La privacidad en un mundo hiperconectado

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En el año 2000, el 25% de la información se almacenaba de manera digital. Hoy es el 98%. Esta tremenda explosión de información plantea nuevas preguntas acerca de la privacidad. ¿Qué incentivos pueden crearse para motivar a las corporaciones a apoyar la rendición de cuentas y la privacidad? ¿Las políticas que rigen la información y la privacidad pueden mantenerse al día con los cambios en la tecnología y la conectividad?

La internet fue desarrollada y diseñada como una plataforma de información unificada y abierta que pudiera conectar a todas las personas en todo en cualquier parte del mundo. No obstante, después de recientes revelaciones acerca de violaciones de privacidad a gran escala, existen inquietudes acerca de posibles acciones de ciertos países para dividir la red mundial en distintas redes nacionales, algo similar a la manera en la que alguna vez los países organizaron sus sistemas telefónicos.

Esta nacionalización –a veces conocida como “la balcanización de internet”– es un acontecimiento desafortunado al cual tenemos que oponernos. Con la tendencia hacia la balcanización de internet por un lado y la exigencia de los usuarios de mayor privacidad y control por otro lado, ha llegado la hora de desarrollar nuevas normas de privacidad digital.

Las políticas actuales no fueron diseñadas para regular ni proteger una cantidad vasta de información, lo cual incluye cierta información sensible que circula en internet. Así que es natural que el sistema haya perdido su equilibrio. Las políticas y los principios del manejo de la privacidad de la información tienen por lo menos diez o veinte años de retraso con respecto a los avances tecnológicos. En ocasiones, vastas cantidades de información acerca de ciudadanos se maneja sin su consentimiento ni permiso. Como resultado, buena parte de la ciudadanía ahora exige nuevas normas de privacidad para poder estar al tanto de qué tipo de información se recaba sobre ella. El desarrollo de las nuevas normas de privacidad debe involucrar a un gran número de actores tanto de los sectores público y privado como de la comunidad de usuarios.

Para ofrecer un ejemplo de una red de privacidad digital en evolución, la Unión Europea cuenta con algunos de los derechos de privacidad más estrictos para su ciudadanía, tal como se refleja en las constituciones de los estados miembros (por ejemplo, Finlandia) y en la directiva de protección de información. Esta directiva se desarrolló en 1995, cuando menos del 1% de los europeos usaba internet. Ahora está bajo revisión para que pueda reflejar los estándares de privacidad en línea de las economías hiperconectadas.

Viviane Reding, vice-presidenta de la Comisión Europea, declaró que la protección de información personal es un “derecho fundamental de todos los europeos”. No obstante, la ciudadanía no siempre cree que tenga su información personal bajo control. La nueva directiva les proporcionará a los usuarios un acceso más fácil a su información además del derecho de borrar sus datos personales de internet. En Estados Unidos, la Ley sobre la Transparencia de Información (Freedom of Information Act) exige que las agencias gubernamentales proporcionen ciertos registros a petición de los ciudadanos.

La rendición de cuentas es un incentivo poderoso para asegurar la privacidad. Si los ciudadanos y ciudadanas del mundo entero tuvieran el derecho a exigir que las compañías les proporcionaran información, quizá las compañías optarían por no recabar ni almacenar la cantidad de información que ahora recaban y almacenan. Además, las compañías deberían tener una responsabilidad legal y económica de proteger la información privada. Algunas investigaciones muestran que sólo la mitad de la información recabada de manera digital está segura. Con frecuencia, ni siquiera los datos sensibles están encriptados. Dicho de otra forma, las compañías también deberían darse cuenta de que su reputación depende de la medidas que tomen para asegurar la información. Por su parte, los ciudadanos y ciudadanas deben tener cierto control sobre qué tipo de información desean compartir.

El debate actual acerca de la privacidad y las declaraciones de los gobiernos indican una necesidad de replantear el statu quo. El Estado se está volviendo menos poderoso al mismo tiempo que la ciudadanía tiene más oportunidades de expresar sus opiniones e influenciar la política, ya sea por medio de Twitter, Weibo o por redes de activistas en línea.

Encontrar el equilibrio entre la seguridad del mundo en línea con los intereses y privacidad de todas las personas involucradas será uno de los grandes retos intelectuales, económicos, sociales, diplomáticos y tecnológicos que tendremos que enfrentar en las siguientes décadas. Conforme la tecnología progresa, introducir incentivos económicos e inteligentes para mantener el equilibrio será el primer paso importante hacia la solución de este reto.

Autor: Rod Beckstrom es el consejero en jefe de seguridad de Samsung Electronics.

Imagen: REUTERS/Jim Urquhart 

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