El legado incierto de la Primavera Árabe

En el mundo Árabe está ocurriendo una batalla de ideas que está polarizando una región cuyo pronóstico ya de por sí es incierto.

Hace un año, la trayectoria de los países post Primavera Árabe parecía clara. El mundo pensó que la transición política en países como Egipto, Túnez y Libia daría lugar a una sociedad más abierta, democrática y pluralista, al igual que a un estímulo en la creación de empleos y el crecimiento económico. A corto plazo, el camino habrá parecido rocoso, pero el destino se podía divisar.

En vista de los sucesos que han ocurrido desde entonces, muchos se han empezado a cuestionar estas conjeturas. El pronóstico a través del Medio Oriente y África del Norte se ha vuelto más complejo. Actualmente existe un consenso creciente de que la región se encuentra de frente a tiempos inciertos, en cuyas raíces existe una polarización social y política.

El informe Perspectivas de la Agenda Global 2014 valida este punto de vista, señalando que alrededor del mundo los expertos entienden que las tensiones sociales en el Medio Oriente y África del Norte son el reto más grande al cual se enfrenta el mundo en el 2014. Sin embargo, la data también nos permite enfocarnos en la región: en el pasado, la divergencia en el mundo árabe predominaba en el frente económico, pero han surgido otros factores influyentes desde la Primavera Árabe. 45% de los encuestados dicen que el mayor reto al que se enfrentan es la inestabilidad política, y sólo un 27% apuntan al desempleo en la región.

En este contexto han salido a palestra puntos de vista ideológicos y políticos discrepantes que nos señalan caminos hacia el futuro muy divergentes. Se hacen evidentes tanto las tensiones exacerbadas entre las comunidades, como la carencia relativa de un consenso regional sobre algunos de los asuntos más importantes. El más obvio es la separación entre aquellos que piensan que el Islam debe tener un papel protagónico en la vida política y pública, y aquellos que piensan que la religión y el estado deben permanecer separados.

Se suele asumir que en una sociedad polarizada sólo un lado puede prevalecer. La gente se vuelve menos tolerante y más propensa a demonizarse entre sí, lo cual aumenta tensiones en la calle. Imagínense a vecinos con puntos de vistas violentamente opuestos viviendo unos al lado de los otros en El Cairo, o el reto de reintegrar a antiguos miembros del régimen en una Libia post guerra civil.

Las políticas nacionales carentes de tolerancia, la confianza entre los partidos, y la habilidad de encarrilar la transición son todos motivos por los cuales las tensiones han aumentado. Es importante reconocer que las figuras claves con perspectivas divergentes también juegan un papel importante en la definición de los destinos nacionales.

El mundo Árabe está pasando por un período de tensión en el cual el futuro puede depender tanto de una derrota de todo lo que anhelábamos hace unos años, como de una manifestación de un bien superior. Nuestro nuevo destino permanece incierto, pero no podemos permitir que eso nos desaliente.

Esto es un extracto del informe Perspectivas de la Agenda Global 2014, publicado esta semana.

Autor: Tarik M. Yousef es Director Ejecutivo de Silatech, Qatar, y Vicepresidente del Consejo de la Agenda Global en el Mundo Árabe.

Imagen: Una mujer busca su nombre afuera de una estación de votación durante las elecciones presidenciales en El Cairo el 23 de mayo de 2012. REUTERS/Mohammed Salem