Proteger a todos los escolares de Nigeria – #BringBackOurGirls

El secuestro de más de 200 niñas en el norte de Nigeria es más que indignante. Por desgracia, es tan solo la batalla más reciente de una guerra salvaje que se está librando contra el derecho fundamental de todos los niños a la educación. Se trata de una guerra global, como demuestran los demás sucesos horriblemente similares que tienen lugar en Pakistán, Afganistán y Somalia.
Según un informe de la organización Education Under Attack (Educación amenazada) en los últimos cuatro años ha habido en todo el mundo 10.000 ataques violentos en escuelas y universidades. Los casos son tan abundantes como desgarradores, desde los 29 escolares asesinados presuntamente por militantes de Boko Haram en el estado nigeriano de Yobe a principios de este año, hasta los escolares somalíes convertidos a la fuerza en soldados, o los niños musulmanes atacados por nacionalistas en Birmania y las niñas de Afganistán y Pakistán que han sufrido ataques con bombas incendiarias, o les han disparado o han sido envenenadas por los talibanes por atreverse a pedir educación.
Y no son ejemplos aislados de niños atrapados entre dos fuegos; eso es lo que ocurre cuando las aulas se convierten en el blanco de ataques terroristas. En al menos 30 países, se trata de un modelo concertado de ataques de grupos armados, y los más afectados son Afganistán, Colombia, Pakistán, Somalia, Sudán y Siria.
Estos ataques revelan con absoluta claridad que proporcionar educación no tiene que ver solo con pizarras, libros y asignaturas. Las escuelas de todo el planeta, desde América del Norte hasta el norte de Nigeria, necesitan planes de seguridad para garantizar la protección de sus alumnos e inspirar confianza a los padres y a sus comunidades.
En el Foro Económico Mundial de Abuja, junto con otros miembros del ámbito de los negocios y de la sociedad civil, he puesto en marcha un programa para garantizar la seguridad personal de los niños en aquellas zonas donde las amenazas contra ellos sean reales e inmediatas. La Safe Schools Initiative (Iniciativa Escuelas Seguras) combinará planes escolares y cívicos con medidas especiales para proteger a los niños que asisten a unas 5,000 escuelas e institutos públicos en las zonas más vulnerables.
En cada una de las escuelas, se tomarán medidas como el refuerzo de la infraestructura de seguridad, la capacidad de prevención y reacción, la formación del personal, y asesoramiento para los alumnos y los miembros de la comunidad. En el ámbito de la ciudadanía, se formarán comités de educación en los que participarán padres, maestros y voluntarios, así como unidades de defensa especiales de maestro-alumno-padres para poder responder con celeridad a las amenazas.
La experiencia de otros países que sufren amenazas similares ha demostrado que es esencial comprometer formalmente a los líderes religiosos en la promoción y la protección de la enseñanza. En Afganistán, en colaboración con las shuras locales y los comités de protección, algunos imames respetados a veces utilizan los discursos del viernes para mejorar la sensibilización respecto a la importancia de la educación en el islam. En Peshawar, Pakistán, los líderes musulmanes más prominentes hablaron de la importancia de la educación y de que los niños debían volver a la escuela en un programa apoyado por UNICEF. En Somalia, los líderes religiosos han hablado desde la radio pública en zonas controladas por el gobierno y han visitado escuelas para hablar en contra del alistamiento de niños.
En países como Nepal y Filipinas, las negociaciones dirigidas por la ciudadanía han ayudado a mejorar la seguridad y alejar la política del aula. En algunos lugares, diversos grupos políticos y étnicos se han agrupado y han acordado la creación de “zonas con escuelas seguras”. Han escrito y firmado códigos de conducta donde se establece lo que se permite y lo que está prohibido en el recinto escolar, para poner freno a la violencia, al cierre de escuelas y a la politización de la educación. En general, las partes signatarias han mantenido sus compromisos, y estos esfuerzos han ayudado a las comunidades a mantener abiertas las escuelas, mejorando la protección de los niños y la forma de gestionar los centros.
Millones de niños siguen sin poder ir a la escuela en todo el planeta. No se trata tan solo de una crisis moral, es una oportunidad económica desaprovechada. En África, es especialmente importante dado que la economía del continente está dejando de ser una economía de recursos para convertirse en una industria cada vez más impulsada por el conocimiento. Es evidente que proporcionar un entorno seguro para el aprendizaje es un primer paso, fundamental y urgente, para resolver la crisis mundial de la educación.
Autor: Gordon Brown, enviado especial de las Naciones Unidas para la Educación
Imagen: Reuters
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