecnologías actuales que permiten saber cuánto tiempo se ha hablado con alguien, a quién le ha enviado mensajes instantáneos o qué ha publicado en Facebook.

Por supuesto, como consumidores nosotros no tenemos la obligación de compartir esta información. No obstante, cada vez más las personas eligen almacenar su información en la nube y proporcionar análisis a cambio de un latte gratis de su café favorito.

Esta atrevida y a veces aterradora visión del mundo de los datos grandes es cada vez más real. El deseo de las personas de alcanzar afinidad, de obtener cosas gratis, ofertas y descuentos ya está impulsando la explosión global de datos. A pesar de inquietudes legítimas respecto a la privacidad, son los consumidores mismos los que siguen impulsando la creación voluntaria (y a veces involuntaria), del almacenamiento y análisis de sus datos.

¿Qué significa todo esto? 

Imagínese que está conectado a una máquina de electrocardiograma en el consultorio de su médico por 24 horas. En la actualidad usted tiene acceso a toda esa información con el simple uso de una pulsera inteligente. La pulsera incluso podrá ponerlo al tanto acerca de sus patrones de sueño y respiración. Los sensores sabrán cuánto camina y qué tan rápido o despacio lo hace. Todos estos datos se pueden analizar e interpretar, no sólo para diagnosticar su salud, sino también para sugerirle qué marca de calzado deportivo comprar. Ahora las carreras a pie pueden ser virtuales y sincronizadas a precisión para que pueda competir con sus amigos en Mumbai, Manila y Tiajín, mientras usted se encuentra en Singapur.

En el campo automotriz ha habido mucho entusiasmo en torno al automóvil sin conductor. Pero incluso más emocionante ha sido la aparición de sistemas de vehículos inteligentes y plataformas de computación grid para los automóviles existentes. Así como el cuerpo humano tiene cerebro, el automóvil tiene una unidad electrónica de control que es un dispositivo que monitorea sus componentes y telemetría.

Combinados con el teléfono móvil o tableta y la ubiquidad de las redes 4G y LTE, los vehículos se pueden comunicar con otros vehículos, lo cual hace posible un sistema masivo y dinámico que puede manejar no sólo los flujos de tráfico, sino que también habilita la conducción predictiva, el estacionarse adecuadamente en paralelo y la implementación de estacionamiento automático. Los datos producidos por tan sólo el 10% de todos los automóviles y motocicletas del mundo representarían un mayor avance en la tecnología automotriz que el motor de combustión.

Como siempre ocurre con la tecnología revolucionaria, conforme se hace más ampliamente disponible, nacen nuevas industrias. Pero muchas fracasarán si no saben aprovechar la ventaja del boom de los grandes datos. De muchas maneras, el futuro ya está con nosotros.

Autor: Yobie Benjamin, cofundador/director de operaciones de Avegant, un  Pionero Tecnológico de 2015 del Foro Económico Mundial

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Imagen: REUTERS/Thomas Peter 

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