Latinoamérica debe actuar ahora mismo sobre el empleo juvenil
El año pasado conocí a Sonja en El Salvador, una mujer joven de 17 años. Ella acababa de ser madre. Como mujer joven desempleada, pensó que era lo mejor que podía hacer. Pero como ocurre en muchos de estos casos, su novio no podía pagar las facturas y la abandonó. La juventud es una época que debería estar llena de promesa y esperanza para el futuro. Para Sonja y muchos otros en la región, la realidad es diferente.
Hay cerca de 108 millones de jóvenes de entre 15 y 24 años de edad en Latinoamérica y el Caribe. De acuerdo a un nuevo informe de la Organización Internacional del Trabajo, el crecimiento económico en la región no ha sido lo suficientemente fuerte para mejorar las perspectivas de los jóvenes atrapados por la falta de empleo.
De todas las personas desempleadas en la región, el 40% son jóvenes. El desempleo es más alto entre las mujeres jóvenes y los miembros más pobres de la población. Muchos de los que trabajan se encuentran en puestos con ingresos de menos de 1 dólar al día, y hay pocas oportunidades de progreso. Por último, uno de cada cinco jóvenes ni siquiera buscan trabajo porque están desanimados y se han dado por vencidos. ¿Entonces qué pueden hacer?
Los hombres jóvenes pueden unirse a una pandilla; las mujeres jóvenes se pueden quedar embarazadas y unirse a la legión de madres solteras adolescentes – o terminar gastando su tiempo en tareas del hogar en lugar de buscar trabajo.
Las implicaciones para las generaciones actuales y futuras de los jóvenes son dramáticas. Los observadores sugieren que si no se revierten las tendencias, existe el peligro de crear una “generación perdida”. Esto tiene enormes consecuencias para la sociedad, como la reducción de los niveles de seguridad y el aumento de los conflictos, lo que a cambio creará un contexto económico, social y político desequilibrado. Las noticias de Venezuela dominan las portadas y se necesita poco para imaginar lo que podría pasar si Latinoamérica fuera a seguir el curso de Oriente Medio.
Plan cree que cada joven tiene el derecho a desarrollar su potencial y recibir apoyo para su transición a un trabajo que les proporcione dignidad, seguridad y una salida de la pobreza. Con esto en mente, Plan El Salvador desarrolló un programa de Fortalecimiento Económico para la Juventud (YEE, por sus siglas en inglés) dirigido a los jóvenes desamparados, especialmente las niñas. Está presente en comunidades rurales y funciona en colaboración con los gobiernos nacionales y locales. Ofrece habilidades para la vida y evaluación pre-empleo, junto a formación y búsqueda laboral.
Plan trabaja con el sector corporativo para asegurar que la formación vocacional esté unida a la demanda del mercado. Para apoyar a los jóvenes más emprendedores, una organización local proporciona formación de negocios y apoyo para el desarrollo de la empresa e instituciones financieras locales ofrecen acceso a servicios financieros. Y por último, hacemos seguimiento, con jóvenes y empresas, para asegurar que los jóvenes permanezcan en sus puestos de trabajo y que nuestras intervenciones mejoren continuamente.
Mientras el proyecto de El Salvador está generando resultados prometedores, sigue habiendo problemas. Se necesitan soluciones innovadoras para romper el ciclo de desempleo y pobreza juvenil. El problema es demasiado grande y complejo para cualquier organización. Es por esto que Plan ha comenzado a explorar cómo juntar una variedad de actores de los gobiernos, el sector privado y la sociedad civil para determinar lo que puede funcionar y qué soluciones pueden llegar a tal fin.
Como todos sabemos, solos vamos más rápido pero juntos llegamos más lejos.
Mientras tanto, Plan está alentando a los gobiernos a asumir compromisos a nivel nacional para:
- Hacer accesible la educación de calidad para todos y asegurar que las competencias básicas y habilidades para la vida estén incluidas
- Garantizar que la formación de trabajo vocacional apoyada por el estado esté unida al sector privado y basada en la demanda del mercado laboral, ya que esto mejora la inserción laboral.
- Crear un entorno propicio para el desarrollo empresarial y la promoción de iniciativas empresariales que generen empleo para los jóvenes – en particular, las mujeres jóvenes.
- Escuchar a los jóvenes; fortalecer los mecanismos de diálogo social para garantizar que participen en las decisiones que afectan a sus vidas.
No podemos fallar a Sonja y sus amigos, la generación actual de jóvenes en Latinoamérica. Las agencias gubernamentales, empresas del sector privado y organizaciones de la sociedad civil como Plan International pueden y deben trabajar juntas para encontrar nuevas soluciones y aprovechar la creatividad e innovación de la generación más joven.
Autor: Tjipke Bergsma, director general adjunto de Plan International
Imagen: REUTERS/Juan Carlos Ulate
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