Raro, inteligente e impaciente: ¿eres un emprendedor?

Nancy Lublin
Investor, Advisor, Primiga

En algún momento, muchos niños de los Estados Unidos descubren que China está ubicada en el lado opuesto del mundo. Se imaginan que pueden hacer un túnel y llegar a China. De hecho, yo comencé a hacerlo. El hoyo era tan grande que mis papás tuvieron que llamar a un jardinero para que fuera a arreglarlo.

En noveno grado nos pidieron que escribiéramos un ensayo sobre un líder mundial que admiráramos. Mis compañeros escribieron sobre John F. Kennedy, Churchill y Gandhi. Yo escribí sobre Atila, el rey de los hunos. Para cuando tenía 20 años de edad, ya había creado un puesto de limonada, un club de congelamiento nuclear, un equipo de squash, una sociedad secreta y muchas otras creaciones raras.

En ese entonces nadie sabia deletrear la palabra “entrepreneur”, mucho menos reconocer que yo era una emprendedora. En lugar de eso, mis papás se preocupaban porque creían que yo nunca iba a poder mantener un trabajo “normal” ni conseguir esposo. Yo tenía amigos, pero nunca me acoplaba con ningún grupo. Además, muchos maestros y entrenadores se quedaban un poco frustrados con la muchacha que parecía ser inteligente, pero que no era tan buena para seguir instrucciones o enfocarse en una sola cosa.

Hoy ser emprendedor está muy de moda. Todo mundo quiere trabajar “por su propia cuenta”, ¿verdad? Yo soy un tipo de emprendedora a la que a menudo se conoce como emprendedora “serial”, lo cual me hace sentir como si perteneciera a un club VIP, pero lo que en realidad significa es que mis periodos de concentración son cortos. Yo inicié el programa Dress for Success, y después dosomething.org y ahora Crisis Text Line, pero también muchas otras empresas nuevas, conferencias y proyectos sin fines de lucro de los que nunca nadie ha escuchado nada. Algunos de ellos han tenido éxito; algunos fueron proyectos apasionantes por algunos días o semanas. Es como un torrente de juegos pirotécnicos en mi cabeza: cada uno es ruidoso y emocionante y mejor que el anterior.

Parece que estoy presumiendo, ¿no? Pero, francamente, es un tanto doloroso. De hecho envidio a esas muchachas que escribían ensayos predecibles en la escuela, que están contentas con las opciones que se les presentan y que tienen las respuestas correctas (o que tienen la habilidad de permanecer calladas). Entre los veinte y los treinta años pasé mucho tiempo tratando de sentirme cómoda conmigo misma. Esta es la persona que soy. Yo no planeé ser así: así nací. Y es muy poco probable que vaya a cambiar, así que más vale que valores esa persona que eres porque tú y ella van a pasar toda la vida juntos.

Hoy día, el emprendimiento es algo que está de moda. De manera rara, esta persona que soy –y que no puedo dejar de ser– es ahora algo que la gente quiere ser. La gente ahora está escogiendo este estilo de vida, a pesar de que yo no estoy segura que yo querría ser una emprendedora si pudiera elegirlo. Existen cursos (incluso carreras completas), diseñados para enseñarte a crear tu propia persona. Todo mundo tiene un guión o un plan de negocios, y Starbucks está lleno de muchachos ambiciosos encorvados sobre sus laptops. Ya hasta mi papá ha dejado de preguntarme cuándo voy a presentar el examen de derecho para poder ejercer y conseguir un trabajo “verdadero”.

Los emprendedores siempre hemos estado aquí, tratando de encontrarnos en silencio, batallando para saber cómo y por qué somos diferentes, y tratando de complacer a nuestras parejas y padres que no logran comprendernos.

¿Qué es lo más importante para nosotros, ser felices, nutrir nuestros instintos o tener éxito? Encontrar otras personas como nosotros. Tengo la fortuna de haberme casado con un emprendedor. Así que, juntos, somos un poco raros. Y mis mejores amigos son también emprendedores. Me da gusto y me siento afortunada de pasar a ser miembro del grupo de emprendedores de la Fundación Schwab. Estoy ansiosa de conocer a otras personas raras, como yo.

Autor: Nancy Lublin, Directora Ejecutiva y Jefa Mayor, DoSomething.org, Estados Unidos

Esto es parte de una serie para el lanzamiento del los ganadores del premio Emprendedores Sociales de la Fundación Schwab del Año 2014

Imagen: REUTERS/Rebecca Cook

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