¿Qué significa la democracia en el siglo XXI?

Los pasados 10 años han visto la expansión más grande de información desde el comienzo de la civilización.  De acuerdo al presidente de Google, Eric Smith, los seres humanos crean cada dos días tanta información como hicimos desde el nacimiento de la humanidad hasta el 2003.  Hoy en día, dos tercios de los seres humanos están conectados a Internet y hay más teléfonos móviles que personas en el planeta.  Al mismo tiempo, la potencia de los ordenadores se duplica cada 18 meses y durante la próxima década tendremos un máquina con la misma capacidad de procesamiento que el cerebro humano.

Nunca hemos experimentado tantos cambios dramáticos que están afectando las relaciones sociales, el transporte, la educación, la economía, el comercio, la privacidad y el conocimiento al mismo tiempo.  Sin embargo, la política se ha mantenido básicamente igual durante los 100 años pasados.  Somos ciudadanos del siglo XXI, intentando comunicarnos con instituciones del siglo XX que están sustentadas por procesos e ideas del siglo XIX.

Vivimos en tiempos revolucionarios. Aunque las inigualdades han existido durante siglos, de repente parece que el mundo entero se ha dado cuenta y está harto de ello.  Una explicación posible puede ser que las instituciones están bajo presión ya que una generación nacida dentro de un mundo en línea las 24 horas del día se convierte en política.  Hoy día, la gente tiene mejor  acceso a herramientas para conectarse y conseguir información, lo que se traduce en más expectativas: para una educación mejor, mejores servicios, mejor salud y sin corrupción.  Nada crece tan rápido como las expectativas, y es por eso que los cambios microscópicos o imperceptibles no son suficientes; necesitamos redefinir las estructuras.  ¿Cómo podemos hablar de democracia cuando la clase política es la clase menos fiable en muchos países?

Ser ciudadano no es un papel pasivo.  Ya no pensamos en las jerarquías; pensamos en redes y esperamos que nuestros gobiernos sean un nodo más dentro de esa red.  Tenemos que dejar de pensar en Internet  como una extensión digital de lo que ya hacemos fuera de línea y comprender que está cambiando fundamentalmente la manera que los grupos, individuos y estados se involucran con la política, la economía, la acción social y la gobernabilidad.

La voz de los ciudadanos

No podremos resolver el concepto de gobierno si no resolvemos el concepto de ciudadanía primero y comprendemos que votar de vez en cuando no puede ser nuestra única interacción con nuestros gobiernos.  Los ciudadanos necesitan darse cuenta que no sólo somos consumidores de los servicios públicos.  Internet ha abierto espacios para iniciativas de base popular para emerger y buscar el fortalecimiento político y social a través de la web.

Un claro ejemplo de esto ocurrió en Monterrey, en el norte de México, en agosto del 2011, cuando miembros del cartel de Los Zetas salieron una tarde para enviar un mensaje al propietario de un casino por no pagar una extorsión.  Llegaron al casino, ordenaron salir a las personas que estaban dentro y provocaron un incendio en la entrada.  Sin embargo, algunas de las salidas de emergencia estaban cerradas, otras nunca se habían construido por la corrupción, y 150 personas quedaron atrapadas dentro.  Este fue el ataque más violento y sangriento de la historia de Monterrey.  Ese mismo día, una red de voluntarios utilizó Twitter para alertar y ayudar a los ciudadanos de Monterrey y su área metropolitana, desde personas desaparecidas a ayuda legal para hacer seguimiento a las investigaciones.

Esta red de voluntarios se convirtió en una institución llamada, “Centro para la Integración Ciudadana” o CIC , la cual integra la conversación existente en Twitter, la verifica, la amplia alertando a otros ciudadanos y finalmente reenvía los informes de ciudadanos validados a las instituciones oficiales correspondientes para que puedan ser resueltos.  Hoy día, hay más de 60.000 informes de ciudadanos validados que han sido resueltos en la región y se han convertido en un pulso, una medida, de Monterrey a tiempo real.

La voz de los geeks

La transparencia no consiste sólo en que se abran los gobiernos sino también en las preguntas de los ciudadanos.  Las instituciones tienes muchos datos, pero tienen poca idea de lo que se puede hacer con ello.  Necesitamos expertos en la materia para articular los problemas de antemano, y científicos de datos para crear historias y descubrir conocimientos ocultos.  Para entender nuestro mundo y tomar mejores decisiones, necesitamos que tenga sentido; necesitamos historias.  Por ejemplo, si queremos hacer frente a los problemas de seguridad en Latinoamérica, sería útil saber que el 77% de todos los homicidios cometidos en la región ocurren en cinco países, y que una de cada dos personas asesinadas en la región son brasileñas o mejicanas. Cuando se crean historias con los datos, se tiene más impacto.

Estamos pasando de desarrollar únicamente aplicaciones a resolver grandes problemas – desde la aplicación que informa de un bache o identifica rutas de transporte público a un compromiso real de la tecnología que crea comunidades, donde los ciudadanos y gobiernos pueden, juntos, afrontar retos como la educación, la seguridad, la salud, los apagones y la gobernabilidad.

Para fomentar esto, el Gobierno Federal de México está preparando el lanzamiento de una política nacional de datos abierta que hará accesible toda la información pública del gobierno en formato abierto.  Los datos estarán disponibles sobre presupuestos, infraestructura, salud, saneamiento, riesgos de desastres naturales, educación, entre otros, en formatos abiertos, en línea y gratis.  No necesita ser perfecto, pero la perfección no es el objetivo.  El objetivo es convertir estos datos en inteligencia procesable, una plataforma para la investigación, el análisis, encontrar correlaciones y causalidades y mejorar la capacidad de decisión en todos los niveles para presentar los problemas que preocupan a la gente dentro de la conciencia pública y el debate nacional.

La voz del gobierno

El gobierno es la mejor manera para ayudar a los ciudadanos a vivir más, y a tener vidas más seguras, ricas y libres.  De acuerdo a Geoff Mulgan, director ejecutivo de National Endowment for Science, Technology and the Arts (NESTA), las cosas más valiosas que puede crear el gobierno democrático son intangibles: la confianza, la felicidad, el conocimiento, las capacidades e instituciones seguras.

Los gobiernos no forman parte del negocio de la innovación; sino del negocio de la estabilidad.  Sin embargo, es importante para los gobiernos aprovechar la tecnología para redefinir la manera en que las instituciones y los ciudadanos se relacionan entre sí.  Para tratar esa necesidad, la oficina del presidente de México ha creado la Coordinación de la Estrategia Digital Nacional, para maximizar el impacto económico y social de la tecnología en la sociedad y poner su atención en la gobernabilidad, salud, educación, seguridad y economía digital.

Dado que los ciclos de la innovación son largos, y los ciclos políticos cortos.  Los gobiernos necesitan aprovechar los proyectos de innovación cívica con un claro objetivo y metodología.  En cada proyecto, cada experimento que llevan a cabo los gobiernos tenemos que entender por qué, donde, qué y cómo lo estamos haciendo, en ese orden.

Finalmente, necesitamos preguntarnos qué acciones funcionaron y se pueden reducir, y cuales no funcionaron y se deben eliminar.  Este no es un proceso lineal; es un ciclo – incluso si eso quiere decir fracasar a veces.

Redefinición de la democracia

El gobierno ha pasado de ser sólo “el solucionador de problemas” de la sociedad y se ha convertido en otro actor en la creación de las condiciones para que florezcan los ”solucionadores de problemas”.  Necesitamos comprender las motivaciones detrás de la voz de los ciudadanos, la voz de los geeks y la voz del gobierno, y alentarlos a trabajar juntos como grupo, con un entendimiento crítico de lo que amplifica la tecnología y lo que la reduce.  Esta es la única manera de conseguir ciudades inteligentes, creando ciudadanos inteligentes y proporcionando plataformas donde los ciudadanos puedan innovar en herramientas y modelos de negocio para solucionar las necesidades diarias y resolver problemas de nuevas maneras.

Nuestra generación está pasando por un cambio drástico de la estructura de la sociedad.  Hoy día, estamos comprendiendo lo que significa la democracia en el siglo XXI mientras creamos nuevas maneras de ejercerlo.  Al final, no es la tecnología la que mueve la sociedad adelante, sino la gente detrás de ella.  Las instituciones no pueden ser impuestas desde arriba, pero más bien, son construidas desde abajo, de una interacción a otra.

Autor: Jorge Soto es director general adjunto de Innovación Ciudadana, la Coordinación de la Estrategia Nacional Digital, oficina del presidente, México.  Es World Economic Forum Technology Pioneer y Global Shaper.

Imagen: REUTERS/Edgard Garrido

 

 

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