¿Cómo mitigar el impacto de las catástrofes con buena planificación?

En julio de 2023, un informe de la agencia de la ONU responsable de la reducción del riesgo de desastres, UNDRR (Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción de Riesgo de Desastres), subrayaba que los riesgos de los desastres crean numerosos efectos negativos en todo el mundo y están socavando el desarrollo sostenible. ¿Por qué las catástrofes siguen cobrándose un precio tan alto en vidas y medios de subsistencia, tanto en las naciones más grandes del mundo como en sus pequeñas islas, siendo los pobres y vulnerables los más afectados?

¿Nos resignamos a ser espectadores de los desastres y a seguir pagando los costes de una recuperación que a menudo tarda más de lo debido? ¿O podemos actuar unidos para evitar que se produzcan tantas catástrofes como sea posible? Como hemos descrito recientemente en otro lugar, hay pruebas de que los desastres pueden evitarse gracias a estos seis principios/factores: la mentalidad adecuada; la inversión/financiación adecuada; la buena gobernanza; unos buenos datos; la inclusión significativa; y los objetivos significativos. Si se cumplen estos seis factores, el mundo entero saldrá beneficiado.

Minimizamos los riesgos de inundación con una mentalidad adecuada en materia de diseño medioambiental. Minimizamos el impacto de los terremotos mediante una buena gobernanza que haga cumplir los códigos de planificación y construcción. Implementamos buenos planes de acción contra el calor en las ciudades cuando tenemos datos valiosos con los que trabajar. Minimizamos los riesgos de incendios forestales mediante una inclusión significativa de las personas que trabajan juntas para evitarlos. Minimizamos la quema y tala de bosques y otros hábitats cuando nos replanteamos los principios económicos y establecemos objetivos significativos para valorar los ecosistemas naturales y apoyar los medios de vida de las personas. La inversión y la financiación adecuadas son la clave de todo.

Según el UNDRR, solo una pequeña parte de la financiación se destina a la prevención de desastres. ¿Puede cambiar la proporción entre la financiación destinada a acciones de prevención y la financiación destinada a la limpieza posterior al desastre? ¿Podemos cambiar la tendencia humana a esperar a que ocurra algo malo para actuar, por otra que invierta en evitar catástrofes y vincule esas inversiones a beneficios claros? ¿Necesitamos justificar mejor la inversión en prevención de desastres, centrándonos en la repercusión de estas inversiones, en lugar de pedir financiación?

Tenemos que utilizar pruebas que demuestren beneficios sociales, medioambientales y económicos significativos a los responsables de la toma de decisiones y a los inversores. Si no podemos articularlos, no deberíamos pedir inversiones ni fondos. Los beneficios que definamos deben acordarse a través de un enfoque participativo e integrador; la buena gobernanza es fundamental para lograr objetivos significativos por los que trabajar. Los proyectos deben estar conectados entre sí, no aislados.

Para evitar desastres, la inversión y financiación basadas en hechos y en la ciencia requieren buenos datos procedentes de fuentes fiables y de confianza. Se dispone de datos de calidad, pero no siempre se comparten por miedo a que los intereses comerciales se vean comprometidos. Tenemos que encontrar la manera de compartir los datos abiertamente respetando los intereses comerciales.

La recopilación de datos incluye revisar el pasado: debemos analizar por qué han ocurrido desastres anteriores y estudiar escenarios alternativos de cómo podrían haber ocurrido, así como comprender la "parte oculta de la historia", es decir, los cuasi accidentes de los que afortunadamente hemos escapado.

Al disponer de buenos datos, podemos colaborar con todas las partes interesadas -comunidades, empresas, organizaciones de la sociedad civil, ONGs y otros- para acordar soluciones y objetivos que puedan aportar beneficios significativos, con una buena gobernanza y una supervisión que obligue a las personas a rendir cuentas sobre los objetivos acordados.

Si demostramos que invertir en prevención de desastres tiene ventajas convincentes, entonces, ¿quién es el más indicado para hacer las inversiones necesarias? Por supuesto, la financiación del desarrollo es importante. También podría serlo la financiación del sector privado. El capital y la liquidez de los mercados financieros mundiales están en gran medida desaprovechados en materia de prevención de catástrofes. UNDRR convoca una Junta Asesora de Inversores, formada por inversores influyentes que se han comprometido a ayudar al mercado de capitales a apoyar la resiliencia ante los desastres. Pero, ¿se puede hacer más?

Un nuevo pensamiento económico y de inversión podría generar beneficios sociales, medioambientales y económicos para las organizaciones del sector privado que inviertan en este tipo de iniciativas. Con la mentalidad adecuada, la rentabilidad a corto plazo y la minimización de costes pueden alinearse con una sostenibilidad social y económica que genere rendimientos de inversión justos.

La política económica orientada al futuro puede ayudar. Un ejemplo de herramientas a tener en cuenta son los tipos de descuento negativos. Aplicar un tipo de descuento negativo a un pasivo futuro significa que es mucho más barato evitar el coste ahora, por ejemplo, evitando un desastre, que dejar que aparezca en el futuro, por ejemplo, a raíz de un desastre. Se puede considerar como el reverso de los tipos de interés. Los tipos de descuento negativos pueden, en situaciones en las que se considere apropiado, demostrar el valor de las inversiones en prevención de catástrofes hoy para ayudar a la sociedad en el futuro.

Las nuevas ideas sobre el comercio también tienen un papel que desempeñar. Podemos detener la quema de bosques y tierras si cambiamos la economía del valor de la tierra y encontramos mejores soluciones para los medios de subsistencia y la agricultura. Si la tierra vulnerable puede valorarse por los beneficios que proporciona en su forma inalterada, las comunidades locales obtendrían recompensas significativas. Lo mismo cabe decir de la protección de los océanos.

La industria de seguros tiene un papel que desempeñar para evitar los desastres. En lugar de pedirles que paguen la limpieza cada vez, debemos cambiar el enfoque. Encontrando soluciones que fomenten la acción preventiva, pueden reducirse los costes de los siniestros y los gastos de los seguros.

Nuestra investigación sobre cómo evitar los desastres demuestra que el éxito llega cuando un amplio sector de la población comparte una mentalidad común para encontrar una solución. Unos sólidos principios económicos y de inversión pueden respaldar esta postura progresista, en la que todos nos preocupamos por todos, y así estaremos en mejores condiciones de evitar catástrofes y poner fin al sufrimiento.

Ana Prados y Verónica Moreno Iglesias son coautoras de la versión original de este artículo en inglés, además de haber participado en su traducción al español.